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Gloria Jover
Miércoles, 22 de marzo 2023, 13:03
Cada sábado siguiente al Domingo de Resurrección se celebra en Torre de Don Miguel la festividad de El Capazo, una cita ancestral que, según datos históricos, se festeja desde los primeros tiempos en los que los humanos empezaron a utilizar ritos mágicos para favorecer la fertilidad de la tierra.
Esta costumbre convertida en festividad revive las tradiciones de los antepasados de invocar a los dioses para pedir buenas cosechas utilizando la magia buscando favorecer la fertilidad de la tierra a través del fuego.
Días antes de la fiesta, los mozos del pueblo suben a la sierra y cortan un roble de unos cinco o seis metros y de abundantes ramas. Posteriormente, lo clavan en la plaza del pueblo, con la iglesia como fondo, desprovisto de hojas y ramas pequeñas.
Llegado ya el sábado – día de celebración –, unas horas antes del rito da comienzo la ruta por las bodegas.
Las mujeres, 'Las Pacas', acompañadas por el 'Muñidor' (tamborilero) con su flauta y tamboril, van a buscar al 'Camuñas', despertándolo con sus cantos y bailes, comenzando así el recorrido por las calles del pueblo en el que van danzando al compás del sonido de los cencerros portados por el oficiante y al ritmo del sonido del tamboril que entona el rico acervo musical de la localidad.
Al ritmo de los cencerros se recoge al primer Capacero, al que le acompaña un burro donde se portan las capacetas utilizadas tradicionalmente en el proceso de prensado de las aceitunas en los molinos. Se trata de un elemento fundamental en el desarrollo del rito.
El Camuñas visita una a una todas las casas y bodegas donde lo esperan el resto de Capaceros y donde es recibido por los familiares. Este es quien comparte con todos los visitantes y el pueblo las viandas y el vino.
Al caer la medianoche en la plaza, los Capaceros hacen un pasillo y las mujeres comienzan a bailar alrededor del árbol. Una vez terminados los bailes, los Capaceros dan varias vueltas sobre el árbol siguiendo al Camuñas antes de acercarse a prender las esteras en el fuego.
A continuación, los Capaceros portadores del fuego, prenden las capacetas untadas en aceite y los mozos las distribuyen alrededor del árbol formando un círculo de luz. El bullicio y la emoción motivan a los Capaceros, y empiezan a lanzar las capacetas prendidas en fuego con la intención de engancharlas o encajarlas en el árbol.
Una vez que el árbol arde por completo, se ofrece a los visitantes y a los vecinos la opción de lanzar este elemento.
Mientras el fuego consume los restos del árbol y de las capacetas, se reparte el afamado sopetón, un dulce típico que consiste en una rebanada de pan tostado que se empapa en aceite y zumo de naranja con azúcar espolvoreada por encima. Es la forma que utilizaban los antiguos molineros para analizar la calidad del aceite recién salido de la prensa.
Posteriormente, el Camuñas entrará en el templo para purificar el fuego a los pies de la patrona,la Virgen de Bienvenida, iluminándose el templo con las velas al son de los vítores a la Santísima Virgen con la terminación de la Salve.
A partir de ese momento será ella la encargada de iluminar y vigilar los campos para que la próxima cosecha resulte abundante.
Se desconoce cuál es el origen exacto del rito, pero se conservan costumbres parecidas por gran parte de Europa. Probablemente, el culto a los elementos naturales como el fuego, la naturaleza y el conocimiento del ciclo solar anual propiciaron una fiesta en un momento cercano al equinoccio de primavera, donde un fuego hecho por la humanidad ayudaría al sol a alargar los días y a calentar más la Tierra, continuando así la vida en el planeta. Era la manera de que la vida resurja tras el letargo del invierno y proporcione alimentos.
Aunque Torre de Don Miguel no se fundó hasta el siglo XIII tal y como hoy se conoce, se ha constatado la presencia de pobladores lusitanos y vetones en las cercanías del pueblo como lo atestiguan sus restos tales com: losas de granito, cazoletas y estelas de guerrero.
La relación con estos pueblos y su cultura, cuya base ha sido siempre la agricultura y la ganadería, se resaltan con los elementos de sus rituales entre los que figuran el fuego y la naturaleza.
En la localidad hay múltiples casas que se construyeron con la técnica de esgrafiado y pintura en la que aparece una estrella de seis puntas insertadas en un círculo que representan a la flor del olivo y que tienen un fin protector, para ahuyentar los malos espíritus, prosiguiendo así los cultos de los antiguos pueblos celtas.
La cristianización de los pueblos paganos conllevó que estos ritos se transformaran hacia una justificación religiosa de los mismos. Actualmente, El Capazo está totalmente integrado en la religión cristiana, en concreto en las fiestas en honor a la Virgen de Bienvenida, patrona de la localidad, pero conservando los elementos paganos de su origen.
Velentina Jiménez Jacinto Alcaldesa de Torre de Don Miguel
Torre de Don Miguel es una localidad que se encuentra situada en la comarca de Sierra de Gata, en el extremo noroccidental de la provincia de Cáceres. Entre los cauces del arroyo San Juan, levantada en un cruce de caminos al amparo de castillos en la falda de la Almenara. Es un pueblo singular y peculiar, que se ha ido construyendo a partir de las relaciones entre la naturaleza y la mano del hombre, entre lo rural, sus cultivos y las pintorescas formas arquitectónicas como sus conocidos balcones, su monumental iglesia Nuestra Señora de la Asunción (BIC, con categoría de Monumento) o el popular Barrio el Cancillo con raíces islámicas y hebraicas que marcan un tipismo a todo su conjunto.
Es un pueblo hospitalario con grandes posibilidades, costumbres arraigadas y signos evidentes que marcan su identidad, y ponen en valor el patrimonio natural, y sus tradiciones como una de las herramientas importantes en su lucha contra la despoblación tras el alarmante informe anual del Banco de España donde daba a conocer las 158 localidades extremeñas cuya supervivencia a largo plazo puede verse amenazada, y en riesgo de desaparecer. Y aunque en este listado no aparece Torre de Don Miguel, creemos que es importante trabajar en un modelo de desarrollo sostenible donde el turismo sea capaz de monetizar esos recursos en desarrollo y prosperidad para el territorio.
Desde este Ayuntamiento trabajamos y trabajaremos por conseguir que la localidad se convierta en un pueblo atractivo, que genere el deseo de vivir en él, tanto para sus vecinos, como para sus emigrantes o para aquellos que nos visitan. Realizamos un gran esfuerzo por mantener y recuperar las tradiciones culturales de nuestra tierra, mejorando todos y cada uno de los aspectos que son importantes para los que viven en él. Y hablando de tradiciones, estas juegan un papel importante a la hora de crear la identidad de un lugar, repitiéndose generación tras generación, garantizamos el sentido de la permanencia.
Es imposible citar todas las realidades que esconde esta localidad en estas pocas líneas. Te invitamos a que te atrevas a vivir todo esto sobre el terreno, entre nuestras gentes, en nuestros festejos, y verás que lo que contamos es cierto.
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J. López-Lago y María Díaz | Badajoz
Josemi Benítez
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