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Boris Johnson. Efe

Boris Johnson, ingresado en cuidados intensivos

El estado del primer ministro británico se agrava tras ser hospitalizado en la noche del domingo

Iñigo Gurruchaga

Londres

Lunes, 6 de abril 2020, 08:41

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El primer ministro británico, Boris Johnson, ha sido ingresado en la unidad de cuidados intensivos del hospital en el que se encuentra ingresado desde la noche del viernes, tras una extraña jornada en la que sus portavoces y miembros de su Gabinete insistieron en que seguía gobernando una situación crítica de su país desde una cama de hospital.

Portavoces de Downing Street han afirmado que su estado empeoró esta tarde, que se encuentra consciente y que ha sido trasladado a la UCI por precaución, en el caso de que necesite respiración asistida. Las muestras de simpatía hacia Johnson han sido múltiples tras conocerse la noticia e incluyen a los líderes de la oposición.

El Gabinete recibió la noticia de su secretario, Mark Sedwill, el más alto funcionario de la administración. Aunque la cesión de poderes al ministro de Exteriores, Dominic Raab se ha presentado como temporal, para «cuando sea necesario», parece evidente que se ha creado un vacío que Raab tendrá que llenar.

Johnson fue ingresado en la noche del domingo, a petición de su médico, porque aún sufría síntomas de Covid-19 tras diez días de aislamiento. Sus portavoces afirmaban que la decisión fue tomada «por precaución» y que se encontraba «de buen ánimo». El ministro de Exteriores, Dominic Raab, que presidió en la mañana el comité que coordina las acciones del Gobierno ante la epidemia de coronavirus, reconoció a las cinco y media de la tarde que la última vez que habló con Johnson fue el sábado.

Sus portavoces anunciaron la hospitalización del primer ministro, «para someterse a test rutinarios», una hora después de que los medios emitiesen un mensaje de Isabel II a los británicos. Se puntualizaba en el comunicado que el ingreso en el hospital de St. Thomas, en la ribera opuesta del Támesis, no había sido por una urgencia. Fue decidido por los médicos del servicio público que le atienden.

El ministro de Sanidad, Matt Hancock; uno de los principales asesores de Johnson, Dominic Cummings: el jefe de asesoramiento médico del Gobierno, Chris Witty,… contrajeron el virus. Hancock y Witty ya se han recuperado plenamente. Su prometida, Carrie Symonds, que está embarazada y no ha residido este tiempo en el mismo apartamento, lleva siete días en cama con síntomas pero se recupera.

La obsesidad- mide 1.75 m. y en diciembre pesaba unos 105 kilos- es el único aparente factor de riesgo de Johnson, de 55 años, que no ha logrado librarse de una fiebre alta. Su imagen en los vídeos que emitió desde su residencia la pasada semana, cuando su Gobierno recibía fuertes críticas, le presentan con rostro quizás congestionado. Colaboradores que han conversado con él dicen que tosía a menudo.

Precedentes

El balance de lo conocido sobre el tratamiento de Covid-19, según el análisis de Josep María Miró para la Fundación Lucha contra el Sida, es que se recomienda una intervención rápida con antivirales tras detectarse la gran infección y de nuevo la actuación rápida con antiinflamatorios, en el inicio de la segunda semana, si persisten los síntomas. La mortandad de quienes son posteriormente tratados con respiradores es del 50%.

Raab y Whitty tuvieron que esquivar la pregunta persistente de los medios británicos sobre la anomalía de la situación, en la rueda de prensa diaria. ¿No sería mejor que el primer ministro descansase? ¿No sería el reposo la primera recomendación de un médico a un paciente que padece los síntomas de Covid-19? Whitty, médico, afirmó que en su experiencia hay pacientes que pueden trabajar desde el hospital.

Los precedentes de primeros ministros conservadores que se empeñan en gobernar cuando padecen enfermedades no son buenos. Anthony Eden sufrió problemas constantes de salud y guió al país a una invasión encubierta de Egipto, junto a Israel y Francia, que desembocó en el desastre de Suez en 1956. Aquel episodio, que se comparó con el 'brexit' en los agrios debates de los dos últimos años, provocó un sentimiento de decadencia británica.

El discurso de la reina, coincidiendo con la hospitalización de Johnson, invocó el espíritu precedete, el de confianza y unidad en la victoria durante la guerra mundial. Los responsables sanitarios alientan el sentimiento señalando el posible inicio de una tendencia hacia la estabilización de ingresos en los últimos días.

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