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Peregrinos en el albergue Pancaliente de Mérida. J. M. Romero

El albergue Pancaliente de Mérida vuelve a recibir peregrinos

La Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Mérida reabrió en febrero aunque el repunte lo han notado en las últimas semanas

A. Gilgado

Viernes, 8 de abril 2022, 13:39

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Klaus es vegano y pregunta a Andrea por los sitios donde te ponen sopa sin hueso de jamón. Alemanes los dos. Han coincidido en Mérida. Compartieron litera el martes en el Molino de Pancaliente. Esperan reencontrarse en cualquier otro punto del camino a Santiago. Por lo que han comprobado, no todos los albergues de peregrinos tienen agua caliente y suele ser lo primero que preguntan cuando entran.

Mérida, cuentan, sale en todas las guías editadas en alemán para los que planean venir a España a hacer la peregrinación desde el sur. Y en todas recomiendan la ciudad como ciudad de pernocta. Parte de la imagen que se llevan los peregrinos alemanes de Mérida se debe al esfuerzo de Luis María González Méndez.

Preside la Asociación de Amigos del Camino de Santiago Vía de la Plata de Mérida. En realidad, aclara, se trata de un grupo de amigos que desde 1992 promociona la ruta. La defienden preocupándose, sobre todo, de que la señalización que discurre por el término municipal de Mérida no se deteriore. Reparan las flechas que se ocultan o se rompen y comunican las incidencias que han encontrado los peregrinos. Se organizan para que el caminante no tenga dudas cuando entra a la ciudad y sale en dirección Cáceres. En 2010 llegaron a un acuerdo con el Ayuntamiento para hacerse cargo del albergue del antiguo Molino de la avenida Fernández López. Allí sellan la credencial y dan posada por la voluntad a todo el que la pide.

Cerraron Pancaliente cuando se decretó la crisis sanitaria. Tampoco pudieron abrirlo cuando se reabrieron algunos albergues el año pasado. Es un recinto pequeño, con poco espacio en la habitación. Imposible mantener la distancia de seguridad. «No había garantías para acoger a gente siguiendo el protocolo covid». En febrero reabrieron tras dos años cerrados, pero el verdadero repunte de peregrinos lo han notado en las últimas semanas.

Plazas

Dieciséis plazas ofrecen. Más una enfermería en la que pueden acoger a dos enfermos. Muy limitado. Evidentemente, explica el presidente, no tienen capacidad para dar cobijo a todos los caminantes que hacen noche en Mérida. Muchos se hospedan en apartamentos y hostales. «Nosotros estamos para dar servicio al peregrino más tradicional, el que se ha movido siempre por albergues y no va a la hostelería comercial». Aunque reconoce el presidente que están atentos por si surge la posibilidad y en un futuro pueden plantear al Ayuntamiento otro recinto más grande. A cada alojado le piden un donativo. Para la limpieza y el mantenimiento mínimo de un edificio que está abierto los 365 días al año. Los dos hospitaleros que lo atienden son voluntarios, miembros también de la asociación. «El peregrino está acostumbrado a contribuir con los alojamientos en los que duerme».

Aunque todavía es pronto para trazar un perfil poscovid, Luis María González ha notado, sobre todo, un amplio repunte de extranjeros. Muchos más españoles en los dos últimos meses. Esta semana, casi todos los que han entrado son alemanes. «Allí hubo un humorista muy famoso que escribió un libro y lo popularizó en su país, por eso encontramos a tantos peregrinos alemanes».

El presidente augura una primavera y un verano con muchas pernoctaciones en Pancaliente. La ubicación en el itinerario convierte a la ciudad en una especie de encrucijada. Todos los que salen del sur de España, de cualquiera de las ocho provincias españolas, coinciden en Mérida. Aquí se cruzan los que siguen la Vía de la Plata y partieron de Sevilla y los del Camino Mozárabe que entran por Córdoba.

En toda la amplia red de caminos hay sitios emblemáticos. Puente la Reina, por ejemplo. A 24 kilómetros de Pamplona. Allí coinciden todos los ramales que parten de Francia. También Astorga, donde se juntan los que entran desde Francia con los que van por la Vía de la Plata. Y una función similar hace Mérida por su confluencia entre la Vía de la Plata y el Mozárabe. «Todas las guías y todos los libros que se escriben los caminantes del sur, viene Mérida como parada obligatoria». Y esa misma recomendación siguieron Klaus y Andrea. Se despiden en la puerta de Pancaliente. Uno va en bici y el otro sigue a pie. De Mérida, cuentan, se llevan como recuerdo la foto en el puente romano del acueducto de los Milagros y uno de los primeros sitios en los que encontraron sopa casera para veganos.

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