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Aziz Ajanouch, la nueva esperanza de Marruecos

Aziz Ajanouch, la nueva esperanza de Marruecos

El nuevo primer ministro, muy vinculado al rey Mohamed VI, llega al poder rodeado por la aureola de empresario moderno y de éxito que le ha convertido en el hombre más rico del país a sus 60 años

gerardo elorriaga

Domingo, 19 de septiembre 2021, 00:16

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La alcaldía de Agadir era el objetivo sobre el papel de Aziz Ajanouch, el líder del Reagrupamiento Nacional de Independientes (RNI). Pero se trataba de una formalidad. Todo el mundo en Marruecos era consciente de que su ambición en las recientes elecciones locales y legislativas radicaba en conseguir el triunfo nacional y ser nombrado Primer Ministro por el rey Mohamed VI. Y logró ambas cosas. Su victoria fue la crónica de una victoria anunciada por los medios de comunicación, apoyada en 'rallies' por todo el territorio y sustentada por una campaña en las redes sociales que ningún otro partido podía costearse. El segundo hombre más rico del país siempre accede a sus objetivos.

La figura exitosa del dirigente puede haber influido decisivamente en el crédito obtenido, pero también ha contribuido decisivamente el fracaso del Partido Justicia y Desarrollo (PJD), más empeñado en llevar a cabo una agenda islamizadora que en responder a las demandas de un país con premuras sociales de envergadura. El político, anterior Ministro de Pesca y Agricultura, ha sabido vender sus logros sociales y económicos, como el Plan Marruecos Verde, al que se atribuye la incorporación de 400.000 hogares a la pujante clase media.

El ascenso de Ajanouch, de 60 años, nos muestra la otra realidad de nuestro Estado vecino, muy diferente de la que dibujan la incesante llegada de menores no acompañados y el fenómeno de la emigración irregular. A pesar de carecer de grandes recursos naturales, el país cuenta con una élite con escaso parangón en el resto del continente. El nuevo hombre fuerte del país heredó un imperio, sustentado en la distribución de gas y petróleo, que ha diversificado hacia los ámbitos inmobiliario, turístico o de las telecomunicaciones. El grupo Akwa es un inmenso holding que sustenta su condición de duodécima fortuna de África. Salwa Idrissi, su esposa, dirige su propio conglomerado empresarial ligado a franquicias de moda.

Los magnates

El perfil del estadista responde al de una oligarquía con intereses múltiples y parejos a los de la monarquía, institución que, aún hoy, detenta el arbitraje en el juego político. Su caso es similar al de Moulay Hafid Elalamy, anterior Ministro de Industria y Comercio, CEO del grupo Saham, también formado en la universidad canadiense de Sherbrooke, de Brahim Zniber, responsable del 'holding' Diana, o de Othman Benjelloun, propietario del BCME Bank, con representación en doce países. El 'majzen', ese poder en la sombra sustentado en el económico, adquiere rostro a través de estos magnates.

La doble vocación empresarial y política de Ajanouch puede parecer extraña en Occidente, pero en Marruecos constituye todo un signo de confianza. El flamante Primer Ministro llegó al escenario público como independiente a principios de siglo en su región, al sur del país, y, tras detentar cargos en un consejo regional, accedió a la cartera de Agricultura, que ha detentado desde 2007 hasta la actualidad.

El ganador de los últimos comicios se ha bregado en condiciones complejas a lo largo de la última década. La dificultad para formar mayorías en Marruecos exige la conformación de gobiernos de coalición presididos por los islamistas. El multimillonario fue, al parecer, un socio incómodo para el PJD. El boicot que, hace tres años, sufrió la red de gasolineras Afriquia, integrada en Akwa, parece que fue instigada por el partido confesional, tal vez para menoscabar la creciente ascensión de Aziz Ajanuch en la escena pública.

La imagen resulta determinante para encumbrar ídolos y Ajanouch ha sabido rentabilizar su gestión. Según sus portavoces, el Plan Marruecos Verde ha fomentado la inclusión dentro de la clase media de 400.000 hogares rurales y las nuevas iniciativas en el campo, denominadas Generation Green y Bosques de Marruecos, aspiran dotar de condiciones sostenibles al sector más tradicional de la economía local. Entre sus aspiraciones, menciona la creación de 350.000 puestos de trabajo, una propuesta asociada a la liberalización de las tierras comunales, un proceso de desamortización que se antoja polémico.

Tras ser nombrado por el rey, su objetivo es crear una mayoría sólida que modernice el país, y mirar hacia el norte de tú a tú

El camino al poder

El vínculo, estrecho y personal, con el Rey es el argumento que esgrimen sus detractores, que lo tildan de ser un hombre sin argumentos ideológicos que ha sabido vender a la opinión pública sus cuestionados logros. El magnate fue miembro del RNI, abandonó la formación en 2012 y se reintegró en 2016 para liderarlo, en una maniobra perfectamente orquestada para conducirlo al poder aprovechando el declive de los dirigentes confesionales. El gesto generó la sospecha de que se trataba de una estrategia teledirigida. Tanto este partido como el Partido de la Autenticidad y Modernidad (PAM), el segundo más votado, son tachados de meros instrumentos interpuestos de Mohammed VI para seguir gestionando la política marroquí, especialmente desde que la Primavera Árabe impulsara reformas democratizadoras.

El reciente anuncio de que abandonará la gestión de sus firmas intenta centrar el foco en sus actividades como político. Pero es difícil sustraerse al encanto suscitado por su vertiente como empresario exitoso. El protagonista, a veces, confunde los términos. En marzo del pasado año, Afriquia donó mil millones de dirharms, más de 100 millones de euros, al fondo estatal, creado por el monarca, que lucha contra la pandemia. Ajanouch se halla en la gloria temporal proporcionada por el salto cualitativo y cuantitativo del RNI, que ha pasado de 37 a 102 escaños. Ahora, su objetivo es crear una mayoría sólida que modernice el país. Marruecos le da la bienvenida, confía en él para despojarse de miserias y carencias y mirar hacia el norte de tú a tú.

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