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Zigor Aldama
Shanghái
Sábado, 29 de agosto 2020, 07:56
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Desde que China promulgó la Ley de Seguridad Nacional para Hong Kong, hace solo dos meses, las libertades en la excolonia británica se están degradando a gran velocidad: activistas prodemocracia han visto vetadas sus candidaturas a unas elecciones autonómicas que han sido pospuestas al menos un año con la excusa del coronavirus, la Policía ha llevado a cabo numerosas detenciones, y el miedo a hacer valer derechos como el de libre expresión ha acabado con las manifestaciones que llevaban un año sacudiendo el principal centro financiero de Asia, del que también se están marchando capitales y empresas.
Los últimos golpes los ha asestado China esta semana con varias operaciones: el miércoles ordenó el arresto de numerosos activistas, incluidos los diputados autonómicos Lam Cheuk-ting y Ted Hui, el jueves la Guardia Costera informó de la intercepción de una embarcación rápida en la que una docena de personas que trataban de alcanzar la costa de Taiwán con el objetivo de solicitar asilo político en la isla, y pocas horas después Hong Kong Free Press anunció que el periodista Aaron McNicholas, empleado anteriormente por Bloomberg, ha visto denegada su solicitud de un visado de prensa para trabajar en este medio local de tendencia prodemocrática «sin ninguna explicación oficial».
El episodio más preocupante es, sin duda, el arresto practicado en alta mar. Porque los detenidos han sido puestos a disposición judicial en territorio de la China continental y no en Hong Kong, donde les amparan más garantías judiciales. Según la ley china, quienes trataban de escapar a Taiwán pueden ser considerados inmigrantes ilegales y, por lo tanto, pueden ser retenidos hasta un año antes de ser deportados. Entre los detenidos en la embarcación se encuentra Andy Li, un joven activista que ya había sido arrestado el pasado día 10 y estaba en libertad bajo fianza. El gobierno de Taiwán se ha limitado a declarar que nunca incitaría la entrada ilegal en su territorio, aunque sí ha diseñado protocolos para dar cobijo a los hongkoneses que sean amenazados por China.
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