El caso contra Andrés se agrava

Humillación porque las explicaciones de Giuffre tuvieron más credibilidad que las del príncipe en su larga entrevista de hace quince días. La estadounidense de 35 años, ahora residente en Australia, pidió a la población británica «que me apoye, que me respalde, que me ayude en esta lucha, porque esto no es una sórdida historia de sexo,… es una historia de abuso y de uno de los hombres de vuestra realeza».

En el documental, emitido en el prestigioso programa 'Panorama', Giuffre explica de manera convincente cómo fue captada para aprender masaje y cómo descubrió en su encuentro con Ghislaine Maxwell, la amiga del príncipe que le introdujo en el círculo de Epstein, que en realidad tenía que mantener relaciones sexuales con el multimillonario, que se suicidó en agosto en prisión mientras esperaba juicio.

Fue Maxwell también quien le informó que debía prestar los mismos servicios a Andrés cuando iban en un coche a la casa de ella en Londres, tras unas horas en un club. «Sentí asco. Había un baño y allí empezó, y de allí al dormitorio, y no duró mucho tiempo todo el procedimiento. Fue asqueroso. No fue malvado ni nada de eso. Se puso en pie, dio las gracias y se fue».

Giuffre fue convincente sobre la foto en la que el príncipe posa abrazando su cadera en la casa de Maxwell. Le pidió a Epstein que la sacara. Formaba parte de la colección de fotos que entregó al FBI. Personas que hablaban en nombre de Andrés han puesto en duda la veracidad de la fotografía y el príncipe dijo en su entrevista que no se pude probar que sea falsa, aunque no recuerde haber conocido a Giuffre cuando tenía 17 años.

Cinco víctimas de Epstein han pedido que se llame a Andrés a testificar. Si viaja a Estados Unidos puede ser conminado a comparecer en el juzgado. Hasta ahora no ha respondido a las cartas que le ha enviado el abogado de Giuffre. Estuvo con frecuencia en las diferentes residencias de Epstein, al que invitó a los palacios y eventos de la realeza. Podría aclarar qué vio en el entorno del convicto pedófilo, aunque ya adelantó en su entrevista que no vio nada impropio y que está dispuesto a testificar ante una autoridad.

Pocas horas después de expresar su satisfacción por cómo había defendido su inocencia en la televisión, el príncipe Andrés tuvo que apartarse de la vida pública al comprobar la reacción negativa que había tenido. Esta segunda humillación parece el precedente de algo más grave, que su próximo testimonio sea bajo juramento y ante un juez que puede enviarle a la cárcel.