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Combatientes de Hayat Tahrir al-Sham, grupo liderado por Al-Qaida en Siria, se entrenan para enfrentarse al Ejército. AFP
La victoria de Al-Qaida en Idlib acerca una gran ofensiva militar

La victoria de Al-Qaida en Idlib acerca una gran ofensiva militar

Los yihadistas se hacen con el control de la única provincia rebelde de Siria y dan argumentos a Rusia para lanzar una incursión que la devuelva a El-Asad

Mikel Ayestaran

Corresponsal. Jerusalén

Jueves, 10 de enero 2019, 21:12

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Después de nueve días de intensos combates, Hayat Tahrir al-Sham (HTS), coalición de organizaciones armadas liderada por el brazo sirio de Al-Qaida, se hizo con el control de la provincia siria de Idlib, la última que queda fuera del mando del Gobierno de Bashar el-Asad. Los yihadistas se impusieron al Frente de Liberación Nacional (FLN), alianza de grupos respaldada directamente por los turcos, más preocupados por la presencia de las milicias kurdas en su frontera que por este resurgir de los fundamentalistas.

«HTS y FLN firmaron un acuerdo que pone fin a las hostilidades y establece el control del 'Gobierno de Salvación' sobre la totalidad de Idlib», anunció Ebaa, el portal empleado por HTS para difundir sus mensajes. Este consenso pone fin a las hostilidades entre las distintas facciones y abre la puerta a un intercambio de detenidos. Sin embargo, al mismo tiempo representa un serio peligro para el pacto alcanzado en septiembre entre Turquía y Rusia con el objetivo de evitar una operación a gran escala sobre Idlib por parte del Ejército sirio y sus fuerzas aliadas.

Desde el Ministerio de Defensa de Moscú señalaron que Ankara «debe admitir que Idlib se ha convertido en un punto central para el terrorismo y tomaremos medidas al respecto porque amenaza nuestros intereses en Siria». Toda una declaración de intenciones.

Después de siete años de guerra y más de medio millón de muertos, Idlib, en plena frontera con Turquía, se ha convertido en el lugar al que han ido llegando los milicianos de los distintos grupos armados de la oposición tras rendirse en lugares como Alepo, Guta o Daraa. Se estima que unos 70.000 combatientes, de ellos 10.000 miembros del brazo sirio de Al-Qaida, según el exenviado especial de la ONU para Siria, Stafan de Mistura, se atrincheran entre tres millones de civiles.

Un acuerdo in extremis entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, frenó una ofensiva a gran escala contra Idlib. Los dos dirigentes pactaron la creación de una zona de desmilitarización y la expulsión de los combatientes de Al-Qaida. Cuatro meses después son estos militantes quienes controlan completamente la provincia a través de su llamado 'Gobierno de Salvación'.

Entre Moscú y Ankara

Analistas consultados por la cadena de televisión catarí Al-Yasira especularon con un posible entendimiento entre Moscú y Ankara que abra las puertas a Rusia para lanzar una ofensiva y hacerse con Idlib. A cambio, Erdogan tendría luz verde para golpear a las milicias kurdas, indefensas después del anuncio de la retirada de los 2.000 efectivos estadounidenses.

Mientras Al-Qaida da un paso al frente en Siria, el secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, confirmó en El Cairo el repliegue de sus tropas, aunque no ofreció una fecha concreta. El canciller de Donald Trump pidió a sus aliados una mayor implicación en el conflicto para llenar el hueco de Washington y adelantó que «no apoyaremos la reconstrucción de Siria hasta que se retiren las tropas de Irán». El plan de la Casa Blanca pasa por impulsar la creación de una especie de OTAN árabe con el objetivo final de frenar la expansión de la república islámica, un proyecto que de momento parece complicado de realizar.

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