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Imagen de archivo de Lucía Bosé.

Fallece Lucía Bosé a los 89 años

La actriz italiana con pasaporte español, madre de una saga de artistas, falleció este lunes víctima de una neumonía

César Coca

Lunes, 23 de marzo 2020, 14:37

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No pedía nada a la vida salvo llegar a los 100 años para poder ver crecer a sus nietos, los hijos de Miguel Bosé. Lo comentó un día de primavera de 2014 a este periódico, sentada en un sillón de su casa de Madrid, cerca de un retrato en el que aparece abrazada a Picasso. No lo consiguió. Una neumonía ha terminado con su vida a los 89. Desde hace tres días estaba ingresada en un hospital de Segovia, porque la enfermedad la sorprendió en su casa de Brieva. Allí cuidaba de sus plantas, leía a Walt Whitman y Emily Dickinson, repasaba textos clásicos en italiano y organizaba comidas con otras mujeres del pueblo.

Con ellas hablaba de la vida, los hijos y las enfermedades. Se confesaba feliz en esa aldea de menos de 50 habitantes, ella que había nacido y crecido en una ciudad tan sofisticada como Milán, ahora convertida en un espectro por la maldición del coronavirus. Lucía Bosé, actriz imprescindible del cine europeo de los cincuenta y los sesenta y madre de una saga de artistas, se ha reunido con esos ángeles a los que dedicó un museo en Turégano, el primero del mundo en su género.

Lucía Bosé hizo frente a todo en su vida con la elegancia y el distanciamiento que solo tienen los elegidos. Fue Miss Italia a los 16 años -la presentaron unos amigos y fue elegida por una fotografía-, deslumbró a Visconti aún antes de debutar en la gran pantalla, tuvo su primer papel protagonista a los 19, fue portada en 'Life' a los 21 y se casó con el torero más famoso de su tiempo, quien le exigió que dejara de trabajar y se «españolizara», lo que incluía renunciar a la pasta, comer cocido todos los días y merendar bocadillos de chorizo.

Ejerció de musa de la intelectualidad madrileña de finales del franquismo y comienzos de la Transición

Lo contaba divertida, mientras devoraba un plato de espagueti junto a los periodistas, en un restaurante próximo a su casa de Madrid. Una casa decorada con un estilo entre milanés y veneciano, en tonos azul y púrpura, con ángeles en los marcos de los espejos y cortinas doradas para separar espacios. En las paredes, muchas fotografías pero pocas con ella de protagonista.

«Cuando encuentro una mía de joven, la rompo». No había ni un ápice de nostalgia en sus palabras. Hablaba del cine que tanto le dio como si no hubiera trabajado junto a los mejores directores, y destacaba que su sueño adolescente no era la gran pantalla, sino ir a los Juegos Olímpicos como gimnasta.

Sin formación dramática

Fue una actriz sin formación dramática, guiada solo por su instinto y los consejos de los cineastas con quienes trabajó. Pero era tan buena que incluso fue capaz de asimilar el papel que le tocó en la vida real tras su matrimonio con 'el torero', como llamaba a Dominguín, quien a su vez se refería a ella como 'la italiana'. Venía de la Italia de la Dolce Vita, y llegó a la España severa y rancia del franquismo. Se habían casado en Las Vegas, pero Carmen Polo les obligó a hacerlo por la Iglesia. El diestro rendía pleitesía al general en cuanto tenía ocasión, pero luego por su finca de Cuenca pasaban artistas de todo tipo, muchos de ellos nada simpatizantes del régimen.

'La italiana' desarmaba a todos con su talento y su belleza. Ni durante su matrimonio ni después le faltaron nunca los 'moscones', pero aprendió a 'torearlos'. «Siempre he mantenido las distancias y nunca he coqueteado con los hombres. Si me gustaban, lo he dicho. Y si no, lo he dejado también muy claro».

Una mujer de recursos

Sus confesiones estaban envueltas en una aureola formada por el azul de su pelo (y las uñas pintadas de ese color en unas manos que movía con arte) y el humo de sus sempiternos cigarrillos.

Alejada del cine de manera regular desde los setenta (a partir de entonces, solo hizo seis películas en casi 40 años), eran más frecuentes sus apariciones en televisión, donde a menudo debía hablar más de sus hijos y nietos que de ella misma. Iba a programas que no la merecían con la seriedad de una profesional. «Yo lo considero parte de mi trabajo. No me da miedo estar allí porque no tengo nada que esconder. Me atacan y ataco».

Su biografía la daba para eso y más. Una mujer que, más allá del cine, fue amiga de artistas de la talla de Picasso, publicó un libro de poesía, ejerció de musa de la intelectualidad madrileña de finales del franquismo y comienzos de la Transición, que había seguido a Maria Callas por los escenarios de medio mundo y que nunca se inclinó ante nadie, tenía recursos suficientes para defenderse.

Desde hace tres días estaba ingresada en un hospital de Segovia

Además, decía sin complejos que era feliz, aunque le había tocado sufrir incluso la muerte de una nieta, Bimba. Un día, paseando por el puente que lleva al Castel Sant'Angelo, en Roma, le pareció sentir que los ángeles de piedra se movían. Ahí empezó su interés por ellos. este lunes marchó a su encuentro.

La actriz Lucía Bosé ha fallecido a los 89 años, según han confirmado fuentes familiares. Su hijo, Miguel Bosé, lo ha confirmado a través de su cuenta oficial de Twitter con un escueto mensaje: «Queridos amig@s ... os comunico que mi madre Lucía Bosé acaba de fallecer. Ya está en el mejor de los sitios».

Y uno de los primeros en reaccionar, también en Twitter, ha sido Alejandro Sanz. «Maestra en el arte de ser tú misma. Descansa en paz mi querida Lucía Bosé», ha escrito el cantante madrileño.

Nacida en Milán el 28 de enero de 1931, Bosé se hizo muy popular tras casarse con el torero Luis Miguel Dominguín, con quien tuvo tres hijos: Miguel, Paola y Lucía.

Pero antes de aquella boda, en 1955, Lucía Bosé era una de las actrices más respetadas de Italia y había participado en títulos como 'Crónica de un amor' (1950), y 'La señora sin camelias' (1953), ambas de Michelangelo Antonion, o 'Tres enamoradas' (1951), de Luciano Emmer.

'Muerte de un ciclista

En 1955 se estrenó la película más importante de su carrera, 'Muerte de un ciclista', dirigida por Juan Antonio Bardem. Fue precisamente durante su estancia en España para el rodaje de este filme cuando conoció a Luis Miguel Dominguín en una fiesta celebrada en la Embajada de Cuba.

Siguió con su carrera cinematográfica a las órdenes de cineastas como Luis Buñuel ('Así es la aurora', 1956), Jean Cocteau ('El testamentoi de Orfeo', 1960) o Federico Fellini ('Fellini Satiricon', 1969).

'La señora García se confiesa'

Pero el gran papel de su vida fue el de 'La señora García se confiesa', la serie escrita y dirigida por Adolfo Marsillach, coprotagonista además de la historia.

Su fuerte personalidad y su temprano divorcio en una España franquista (fue en 1968), hicieron de ella un personaje habitual de las revistas de los años sesenta y setenta. La actriz se fue alejando de las pantallas en los años ochenta y se centró en la pintura y en su faceta espiritual. Llegó a abrir un museo dedicado a los ángeles y se trasladó a vivir a la pequeña localidad segoviana de Brieva.

Su última aparición pública, con el característico pelo azul de sus últimos años, fue el 15 de marzo en la final de 'Prodigios', el programa de TVE presentado por su gran amigo Boris Izaguirre. este lunes fallecía en Segovia, víctima de una neumonía.

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