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La jueza Amy Barrett conversa con Donald Trump. EP
La jueza Amy Barrett ocupa su asiento en el Supremo con sensaciones divididas por su elección

La jueza Amy Barrett ocupa su asiento en el Supremo con sensaciones divididas por su elección

La magistrada jura su cargo, de noche y sin mascarilla, entre elogios de los republicanos y el recelo de los demócratas por su perfil ideológico

mercedes gallego

Nueva York

Martes, 27 de octubre 2020, 01:20

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Amy Barrett se convirtió el martes, a los 48 años, en la quinta mujer que llega al Supremo de EE UU y la 115 persona en la historia de EE UU. Fue con premeditación, alevosía y algunos malos augurios. Su ceremonia de nominación pudo ser la que desató el brote de Covid-19 en la Casa Blanca y su toma de juramento se hizo de noche, vestida de negro y sin mascarilla.

Mientras se producía sus colegas del Supremo donde contribuirá a la mayoría conservadora se pronunciaban por 5-3 para prohibir a Wisconsin que sigan aceptando votos por correo cuando cierren las urnas, a pesar de que un juez federal había estipulado que podían recibirse hasta seis días después, dados los trastornos que el servicio sufre en estos días. El nuevo encargado de Correos asignado por Donald Trump se ha encargado en los últimos meses de ralentizarlo hasta el punto de que han aparecido máquinas destruidas y han desaparecido buzones de las esquinas. Una treintena de Estados se oponen a cualquier extensión, por lo que Barrett puede tener pronto frente a sí otros casos similares en los que contribuirá a decidir el resultado de las elecciones.

El primer caso en el que dará señales de su corte ideológico será durante la audiencia de la Ley de Sanidad Accesible el día diez, una semana después de las elecciones, donde se la espera con curiosidad porque durante las audiencias del Senado no mostró ningún interés en contestar a las preguntas de los legisladores demócratas. Sabía que tenía ganada de antemano la nominación y se trataba de no armar escándalo. Sólo una senadora republicana, Susan Collins, una moderada de Maine, en el noreste, votó en contra suya.

Por el contrario una decena de senadores sureños que en los últimos días intentan llegar a la victoria apegándose más al presidente acudieron a su toma de juramento, celebrada en los círculos republicanos y temida en los demócratas por las mismas razones. «Es la jueza más abiertamente pro vida que haya visto jamás», se congratuló el senador republicano de Missouri Josh Hawley durante su confirmación.

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