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Rodica Radian-Gordon, fotografiada en la Sociedad Bilbaína, es doctora en Biología e ingreso en la carrera diplomática en 1991. P. Nieto
«La ONU no ha sido imparcial con Israel y los derechos humanos»
Rodica Radian-Gordon. Embajadora de Israel en España

«La ONU no ha sido imparcial con Israel y los derechos humanos»

La diplomática defiende la política de pequeños pasos del Gobierno de Jerusalén, formado por partidos diferentes que «buscan la esperanza»

Gerardo Elorriaga

Martes, 14 de septiembre 2021, 21:57

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La esperanza se abre paso en todas las respuestas de Rodica Radian-Gordon. La embajadora de Israel en España cree que vivimos una coyuntura propicia para la 'realpolitik', la gestión de los problemas que atenazan Oriente Medio desde el pragmatismo. El reciente reconocimiento del Estado hebreo por Emiratos Árabes Unidos, Bahrein o Marruecos facilita esa estrategia de pequeños pasos. La embajadora participó el lunes en un encuentro organizado por la Asociación Vasca de Amigos de Israel en la Sociedad Bilbaína.

–Hace 20 años cayó el régimen de los talibanes en Afganistán y tan solo hace unas semanas ha retomado el poder. ¿Este movimiento no sugiere que se han perdido dos décadas de lucha contra el terrorismo islamista?

–Tengo la perspectiva del Medio Oriente y allí, en los últimos veinte años, han sucedido muchas cosas, sobre todo en la constitución de ejes en torno a la vecindad de Israel. Uno está formado por Estados sunitas moderados y en el último año hemos tenido una transformación espectacular con los acuerdos de Abraham que nos han acercado a los Estados del Golfo. El otro lo forma Irán con sus aliados, que son entidades no estatales de Estados fallidos, caso de Yemen, Líbano e Irak. Ahora se une Afganistán, pero no creo que posea una influencia tan fuerte en la situación regional. La van a sentir más sus vecinos.

–¿El nuevo régimen de Kabul concede mayor protagonismo internacional a Israel como actor necesario para contrarrestar el auge del islamismo radical?

–Somos un Estado de Oriente Medio y, por nuestro interés, tamaño y poder económico, no podemos proyectarnos más allá de la región. Nuestra agenda busca protegernos y mejorar la relación con nuestros vecinos. Afganistán está muy lejos y carecemos de un proyecto de geopolítica internacional.

–Hamás lanza cohetes sobre Israel, que responde bombardeando Gaza. Las autoridades respectivas permanecen imperturbables, pero la población palestina padece el horror.

–El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Yair Lapid, ha propuesto una iniciativa interesante para llegar a un acuerdo que garantice una no agresión a cambio de reconstrucción económica en la franja. Reconocemos que los únicos que sufren son los civiles. Desafortunadamente, Hamás lo sabe y continúa. A ver cómo se recibe esta propuesta, muy interesante. Ahora, en Israel tenemos un Gobierno original, compuesto por partidos de ideología muy diferente y el denominador común es buscar la esperanza. No hay nadie con quien llegar a un entendimiento a largo plazo y confiamos en mejorar la situación y buscar otra atmósfera para hablar quizá dentro de unos años.

Hormigón y túneles

–En ese empeño, ¿Israel no debería comenzar por desbloquear la franja?

–Para dar esperanza hay que dejar que los palestinos reconstruyan el territorio. No podemos permitir que usen el hormigón para construir túneles. Necesitamos la certeza de que no se van a utilizar materiales civiles para usos militares. Queremos crear un puerto, puestos de trabajo y mejorar la calidad de la vida de la gente.

–¿Compartte la idea de que la política de asentamientos ilegales en Cisjordania está provocando una creciente popularidad de Hamás?

–El Gobierno quiere fortalecer a la Autoridad Nacional Palestina. Después de tantos años sin contactos, el ministro de Defensa, Benny Gantz, ha visitado a Abbas. El acuerdo posible puede carecer de mucha ambición, hemos de ser modestos y lo más fácil y tangible de abordar es la parte económica.

–¿La relación entre Israel y Palestina resulta asimétrica? Michael Lynk, relator de Derechos Humanos de la ONU, pide que los asentamientos ilegales en los territorios ocupados sean considerados un crimen de guerra.

–Nosotros tenemos un problema grave con la ONU. No ha sido imparcial en los temas que tienen que ver con Israel y los derechos humanos. Nuestro país parece el único ejemplo negativo. La situación no es como aparece en estos reportajes, no son objetivos ni la gente que los hace es objetiva. El conflicto tiene muchas capas. Este no es un ejemplo clásico de país colonizador que ocupa cualquier territorio. Obviamente, hay lazos históricos del pueblo judío con esos lugares y ese conflicto es algo que tiene que ser negociado entre ambas partes de forma directa. En la coalición gubernamental actual incluso hay un partido árabe islamista, algo sin precedentes. Aceptan jugar sabiendo que no se pueden negociar grandes pactos, pero sí otros acuerdos que favorecerán a todos.

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