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Soldados sirios marchan a una de las operaciones militares en el noreste del país. EFE
Temor a un choque entre Siria y Turquía

Temor a un choque entre Siria y Turquía

La traición de EE UU a los kurdos devuelve a El-Asad el terreno que perdió hace seis años, en plena ofensiva del Ejército de Erdogan

MIKEL AYESTARAN

Jerusalén

Lunes, 14 de octubre 2019

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En 24 horas y sin disparar una sola bala, Bashar el-Asad recuperó más terreno de Siria que en los últimos dos años de guerra juntos. El mismo día en el que las tropas de Estados Unidos salieron del norte del país a través de la frontera con Irak, el Ejército sirio volvió a posiciones perdidas desde hace más de seis años y, según las imágenes de los medios oficiales, le recibieron con los brazos abiertos.

Este despliegue se produce en plena ofensiva turca pero Rusia, convertido en el país que maneja los hilos del conflicto, «no quiere pensar» en la posibilidad de que estallen enfrentamientos entre los ejércitos de Turquía y Siria porque, según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, «se establecieron contactos y se llegó a determinados acuerdos», declaró sin añadir más detalles. Los rusos parecen tener todo controlado y además de coordinar con Damasco, Ankara y los kurdos, el jefe de su Estado Mayor, Valery Gerasimov, dijo estar en contacto directo con su homólogo estadounidense, Mark Milley, para resolver «asuntos de mutuo interés» que afectan a los nuevos movimientos en la zona.

La sorpresiva retirada de Donald Trump dio un giro radical al reparto de poder que se había establecido en Siria después de ocho años de guerra. En solo una semana, Washington dio luz verde a la invasión de Turquía abandonando a sus aliados kurdos, claves en la guerra contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI), y retiró a sus fuerzas. La primera consecuencia fue el giro de los kurdos hacia Damasco o Moscú en busca de protección y esto posibilitó un gran pacto que devuelve al Ejército de Siria al norte y noreste del país, zonas que controlaban desde 2012 las milicias kurdas, primero, y las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), después. El dirigente kurdo Aldar Xelil calificó el pacto con el Gobierno de El-Asad de «medida de emergencia» para intentar defender la frontera.

El primer lugar en el que se desplegó el Ejército sirio fue Tal Amar, a 30 kilómetros de la localidad fronteriza de Ras al Ain, donde se viven violentos choques desde hace una semana. Las fuerzas de El-Asad también regresaron a las proximidades de Manbij, Tabqa y Ain Isa y en las próximas horas podrían llegar también a Kobane, en plena frontera, según el diario progubernamental «Al Watan». Lo confirmó Recep Tayyip Erdogan argumentando que «Rusia ha mostrado una postura positiva» sobre este movimiento.

No hay detalles sobre los próximo pasos, pero parece que la hoja de ruta seguiría el modelo aplicado con los grupos armados en el sur de Siria. La parte árabe de las FDS se incorporará al Ejército, mientras que las YPG podrán mantener las armas pero solo dentro de las zonas urbanas bajo su control.

Adiós a la autonomía

El presidente turco lanzó hace una semana la operación «Manantial de paz» con la que pretende establecer una «zona de seguridad» de 30 por 480 kilómetros desde el río Éufrates a la frontera con Irak para alejar a los kurdos y realojar a buena parte de los 3,6 millones de sirios que tiene refugiados en su país. Fuentes oficiales consultadas por este medio en Damasco descartan «un choque directo con Turquía, pero hay mucha tensión en la zona y podría haber escaramuzas puntuales».

Los kurdos tienen la esperanza de frenar a Ankara pero ven esfumarse su sueño de establecer una provincia autónoma. Las FDS, alianza kurdoárabe liderada por las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), brazo sirio del PKK, llegaron a dominar con el apoyo de EE UU un 30% del territorio sirio, incluidos los principales pozos de petróleo. «Es la mejor decisión para el pueblo», trasladaron mandos militares kurdos para explicar su decisión de pactar con Damasco.

Desde el comienzo del levantamiento contra El-Asad, los kurdos intentaron mantener una posición neutral o de pacto de no agresión con el Gobierno y desde 2012 establecieron una especie de autonomía sin tener que enfrentarse con las fuerzas leales a Damasco, con las que incluso compartían administración en ciudades como Qamishli, capital de Rojava (nombre en kurdo para el Kurdistán de Siria).

Turquía siempre vio como una amenaza el fortalecimiento del Partido de la Unión Democrática (PYD) y su brazo armado, las YPG, a lo largo de la frontera y por ello Erdogan ordenó una ofensiva que después de una semana ha obligado a escapar a 160.000 personas, según los datos recogidos por la ONU. En las últimas 24 horas, marcadas por la salida de EE UU y el acercamiento del Ejército sirio, medios como Rudaw aseguran que se han suspendido las operaciones de la aviación.

Donald Trump, en una intervención pública en Washington. AFP

Trump congela activos de tres ministros turcos

El presidente de Estados Unidos Donald Trump responderá a la ofensiva militar turca tocando su bolsillo. En concreto, según anunció en las últimas horas, autorizó sanciones contra diferentes líderes del país, volvió a imponerle aranceles del 50% sobre su acero -medida que en el pasado ya provocó una devaluación de la lira turca- y terminó toda negociación comercial bilateral.

«Estoy totalmente preparado para destruir rápidamente la economía de Turquía si los líderes turcos siguen en su sendero peligroso y destructivo», tuiteó.

En concreto, los ministros de Defensa, Hulusi Akar; Interior, Suleyman Soylu; y Energía, Fatih Donmez, ingresaron a la lista negra del Tesoro de EE UU, lo que implica la congelación de sus activos y la prohibición de realizar transacciones directas o indirectas con primera potencia económica del mundo.

«Responsabilizamos al Gobierno de Turquía por la escalada de violencia de las fuerzas turcas, que pone en peligro a civiles y desestabiliza la región», dijo el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, para justificar esas sanciones.

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