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Meghan Markle y el príncipe Enrique. EFE

El príncipe Enrique se va del reino, triste y achispado

La ruptura limpia con la monarquía era la preferida por un público que simpatiza con los duques de Sussex

Iñigo Gurruchaga

Londres

Lunes, 20 de enero 2020, 11:44

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El príncipe Enrique habría restaurado la cordial fraternidad con su hermano Guillermo en encuentros mantenidos en los últimos días, antes de regresar a Vancouver, en el oeste de Canadá, donde se reunirá con su esposa, Meghan Markle, y con su hijo, Archie, para iniciar una nueva vida despojado de otros títulos que no sea el de su ducado y sin otros deberes que los que ellos se creen.

«Siento una gran tristeza porque haya terminado así», dijo Enrique en la noche del domingo, en una cena organizada por una organización benéfica que él creo en 2006, para canalizar fondos hacia el cuidado de niños en Lesotho que padecen de sida. Afirmó que, «tras meses de conversaciones y muchos años de retos,… no había realmente otra opción».

A una hora tardía del sábado, la casa real británica emitió un comunicado en el que informaba de la radical ruptura institucional aunque no familiar acordada en las negociadores desencadenadas por el anuncio de los duques de Sussex, que con un aviso previo de diez minutos a Carlos y a Guillermo expresaron hace diez días su deseo de renunciar a ser miembros de alto rango de la familia real.

Según medios británicos, la publicación del comunicado de la reina Isabel II se retrasó por un trasiego de correcciones entre los directivos de la casa real, el príncipe de Gales, el duque de Cambridge y la reina, pero el momento elegido también favorecía la amplia distribución de la noticia durante un domingo tranquilo. El público tenía que digerirlo: Enrique, hijo de Diana, ya no representará a la reina.

Lo hacen sus hijos, Carlos, Ana y Eduardo- tras ser apartado de la vida pública Andrés, denunciado por delitos sexuales-, también sus cónyuges o los primos de Isabel, que ostentan los ducados de Gloucester y Kent y cuya asistencia a actos en nombre de la corona se registra en la Circular de la Corte. Nunca más Enrique ni la duquesa Meghan, porque la casa real cree que es incompatible con su afán de negociar contratos comerciales.

Hace unos días, un cámara grabó una conversación entre Enrique y el consejero delegado de Disney, Bob Iger, en la que el primero sugería que la gran compañía estadounidense contratase a su mujer para papeles como voz en off. Un agente de famosos afirma que una entrevista de Meghan con la estrella de la televisión, Oprah Winfrey, podría valer más de veinte millones de euros.

Moral de Morgan

Un periodista célebre, Piers Morgan, escribe en el 'Daily Mail' que «la más ridícula aserción» de Enrique en la cena del domingo fue decir: «Ha sido un privilegio serviros y seguiremos llevando una vida de servicio». «Eso es simplemente una mentira descarada», se indigna Morgan, porque la intención de los duques sería explotar su estatus de realeza para ganar dinero.

Alan Rusbridger, exdirector de 'The Guardian', recordaba este fin de semana que el grupo editor del 'Daily Mirror' ha apartado al menos 85 millones de euros para pagar compensaciones a víctimas de escuchas ilegales cuando Morgan era precisamente su director. El grupo editor de 'The Sun' y del desaparecido 'News of the World' ha pagado más de 450 millones.

Los periódicos quieren evitar con esas compensaciones que las denuncias lleguen a los tribunales, donde el daño económico y moral podría ser mayor. Enrique forma parte de los denunciantes por escuchas ilegales. Y Mehgan se ha querellado con el 'Daily Mail', que acoge las críticas feroces de Morgan, por publicar mensajes privados que envió a su padre.

«¡El segundo hijo de Diana se ha casado!», dijo Enrique en su última cena londinenses. Informó también a los asistentes de que el bebé Archie ha visto por primera vez la nieve. El príncipe pareció un tanto bebido y este lunes se presentó en una cumbre del Gobierno con países africanos para hablar privadamente con el primer ministro, Boris Johnson. Guillermo presidirá la recepción de los asistentes a la cumbre en el palacio de Buckingham mientras su hermano cierra su casa en Windsor y se despide de sus empleados.

Su padre, Carlos, le dará dinero del Ducado de Cornualles, una vasta hacienda que financia a los sucesivos herederos de la corona. Es la manera, un tanto cómica, de evitar que se utilice 'dinero público' para financiar el alejamiento de los Sussex, tal como quiere el público en las encuestas. Es un acuerdo frágil. Los 'paparazzi' que perseguirán a Enrique en su inminente carrera hacia el aeropuerto podrían también amargar el rotundo afán de felicidad de la inusual pareja.

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