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Casi medio Nueva York no podrá pagar este mes el alquiler

Casi medio Nueva York no podrá pagar este mes el alquiler

La Gran Manzana repite las imágenes de la Gran Depresión, con largas colas en los comedores sociales

mercedes gallego

Corresponsal en Nueva York

Miércoles, 1 de abril 2020, 21:26

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Este miércoles el calendario pasó página inexorable, ajeno al coronavirus y al drama que viven. Ni ERE ni ERTE, el capitalismo salvaje dejó a los estadounidenses en la calle tan pronto como sus empresas cerraron las puertas y ahora llega la hora de pagar el alquiler.

Esa espada de Damocles cayó este miércoles sobre 5,4 millones de neoyorquinos que viven de alquiler, lo que representa dos tercios la población. Una proporción descomunal en una ciudad en la que literalmente hay que ser millonario o pedir un préstamo de millonario para poder comprarse un piso. A los que lo hicieron se les ha concedido una moratoria para pagar las hipotecas, pero no hay piedad para los que dedican de media casi la mitad de su sueldo al alquilarles el piso. El cheque federal que les mandará el gobierno será prácticamente un subsidio para asegurar a los caseros que cobran este mes, porque el gobernador Andrew Cuomo no tiene mucha simpatía por los inquilinos. «Incluso la gente a la que le pagas el alquiler tiene que pagar alquiler», zanjó.

La única medida anunciada para aliviar ese pesar es detener los desalojos, ya que el 40% según una estimación del New York Times no podrá pagar el alquiler este mes y quedarse en la calle sería un atentado contra la salud pública. «Si de verdad no puedes pagar, pues no pagues, que durante tres meses no te podrán echar», sugirió el gobernador. ¿Y luego? «Luego, ya veremos». A esos tres meses de alquiler se sumarán las penalizaciones por moroso que empiezan a correr a partir del quinto día del mes sin ninguna contemplación.

Los vecinos han salido al rescate. En el número está la fuerza, no pueden echar al edificio entero. A la defensa de esos movimientos de «Huelga de renta» han salido los líderes del «socialismo democrático» que el electorado repudiaba hasta hace dos semanas por temor a que no pudieran ganar las elecciones de noviembre.

«Junto con la moratoria de las hipotecas, desalojos, y cortes de luz necesitamos una moratoria de alquileres, especialmente en los estados donde el coronavirus ha atacado con más dureza, como Nueva York», tuiteó el aún candidato presidencial Bernie Sanders. Sobre el estado de la Estatua de la Libertad han caído todas las plagas. Nueva York tenía este miércoles, al comenzar el día, 84.000 casos, mientras que el siguiente estado en la lista, su vecino New Jersey, apenas pasaba de los 18.000. Se lleva también el grueso de las víctimas mortales, con más de dos mil muertos, de los que la mitad están en la ciudad de los rascacielos. «Esto no va a acabar en abril», advirtió Cuomo, «pude meterse en junio».

Si hay alguna buena noticia es que el número de nuevos ingresos diarios ha disminuido ligeramente desde que se ha estandarizado el aislamiento, por lo que el gobernador contempla utilizar a la policía para disolver agrupamientos ilegales. Este miércoles cerró las zonas de juego de los parques, donde contra todo sentido común algunos seguían echando partidos de baloncesto. Pero hasta para aplicar la ley hay desafíos, porque 1.400 agentes han dado ya positivo, o el 17% de los agentes en servicio. Nueva York es la ciudad con el mayor cuerpo de policía del mundo, «pero si nos faltan traeremos de otras partes del estado», prometió Cuomo.

«El mantra que estamos siguiendo es que si uno cae enfermo pasa el testigo al siguiente hombre o mujer», contó muy serio el comisionado de policía, Dermot Shea, que ya ha enterrado a uno de sus detectives víctima del enemigo invisible. Se lo tomaba como una guerra, pero en el Pacífico los cerca de 5.000 marinos del portaviones US Roosevelt saben que nadie les colgará medallas por estas bajas. Su capitán Brett Crozier, que tiene el buque atracado en la isla de Guam desde que detectó el primer caso hace una semana en medio del Pacífico, ha escrito una dramática carta de cuatro páginas suplicando ayuda a sus superiores porque carece de espacio para poner a los enfermos en cuarentena.

«No estamos en guerra, mis hombres no tienen por qué morir», advirtió. «Si no actuamos ya estaremos fallando en cuidar de los activos en los que más confiamos, nuestros marinos». Fuentes del Pentágono dijeron a Reuters que el cálculo es que los 80 contagios se extiendan a todos los hombres que quedan a bordo.

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