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Miércoles, 18 de mayo 2022, 14:13
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La Escuela Profesional de Mérida Barraeca entra en la última fase. Doce meses de formación para tres líneas: arqueología, información turística y cuidadores. La principal novedad de este año es que tras la escuela los mejores expedientes tienen ahora un contrato de seis meses en empresas de la ciudad. Entre el 65 y el 70% se benefician de esta prolongación.
Un millón de euros ha puesto la Junta de Extremadura para formar a 45 desempleados, quince en cada línea. Empezaron el 1 de julio del año pasado y terminan el 30 de junio. En breve estarán trabajando por seis meses algunos de ellos. No son alumnos en prácticas, explica Julio César Fuster, el delegado de Recursos Humanos del Ayuntamiento. Se trata de profesionales de plantilla con contratos pagados por la Junta. Las escuelas profesionales tienen una inserción neta del 20% y la Junta quiere aumentar ese porcentaje reforzando los vínculos con el sector privado local.
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Julio César Fuster explica los cambios sustanciales en los diseños de las escuelas profesionales para que tengan más inserción. Antes, compara, el operario de arqueología era alguien que aprendía a excavar. Ahora, en cambio, hay también una preocupación para que se interese por la arqueología más allá de su aprendizaje concreto,. Por eso hay visitas de escolares a la Huerta de Otero. Son ellos mismos los que explican el yacimiento a los niños. El grupo de cuidadores, por ejemplo, ahora están en Los Olivos y en Rosalba. Hacen rutas con algunos mayores por la ciudad o les preparan trajes para Emerita Lvdica. «Las empresas reclaman a trabajadores que tengan más conocimientos que los estrictamente profesionales, que destaquen por su capacidad de comunicación o de socialización». Fuster calcula que la Escuela Profesional Barraeca va a tener entre un 65 y 75% de media.
El concejal agradece el esfuerzo que hace la Junta por llevar de la mano a los participantes hasta la puerta de las empresas. «Van a ser ellos los que defiendan luego su puesto de trabajo». También espera que las empresas de la ciudad se percaten del cambio y vean en las escuelas profesionales centros de formación de referencias en los que nutrirse cuando tengan vacantes. Para esta primera edición ha habido un trabajo previo desde el Ayuntamiento contactando y explicando si estaban interesadas en estas contrataciones a coste cero. Un trabajo de campo que ha tenido sus resultados por el interés de algunos casos. «Ven una oportunidad en la propuesta inicial y están dispuestas a implicarse, pero al ser la primera vez hay algo de incertidumbre. Yo estoy seguro que a partir de la segunda edición las empresas que se comprometieron el año pasado van a repetir y va a ser mucho más fácil enganchar a más alumnos».
Otro cambio importante es que se empieza a valorar también el expediente profesional. Antes, un alumno trabajador cumplía con sus módulos de formación y conseguía el certificado, ahora también se valora cómo se consigue ese certificado. La actitud durante la formación ha sido clave para seleccionar las contrataciones de seis meses. Creen necesario ese cambio desde el Ayuntamiento porque el perfil de los alumnos trabajadores también ha cambiado. «Tenemos a gente muy cualificada y muy comprometida».
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