«Yo uso la 40 y no es una talla grande»

¿Cómo nació Violeta by Mango?

Hace un año Isak lanzó unas primeras directrices que yo he desarrollado. Aspiramos a facturar 50 millones de euros.

Pues le ha salido una plataforma opositora.

Ha habido un malentendido. Nosotros en ningún momento nos hemos calificado como una marca de tallas grandes. Vamos desde la 40 a la 52, si fuéramos de tallas grandes tendríamos que haber empezado en la 48.

Y Mango va hasta la...

Empieza en la 34 y llega hasta la 44. Pero su patronaje es muy distinto al nuestro.

O sea que hay cuarentas y cuarentas.

Una 40 de mi marca es una 40 confortable, pensada para una mujer con pecho, contorno de sisa... El pantalón puede ser de tiro alto porque esa mujer tiene más cadera.

¿Y no habría sido mejor ampliar tallas en Mango, así nadie se siente discriminada?

No es tan sencillo. Tú no puedes coger una determinada americana de la 38 y escalarla hasta la talla 50.

¿Qué talla usa?

¿Yo? Una 40. Y jamás me ha parecido una talla grande.

Su colección apunta a la mujer real. O sea, no a Kate Moss.

Todas somos mujeres reales, incluida Kate Moss. Pero hay diferentes cuerpos. Las hay muy delgadas y sin apenas pecho y otras que tienen pecho, cadera, barriguita...

¿Usted en qué grupo está?

Yo soy una mujer Violeta. Soy más de curva.

¿Alguna vez ha querido tener menos talla, ha hecho dieta?

Para nada. Me veo estupenda.

Lo malo es que mucha gente joven se mira más en Kate Moss que en Vicky Martín Berrocal, que es la imagen de su marca.

Nuestra marca va dirigida a una mujer con actitud joven. Vicky tiene curvas, es elegante.

¿Y está de moda ese tipo de mujer?

No lo sé, pero existe y hay que darle la oportunidad de tener un producto de tendencia.

¿Qué talla usa Vicky?

Una 42 ó 44. Está muy orgullosa de su cuerpo. Es una cuestión de actitud no de kilos. Ella se siente un 'pibón' teniendo la talla que tenga.

La princesa Letizia viste de Mango. ¿Podrá vestir de Violeta?

No. Mi marca no es para ella, porque es muy, muy delgadita.

Su familia es judía de origen turco, ¿les queda alguna costumbre?

Mi abuela sigue cocinando algunos platos típicos. Pero llevamos tanto tiempo en España que nuestra dieta es muy mediterránea.

¿Cómo es trabajar con Isak Andic?

Fenomenal. Te transmite una energía y un saber hacer buenísimo. Le admiro en todo. Mi padre y él fueron los dos fundadores de Mango, pero mi padre ahora se ha jubilado. El contacto con mi tío es diario.

Para llegar donde él ha llegado hay que ser muy exigente.

Él es muy exigente, pero no agobiante. La esencia de nuestra marca es ir a tope, dar el máximo.

¿Ha doblado mucha ropa?

Claro, aquí empezamos todos desde cero y yo desde bien jovencita trabajé los meses de verano. Primero en el almacén, luego ayudando a las dependientas. Me enseñaron a doblar, alarmar, etiquetar... Para mí no hay nada duro. Estaba colaborando con la empresa y eso ya me llenaba.

Veo que lleva el negocio en la sangre.

La verdad es que empecé estudiando Farmacia. No pensaba dedicarme a la empresa familiar, pero la sangre tira...

Pertenece a una familia que está en la lista Forbes. Podría darse usted la gran vida.

Pero la realidad es que aquí trabajamos todos sin parar, porque tenemos que dar ejemplo.