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El canciller alemán Olaf Scholz Efe
La opinión pública y los socios de gobierno «activan» a Scholz

La opinión pública y los socios de gobierno «activan» a Scholz

«Scholz debe asumir de una vez tareas de liderazgo», apuntó la liberal Marie Agnes Strack-Zimmermann, presidenta de la comisión de Defensa

Joana Serra

Corresponsal en Berlín

Domingo, 17 de abril 2022, 00:24

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Los apremios al canciller Olaf Scholz a salir de su letargo se convirtieron en un clamor, también en Alemania. De pronto, tanto sus socios de coalición como la opinión pública comparten el parecer de que Alemania debe suministrar armamento pesado a Ucrania. «Tenemos un problema en la Cancillería. Alemania debe empezar a enviar lo que Ucrania necesita», reclamaba el diputado verde Anton Hofreiter, presidente de la comisión de Asuntos Europeos del Parlamento federal. «Scholz debe asumir de una vez tareas de liderazgo», apuntó por su parte la liberal Marie Agnes Strack-Zimmermann, presidenta de la comisión de Defensa.

Ambos representantes de los socios de Gobierno del socialdemócrata Scholz, verdes y liberales, hicieron estas declaraciones de regreso de una visita de trabajo a Kiev. Viajó con ellos el socialdemócrata Michael Roth, partidario asimismo de aumentar los suministros de armas, como reclama Ucrania.

Hofreiter representa al ala más izquierdista de los Verdes. Algo que, por lo demás, le apartó del reparto de carteras ministeriales, en busca de posiciones más conciliadoras con socialdemócratas y liberales. Pero su defensa de los suministros de armas pesadas a Kiev es extensiva tanto por el vicecanciller y ministro de Economía, Robert Habeck, como por la titular de Exteriores, Annalena Baerbock, los dos puntales de los Verdes dentro de la coalición de Scholz. Habeck venía incluso reclamándolo desde antes de formarse ese gobierno, en diciembre. Es decir, bastante antes de iniciarse la invasión rusa y de que Alemania diera un giro a su hasta entonces rechazo cerrado a importar armas a esa región en crisis. No es una opinión minoritaria: un 77 % de los ciudadanos alemanes comparten esa posición, así como la necesidad de endurecer las sanciones contra Rusia, según el último «Politbarometer» de la televisión pública ZDF.

Scholz parece haber escuchado a sus socios o a la opinión pública. El viernes, fuentes gubernamentales confirmaron a la agencia Reuters el propósito del canciller de aprobar una partida de 2.000 millones de euros para ayuda militar a regiones en crisis, la mitad de los cuales sería para Ucrania. Es otro giro de 180 grados en la cautelosa política mantenida durante décadas por Alemania en materia armamentística. Sigue al anuncio del propio Scholz, unos días después del inicio de la invasión, de destinar 100.000 millones de euros a la modernización de sus fuerzas armadas, tras reconocer el estado lamentable en que las dejaron décadas de austeridad, también en Defensa. Los anuncios están ahí, pero hasta ahora no se han traducido en hechos, recordaba estos días en una columna del semanario «Der Spiegel», el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba.

Habeck y Baerbock, líderes del ecopacifismo, se han convertido en los mejores aliados desde Berlín para Kiev. Y el ciudadano alemán, por el momento, les ha recompensado con índices de popularidad que superan a los del «aletargado» Scholz. Ambos son ahora mismo los políticos mejor valorados del país, mientras están de capa caída tanto el canciller como el presidente, Frank-Walter Steinmeier.

Otra encuesta, esta vez de «Der Spiegel», revela que un 69 % de los ciudadanos considera «irreparables» los estragos causados por la guerra en las relaciones entre Berlín y Moscú. Mientras Vladímir Putin siga en el poder no se vislumbran soluciones, de acuerdo con esa encuesta. Todo ello, en un contexto en el que se multiplican los «mea culpa» de los grandes partidos respecto a lo que ha sido la línea común tanto de socialdemócratas -bajo el gobierno de Gerhard Schröder, de 1998 a 2005- como de conservadores -en los 16 anos siguientes bajo Angela Merkel- de «contentar» a Putin. Steinmeier, originariamente socialdemócrata aunque al acceder a la presidencia del país dejó formalmente su militancia, reconoció recientemente sus «errores», en sus etapas como ministro de la Cancillería de Schröder y luego de Exteriores, en dos legislaturas de Merkel. A esos dos excancilleres corresponde el nacimiento y luego extensión del gasoducto Nord Stream. Schröder se aferra aún a sus cargos en esa megaempresa, clave de la dependencia energética alemana de Moscú. Merkel calla.

La presión mediática sobre ambos excancilleres es mayúscula. A diario de publican columnas y comentarios responsabilizándolos de la situación actual, que impiden a Alemania respaldar el embargo inmediato de carbón, petróleo y gas rusos que reclaman otros socios de la UE o Estados Unidos. El visionario Habeck busca remedios de emergencia y alternativas a la energía rusa. También ahí cuenta con el respaldo de la opinión pública: un 59 % cree que Alemania debe romper cuanto antes con esa dependencia, según otro sondeo de «Spiegel».

A la espera de que ello sea viable, en un país con 82 millones de habitantes cuya dependencia energética rusa oscila entre el 55 % y el 45 % -según sea del gas, el carbón o el petróleo- Habeck ha anunciado una serie de consejos a sus ciudadanos sobre cómo ahorrar en el consumo. Según sus cálculos, cada ciudadano puede ahorrar hasta un 10 % de energía simplemente cuidando un poco sus hábitos diarios. El catálogo de consejos está aún en desarrollo, pero se supone que irán del uso el transporte público o la bicicleta a la práctica de la «eficiencia energética» en casa, aislando convenientemente el hogar contra el frío o el calor, en lugar de gastar excesivamente en calefacción o aire acondicionado.

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