«El afán continuo para dar lo mejor solo se ve en Mérida»
Pablo Carbonell interpreta al enreda de Pánfilo en la comedia 'Mercado de amores' en el Festival de Teatro Clásico
Mucho se ha acordado estos días Pablo Carbonell de sus padres y de Pedro Reyes. Alguien que empezó en el teatro callejero vive como una ... recompensa su debut el Teatro Romano. Se estrena como Pánfilo, un enreda y manipulador creado por Plauto que Eduardo Galán rescató para una representación que mezclas tres de sus comedias: 'El mercader', 'Cásina' y 'Asinaria'. Tres en uno. Y el resultado se ve en la noche de este miércoles en el tercer estreno del Festival.
–¿Cómo cree que se va la gente después de ver su obra?
–Espero que se vaya con la sensación de que ha visto teatro clásico pero que se lo ha pasado tan bien como si hubiera visto 'La que se avecina'.
–¿Es un regalo Pánfilo?
–Me gusta mucho la gente con aristas. Que dice una cosa pero piensa otra, que siempre esconde sus sentimientos y Pánfilo es un ser lujurioso y vanidoso. Hacer de malo es más divertido que hacer de nuevo. Entre Blancanieves y la bruja, prefiero la bruja. En este caso hago de bruja y es maravilloso.
–¿Qué tiene Plauto que tanto gusta en Mérida?
–La virtud de los textos de Plauto es que sus personajes son muy reconocibles. Básicamente, porque somos nosotros. No hemos cambiado nada. El conflicto de los jóvenes con los mayores, el dinero, la locura por amor... En una obra de Plauto todo está muy definido.
–¿Cómo vive un actor un debut en el Teatro de Mérida?
–La vida me ha regalado muchas cosas y ésta era una que no me esperaba. Yo no he pasado por ninguna escuela de interpretación. Hacia teatro callejero con Pedro Reyes. Luego he sido y, sigo siendo, un torero muerto. Pisar una de las cumbres del teatro español, pues no me lo esperaba. Me da mucha pena que mis padres hayan fallecido recientemente o incluso Pedro Reyes, seguro que le hubiera encantado estar conmigo aquí. Siempre soñamos con cosas como ésta.
–¿Qué nota distinto a otros trabajos?
–El afán de las compañías para dar lo mejor solo se ve en Mérida. Vives todo de forma muy intensa desde que empiezas hasta que llegas al escenario.
–¿Comedia de risa fácil o de cocción lenta?
–La risa es un puchero lento. Hay que fabricar el personaje. Que te impresione y que te cuente cosas que a priori no son graciosas y cuando llega el premio o el castigo empiezas a reírte. La presentación de los personajes pueden ser muy divertidas. El humor tiene una cocción lenta. No hay momento más feliz que cuando la solemnidad salta por los aires. Esta obra tiene ese ingrediente. Va hirviendo poco a poco y las últimas tres o cuatro escenas resultan un absoluto disparate.
–¿Cómo se consigue?
–Yo diría que lo importante para la comedia es crear primero el conflicto. Y el conflicto debe ser real. Sino el climax no será gracioso ni tendrá gracia. Esto tiene mucho de Plauto, pero también de Eduardo Galán.
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