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Desfile de Agatha Ruiz de la Prada.
Agatha se 'anota' un tanto

Agatha se 'anota' un tanto

Teresa Helbig enamora con su lujo discreto y Juana Martín decepciona

Gloria Salgado

Sábado, 13 de septiembre 2014, 14:01

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El inicio de la tercera jornada de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid (MBFWM) ha sido potente. Maya Hansen ha regresado a la pasarela madrileña para narrar la experiencia de la maternidad, centrándose en los diferentes estados psicológicos de la madre durante el embarazo y el parto. La colección, muy arquitectónica y con más volumen del habitual, es fiel a la estética lencera. Tejidos de gran gramaje comparten protagonismo con encajes de chantilly y blondas teñidas a tono para crear siluetas más suaves y cómodas que en otras colecciones. Los colores están más definidos que en otras ocasiones: azul tinta, rosa empolvado, negro y mucho blanco roto, un color que la diseñadora no suele utilizar.

Hansen ha compartido pasarela con un discotequero Moisés Nieto. Con Bianca Jagger como musa de los años 70, el diseñador se ha dejado llevar por siluetas libres y longitudinales en prendas desenfadadas que evocan a la estética más sofisticada de finales de aquella década. Escotes pronunciados, cinturas relajadas y hombros marcados en lurex y lamé con microflecos se tiñen en tonos maquillaje. Una propuesta para la primavera-verano del 2015 que roza la espontaneidad.

De Studio 54 nos hemos trasladado a la Provenza y la Costa Azul de la mano de Ailanto. El punto de partida de Ailanto es una visita a la casa de la fotógrafa y pintora Dora Maar -estrechamente vinculada a Picasso-. Parkas y trench de volúmenes cuadrados se superponen a vestidos oversize de aspecto vaporoso. El juego de superposición de prendas constituye la clave de la colección de los hermanos bilbaínos, que se completa con batines, quimonos fluidos y camisas de inspiración masculina. De la rica mezcla de textura destaca la gasa con aplicaciones de flores troqueladas, sin duda alguna la apuesta más interesante de la firma, y las pailletes de doble faz, a modo de escamas de sirena, para dar un toque luminoso.

Los colores puros saturados (amarillo, fucsia, blanco y negro) se yuxtaponen a colores terciarios empolvados (verde agua, coral, marfil, azul matizado) en estampados de barcos que navegan entre olas geométricas, patos bicolores camuflados entre siluetas de plumas, pájaros que se posan sobre cañas de bambú a modo de collage y grandes camelias en tonos grises sobre fondos de rayas marineras.

La tarde se refina

Con Roberto Torretta ha llegado la sofisticación a la pasarela. El argentino propone una colección de siluetas renovadas destinada, como siempre, a una mujer muy femenina y sofisticada. Las prendas dejan sitio para el movimiento con cortes asimétricos y triangulares. El volumen en los bajos de vestidos cortos, tops y faldas, son la novedad de esta temporada, combinando pesos y texturas diferentes para variar la visión de las prendas: algodones de gran peso en rosa quarzo, sedas transparentes para difuminar la figura o con impresiones digitales de motivos naturales o de grandes cuadros desdibujados en negro, gris y blanco. El material fetiche de la casa, el cuero, toma un aspecto inflado para subir el volumen de las prendas en un color ganador: el blanco.

Y llegó el turno de Etxeberria con su primera colección de mujer, realizada íntegramente en piel. El eibarrés explora los límites del uso de este material en prendas de verano a partir de tipologías clásicas como el LBD (Little black dress). Camisetas, chaquetas y vestidos tubo en cocodrilo mezclado con ganchillo, anguila o pitón se alejan de lo andrógino mediante la tergiversación de sus patrones, el uso de cortes, cremalleras y pliegues.

El complicado trance de desfilar después de la impactante colección de Etxeberria ha sido para Teresa Helbig, que ha salido victoriosa al enamorar al conjugando la dulzura de la Provenza y el magnetismo del París más canalla de la década de los 70. Un ejercicio de estilo acerca de una mujer que se desdobla entre la naturalidad descalza de Jane Birkin y la sofisticación más elegante de Loulou de la Falaise, representadas con algodones, rafias sin tintar, tules y nubuck tintado en fucsia.

Del mejor desfile de la jornada se ha pasado al peor. Juana Martín sigue sin convencer en su intento de reinventarse. La colección tiene su punto de partida en los Jardines de la Villa Imperial Katsura, en el que los estampados florales toman el protagonismo. Los colores predominantes son el negro y el blanco, con una pincelada de rojo en tejidos de algodón, seda, gasa y crepé. Menos mal que ha llegado Agatha para alegrar la tarde con la reedición de sus estampados clásicos.

Tejidos de algodón y lino para el día en todas sus variantes dan paso a las sedas para la noche, junto a tejidos plastificados o de microlentejuela en colores vibrantes en su mayoría sobre bases blancas, turquesas, fucsias, rojos, amarillos, verdes y naranjas. Todo tipo de prendas para todo tipo de situaciones y combinaciones posibles. Y para poner la guinda, un vestido de novia compuesto por post-it con el que ha vuelto a sorprender.

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