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Opositores al expresidente desplegaron anoche una pancarta frente a la sede judicial con la frase 'Trump miente todo el tiempo' EFE
Sorpresa, ira, recaudación y Stormy, así ha sido la primera noche de Trump tras ser acusado

Sorpresa, ira, recaudación y Stormy, así ha sido la primera noche de Trump tras ser acusado

El anuncio de la acusación pilló de improviso al expresidente, a los abogados, que pensaban irse unos días de vacaciones, y a sus asesores políticos, mientras la actriz porno agradecía el «apoyo y amor» de sus seguidores

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Viernes, 31 de marzo 2023, 14:36

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Donald Trump se adelantó a la Justicia al anunciar su detención a bombo y platillo cuatro días antes de que previsiblemente debiera producirse. Aparte de ofrecerle la oportunidad de entorpecer el proceso mediante la presentación de testigos de la defensa al gran jurado, logró romper el secretismo de una operación minuciosamente preparada por el fiscal Alvin Bragg con el fin de evitar una atención pública y política indeseada: se trata al fin y al cabo del primer arresto de un presidente de Estados Unidos en dos siglos de historia.

Pero Bragg ha jugado a la contra. El miércoles (madrugada del jueves en España) se filtró que el gran jurado se tomaría un tiempo para revisitar el caso y su veredicto de acusar o no a Trump se demoraría a finales de abril. Veinticuatro horas después, sin embargo, la imputación ha sido formalizada y pillado por sorpresa al equipo de abogados y asesores políticos del magnate. Incluso varios de los letrados han tenido que suspender repentinamente sus planes de cogerse unas vacaciones previas a la gran batalla judicial que esperaban para dentro de unas semanas, según adelanta 'The Washington Post', y el equipo de Trump ha tenido que volver de inmediato a la casa-despacho de Mar-a-Lago para rearmar la campaña pública de defensa del expresidente.

¿Cómo se lo ha tomado él? Al principio, «molesto» y «decepcionado», según ha comentado el senador Lindsey Graham, uno de los primeros compañeros de partido que le llamó por teléfono tras difundirse la decisión del gran jurado. Tampoco parecen haberle sentado bien las declaraciones efectaudas por Stephanie Clifford, la actriz pono Stormy Daniels, agradeciendo «el apoyo y amor» que ha recibido tras difundirse la acusación. «Tengo tantos mensajes entrando que no puedo responder. Tampoco quiero descorchar mi champán», ha dicho, a la espera de lo que suceda a partir de ahora en el tribunal.

Y, al igual que el hombre con el que mantuvo un 'affaire' sexual, también se ha encargado de monetarizar el asunto. «Esperad, que las entregas tarden algunos días más», ha dicho a sus seguidores ante el alza registrado en las ventas de camisetas, bolsos y otros objetos que comercializa con su imagen con lemas como 'Equipo Stormy', 'América, haz grande a Stormy de nuevo' o 'Stormy Weather' (tiempo tormentoso) junto a una caricatura del expresidente, que, por cierto, anoche cenó en su club privado de Palm Beach con sus asesores de campaña.

Stormy Daniels, durante una comparecencia ante los medios después de declarar
Stormy Daniels, durante una comparecencia ante los medios después de declarar EP

La imputación le pilla en los comienzos de su carrera para lograr la nominación republicaba a las elecciones presidenciales de 2024. Según uno de ellos, el magnate estaba «irritado» y «desaminado», cuenta 'The Washington Post', nada que ver con su conducta optimista y jocosa de la última semana y media, en que incluso parece que pensó que podría librarse del banquillo en el 'caso Stormy Daniels', pero sacarle un buen rendimiento político y económico. En este breve plazo su equipo ha recaudado dos millones de dólares en donaciones y él mismo se ha visto reforzado internamente gracias al cierre de filas del Partido Republicano en torno a su figura.

Una patrulla a la puerta

El multimillonario no ha querido esconderse en su primera noche como futuro acusado. Señala 'The New York Times' que cenó como es habitual en él en su club de Mar-a-Lago, en público y en compañía de Melania, su mujer, y sus padres. La única nota disruptora en la escena es la patrulla policial que, a raíz de la noticia de su imputación, permanece aparcada desde anoche frente a su mansión. No resulta banal esta presencia, Trump considera que su magnífica mansión y el club de golf donde juega a diario es su refugio impenetrable y ya ha sido profanado demasiadas veces por la Policía. Ahora, y cuando el FBI lo registró a fondo en busca de los documento secretos del Gobierno que se llevó cuando salió de la Casa Blanca, otro hecho por el que puede ser sometido a un proceso judicial.

El magnate culpa de su situación a los dirigentes demócratas que, según la primera batería de mensajes que ha colgado en su red social esta madrugada, ha «mentido y engañado» en su «obsesión»por atraparle. «Pero ahora ha hecho lo impensable», zanja tras convertirse en el primer inquilino de la Casa Blanca al que tomarán las huellas dactilares.

En su conversación con el senador Graham, Trump le expresó su convencimiento de que «están usando la ley como un arma en mi contra», a lo que el veterano conservador le rspondió que mantuviera la calma. Graham considera que el proceso revalidará al expresidente dentro del partido. Y a esa misma tesis se han sumado esta mañana otros representantes republicanos.

Seguidores de Trump, al amanecer de este viernes frente a la carretera que conduce a la mansión de Mar-a-Lago
Seguidores de Trump, al amanecer de este viernes frente a la carretera que conduce a la mansión de Mar-a-Lago AFP

La palabra calma no va evidentemente con la actitud de Trump. De hecho, se ha visto obligado a retirar un montaje fotográfico en su red social de él mismo empuñando un bate de besibol junto a una imagen del rosto del fiscal Bragg. También le tilda de «animal». Sin embargo, quizá deba ahora aprender a utilizar las técnicas de relajación. Sus asesores están preocupados ante la posibilidad de que los excesos verbales del líder republicano actúen a partir de ahora en su contra, sobre todo si se empeña en cuestionar el funcionamiento de la Justicia, siembra una semilla levantisca entre sus seguidores –nadie en la formación republicana quiere un Capitolio II– o ataca al fiscal Alvin Bragg con vulgar visceralidad. La regla de oro que maneja el círculo estrecho del magnate es que, una vez rotos el respeto y la tradición de no imputar a un expresidente, las siguientes eventuales acusaciones son más fáciles de caer. Por ejemplo, las de insultar o amenazar a un miembro del sistema judicial.

El fiscal neoyorquino es además una figura muy vinculada a la defensa de los derechos civiles y con un gran predicamento en las organizaciones sociales. El equipo de Trump no quiere agitarlas en demasía, consciente de su valor para alzar a los demócratas, pese a que su temor resulte ahora paradójico. La ética cambia según los acontecimientos, porque la realidad es que el anuncio del gran jurado ha desmontado el plan de desprestigio de los consultores trumpistas, que aparentemente estaba en marcha para desacreditar a la Fiscalía en el mes largo con el que contaban disponer antes de la resolución judicial. La estrategia habría consistido en desgastar a Bragg, al que esta semana varios republicanos como la representante por Nueva York, Elise Stefanik, o el controvertido senador JD Vance han atacado asegurando que es un jurista controlado por el multimillonario George Soros.

El fiscal Alvin Bragg abandona la sede del tribunal de Manhattan tras hacerse pública la acusación
El fiscal Alvin Bragg abandona la sede del tribunal de Manhattan tras hacerse pública la acusación EFE

Soros es una figura anatematista para los círculos conservadores más estrictos debido a sus críticas a Trump y, sobre todo, sus donaciones a campañas demócratas. Sin embargo, la idea propagada por la derecha de que el multimillonario «compró» a Bragg pagándole la carrera hacia la Fiscalía resulta bastante difusa e inexacta. El probable acusador de Trump no ha querido entrar al trapo y ensuciar una causa penal con un tinte políticoo como desea Trump, pero la organización de Soros sí ha salido al paso para explicar que el empresario «nunca ha conocido ni hablado» con Bragg.

El argumentario del conservadurismo recalcitrante sería, en realidad, una interpretación interesada de las contribuciones económicas –un millón de dólares– de la fundación de Soros a Color of Change, una asociación en favor de la justicia racial que en su día respladó al fiscal neoyorquino. De hecho, uno de los principales objetivos de este grupo consiste en implicar a los fiscales de distrito del país, «las personas más poderosas del sistema de justicia penal», ante las comunidades negras para contrarrestar casos de injusticia racial, detenciones arbitarias, la difusión de mensajes de odio en las redes –sobre todo, los de Trump– o, por ejemplo, la marginación de los estudios afroamericanos en una parte del circuito académicos estadounidense.

Un policía monta guardia delante del acceso a la Torre Trump en Nueva York
Un policía monta guardia delante del acceso a la Torre Trump en Nueva York AFP

A la espera de lo que suceda desde ahora hasta el próximo martes, día en que está previsto que se entregue o resulte efectivamente detenido, la principal preocupación del expresidente parece residir más en las repercusiones políticas del proceso que las propiamente penales. Porque él está persuadido de que «acusan a una persona completamente inocente», según ha confiado en su red socia.

El miedo a la foto policial

Pero no todos pintan el mismo cuadro. Mientras decenas de antiguos empleados de la Organización Trump y de su entramado político han colgado mensajes endiferentes plataformas criticando a su exjefe, Michael Cohen, quien fue su abogado y ya ha sido condenado por el pago a Stormy Adamas, cree que Trump se siente «enfurecido» y amedrentado porque «su mayor miedo es que le hagan una foto policial y que a partir de ahora tenga una D de delincuente junto a su nombre por el resto de su vida. Quiere hacer creer a la gente que es muy fuerte, pero tiene la piel muy fina y un ego muy frágil».

Cohen añade que el magnate nunca ha pensado que podría acabar en el banquillo por este caso y ahora mismo «debe estar encolerizado» con sus colaboradores por los consejos «que le han dado durante este tiempo» porque «él siempre tiene que culpar a alguien».

De momento, este mismo viernes ha abierto una nueva campaña de recaudación de fondos entre sus seguidores, consciente de su capacidad de monetarizar los reveses, como cuando hace días anunció su detención o, anteriormente, a consecuencia de su posible implicación en un caso de violación de secretos oficiales por los documentos 'top secret' descubiertos en su mansión. Así, ha enviado un correo electrónico a sus simpatizantes en los que les pide una contribución mínima de 24 dólares para «defender nuestro movimiento de la interminable caza de brujas».

Otro aspecto que puede alegrarle la mañana son las palabras de su exvicepresidente, Mike Pence, quien considera un «escándalo» este «ejemplo de criminalización política» que, «para millones de estadounidenses no es más que una persecución» y una «obsesión de los medios de comunicación». Una descripción ajustada a la unidad y el relato victimista que, según algunos expertos, ya está construyendo el ala conservadora con los ingredientes preferidos de su líder y que, como poco, pueden ayudarle a consolidar su nominación como candidato presidencial de cara a 2024.

Otros escándalos políticos previos

Richard Nixon

Expresidente (1969-1974)

Dimitió antes de que empezara un juicio contra él por el Watergate, que reveló el espionaje y escuchas que el Gobierno hizo durante la campaña de reelección.

Bill Clinton

Expresidente (1993-2001)

Acusado de mentir bajo juramento y obstrucción de la Justicia, trató de encubrir su relación con la exbecaria de la Casa Blanca, Monica Lewinsky, entonces de 24 años.

Gerald Ford

Expresidente (1974-1977)

Sucedió e indultó a Nixon. También fue acusado de utilizar ilegalmente fondos de un sindicato de trabajadores marítimos que habían sido lavados en Michigan.

Andrew Johnson

Expresidente (1865-1869)

Fue el primer mandatario en ir a un juicio político por abusar de su poder y destituir a funcionarios y vetar proyectos de ley sin aprobación del Congreso.

Spiro Agnew

Vicepresidente (1969-1973)

Procesado por evasión fiscal y blanqueo de dinero y condenado a tres años de libertad condicional. Ha sido el segundo y último en renunciar a su cargo.

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