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Trump y su 'impeachment'

Su desenlace obedecerá a decisiones netamente políticas –de interés y conveniencia– en un tiempo electoral

Viernes, 22 de noviembre 2019, 00:09

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El procedimiento de 'impeachment' abierto contra Donald Trump acusa al presidente de Estados Unidos de haberse valido de la influencia exterior de su país para dirimir cuitas propias de la política norteamericana. En concreto, de haber chantajeado al Gobierno de Ucrania para que denunciara actuaciones irregulares de Hunter Biden, hijo del candidato demócrata Joe Biden, a cambio de una ingente cantidad de dólares en ayuda militar para el ejecutivo de Volodymyr Zelensky. El testimonio del embajador estadounidense ante la UE, Gordon Sondland, asegurando que hubo un acuerdo 'quid pro quo' al respecto, del que habrían estado al tanto el jefe de gabinete de Trump, Mick Mulvaney, el secretario de Estado Mike Pompeo, y el asesor de Seguridad Nacional John Bolton resulta demoledor. La confesión de Sondland de que había actuado como brazo ejecutor de las instrucciones de Trump, bajo la coordinación del abogado personal de éste, Rudolf Giuliani, concede especial crédito a la comparecencia del embajador ante la comisión correspondiente del Congreso, en tanto que se autoinculpa de un comportamiento sujeto a consecuencias penales. De modo que la mayoría republicana en el Senado, institución que sentencia finalmente sobre un procedimiento de 'impeachment', no tiene posibilidad alguna de sortear la cuestión sin dar explicaciones muy comprometidas. La tramitación del 'impeachment', que a estas alturas del procedimiento ya había llevado a Richard Nixon a renunciar a la presidencia ante una resolución inexorable de destitución, marcha paralela al proceso electoral que desembocará en la elección del presidente de Estados Unidos el 3 de noviembre de 2020. El Partido Republicano se debate entre acabar enfangado en la cuestionable trayectoria de Trump como líder de la primera potencia, o arriesgarse a prescindir de él como candidato a la presidencia. Opciones ambas que en estos momentos se situarían lejos de una victoria segura. Por lo que el espíritu inercial de la continuidad prevalece sobre cualquier otra alternativa. Especialmente cuando el Partido Demócrata no acaba de cuajar una candidatura a las presidenciales que active a sus bases y, en esa medida, inquiete a los republicanos. Joe Biden tampoco puede pasar de víctima a adalid de un proyecto alternativo. Lo peor del momento es que hasta el más desganado e insolente Trump puede explayarse a sus anchas a falta de un contrincante con solvencia en las filas demócratas. Al fin y al cabo, la suerte del 'impeachment' obedecerá a decisiones e indecisiones netamente políticas –de interés y conveniencia– en un tiempo electoral.

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