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Grupo Talibán . EFE.
El segundo Vietnam de Estados Unidos

El segundo Vietnam de Estados Unidos

Tras la retirada de las tropas internacionales, Afganistán queda a merced de los Talibán, que controlan más de la mitad del territorio y según expertos en unos meses obligarán al Gobierno a negociar las condiciones de la rendición

CARLOS OTADUY

Madrid

Lunes, 19 de julio 2021, 13:32

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Tras veinte años de ocupación por parte de la comunidad internacional liderada por EEUU Afganistán vuelve a quedar a merced de su pueblo. Un pueblo que nunca ha existido como tal. La división entre Gobierno y Talibán es solo una de las múltiples fragmentaciones que sufre este país del medio oriente. No existe una nación afgana unida a pesar de que exista un país que acoge un territorio bajo ese nombre. Desde hace varias décadas esta zona ha dilapidado su progreso a base de guerras entre tribus y ocupaciones exteriores. El islam radical materializado en el régimen de los Talibán, que gobernó entre 1996 y 2001 y que tiene visos de volver ahora, es solo uno de los múltipes grupos que han llegado al poder basándose en la armas. Antes, el gobierno de los Muyahidines (1992-1996) y la unión soviética hicieron lo propio (1979-1992).

Comenta Gustavo Díaz Matey, especialista en estudios de inteligencia y profesor en la Universodad Complutense de Madrid, que al retirar definitivamente las tropas, Joe Biden solo está siguiendo la estela de Donald Trump y este a su vez la de Barack Obama. De hecho, al contrario de lo que se suele pensar, en Estados Unidos las intervenciones internacionales no tienen muy buena prensa entre su población. Un ejemplo de ello es que George Bush hijo ganó las primeras elecciones haciendo gala de un discurso muy centrado en el propio país, aunque a unos días de que se celebraran dichos comicios tuvieron lugar los atentados del 11-S. Esto fué lo que «justificó» la intervención de Estados Unidos y la OTAN en el Afganistán de los Talibán: el control del terrorismo. Afirma el profesor Díaz Matey que Estados Unidos ha ido viendo como la lucha contra el terrorismo ya no se centra tanto en ocupaciones y que las operaciones geoestratégicas pasan por cuestiones más económicas que militares. En EE UU ha ido ganando terreno la corriente que aboga por ejercer control a base de financiación, como se hizo con el Plan Marshall en la Europa de los cincuenta.

En los próximos meses se irá viendo cómo gran cantidad de afganos colaboradores de occidente huyen del país. Muchos de ellos miembros del gobierno actual. Estados Unidos tiene un sistema de visados para estas personas, de hecho llevan varios años otorgándose, desde 2014. Y es probable que otros países occidentales presten amparo a estos futuros exiliados. Esta protección solo la van a poder recibir aquellos afganos que han colaborado activamente con la comunidad internacional, así las cosas, la inmensa mayoría de la población tiene dos opciones: o asumir las consecuencias de la vuelta de los Talibán o huir como refugiados a otros paises, tal y como ha pasado en Siria.

Aun así, gran parte de la población apoya a estos fundamentalistas. La razón es que ofrecen la paz que el Gobierno no es capaz de garantizar en un estado dividido por luchas continuas entre tribus. También es cierto que aunque los Talibán son fanáticos religiosos, al ser más estrictos en las costumbres que el Gobierno y los jefes tribales, se previenen abusos y un uso discrecional de poder. Un ejemplo de ello es el 'Bacha Bazi', una costumbre que literalmente significa «jugar con niños». En base a esta costumbre hombres maduros con cierto poder e influencia – como por ejemplo los altos mandos del ejército afgano- engañan o fuerzan a chicos preadolescentes en condiciones de pobreza para que se vistan de mujer y bailen en sus fiestas. Al terminar la fiesta este conjunto de hombres los somete a todo tipo de prácticas sexuales aberrantes. Los talibanes, al rechazar la homosexualidad, persiguen estas prácticas abusivas.

Las Madrasas

El orígen de los Talibán se remonta a la ideología transmitida en las Madrasas de los años noventa. Estos centros religiosos -comunes en todo el mundo islámico- hacen las veces de colegios en los lugares donde no existe un sistema nacional de educación. Ahí los niños estudian el Corán y sus interpretaciones, generalmente muy rigoristas, explica Félix Arteaga, investigador del Real Instituto Elcano y uno de los máximos referentes nacionales en materia de seguridad y defensa internacional.

La financiación de estas escuelas coránicas obedece a una serie de intereses por parte de los países del Golfo Pérsico. «Existe apoyo financiero de los servicios secretos del gobierno pakistaní a estas madrasas para debilitar a Afganistán», explica el profesor Arteaga.

Una de las características principales de una interpretación rigorista del islam es la no separación de lo público y lo privado. Toda la vida social queda regulada por el Corán y la Sharía. Así fue durante los cinco años de gobierno Talibán. Castigos severos para todo el que transgrediera las normas y una justicia administrada por jefes locales son características definitorias de este sistema. Las más afectadas son las mujeres, las cuales no acudían a la escuela, no podían salir de su población, tenían que vestir burka obligatorio y no tenían derecho a acceder a los centros de salud. El libre mercado tampoco está contemplado por estos fundamentalistas que consideran conceptos como «el interés» inaceptables. Comenta Arteaga que ahora los Talibán están siendo algo más flexibles que antes en las zonas ocupadas, pero seguramente lo hacen para ganar apoyo en la población local.

Los señores de la guerra

Uno de los elementos vertebradores de la sociedad afgana son los caciques locales o 'señores de la guerra'. Estos son los gobernantes de las diferentes tribus y tienen más peso en la zona noreste del país. Tal y como comenta el profesor Arteaga viven de impuestos, extorsiones y poseen pequeños ejércitos formados por gente local.

Es muy difícil que se pongan de acuerdo entre ellos. Cada uno ostenta una cuota de poder a la que no quiere renunciar. Solo cooperan ante invasiones externas o intentos de centralización. Actualmente algunos forman parte del gobierno y durante el régimen de los Muyahidines estuvieron muy presentes. En principio, los Talibán representan una tendencia uniformizadora de la que ellos reniegan. Dicho lo cual, las variables a tener en cuenta son muy numerosas así que algunos se posicionan a favor estos por razones estratégicas. «Las razones no son tán políticas como en occidente», comenta Arteaga.

El futuro de Afganistán

Tanto Díaz Matey como Aretaga consideran que el gobierno actual no tiene ninguna opción de mantenerse en el poder. «Evidentemente los Talibán se pueden hacer con el país. Controlan más de un 60% del territorio y el gobierno sigue perdiendo muchas zonas» Comenta Díaz Matey. «Los distritos donde están presentes los talibanes ya no van a volver bajo el control del gobierno» afirma Arteaga. «Ahora estamos viendo como los Taliban están probando qué zonas tienen más interés para el ejército». El investigador del Real Instituto Elcano piensa que conforme se vaya materializando la salida de tropas extranjeras y las Talibán vayan sumando zonas bajo su control se pactará entre insurgentes y gobierno los términos de la rendición de este último. Asimismo, considera que si el futuro ejeuctivo Talibán no se muestra demasiado fundamentalista tiene opciones de verse reconocido internacionalmente.

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