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Gloria Jover
Miércoles, 22 de marzo 2023, 12:46
Si eres un viajero apasionado de las ánimas y las historias mágicas, de ritos y rituales, el norte de Extremadura es tu sitio. En la comarca de las Hurdes, concretamente en la zona de Pinofranqueado, se encuentra la alquería hurdana de El Mesegal. El 1 de noviembre, coincidiendo con el día de Todos los Santos, se celebra la Carvochá y la Chicharrona. La huella céltica de la festividad de Shamaín está muy presente en la tradición funeraria de la comarca que, al igual que las antiguas comunidades de pastores, llenaban de singularidad sus fiestas de los muertos.
Los paisajes otoñales hacen que la magia que recrea la celebración de la Carvochá se acentúe aún más. Las legendarias ceremonias y representaciones populares de los 'rejuíju' – rituales escenificados– fueron rescatadas, salvaguardados y vigorizadas gracias al grupo de antiguos pastores 'Estampas Jurdanas'.
Todos los actos giran en torno a la hoguera de las ánimas que se realiza desde primera hora de la mañana. Se enciende la 'Jogará de lah Ánimah' con un leño del pasado año y sobre sus llamas, el Zajuril (especie de santón y visionario) arroja unas migas de pan de centeno, un puñado de castañas, unos pelos de cabra, unos trozos de un panal de miel y un buen chorro de vino. Mientras se masculla unos 'latinajos' y unos 'gorigoris', ayudado por sus monagos, uno de los cuales toca la 'Ehquila de lah Ánimah' y va conjurando los males del año venidero.
Los antiguos jordanos tenían la creencia de que las ánimas también estaban de manera invisible presentes, y que ellas comían, bebían y danzaban por la boca y pies de los vivos que allí se encontraban, por lo que recomendaban comer por dos y así mantener contentos a los espíritus de los antepasados, y así no vendrían a molestar.
Los antiguos jordanos tenían la creencia de que las ánimas también estaban de manera invisible presentes, y que ellas comían, bebían y danzaban por la boca y pies de los vivos que allí se encontraban, por lo que recomendaban comer por dos y así mantener contentos a los espíritus de los antepasados, y así no vendrían a molestar.
Además, se lleva a cabo una ofrenda en las eras que nadie puede tocar, y esta incluye castañas, membrillos, manzanas, granadas, higos y una jarra de barro con la polienta – el vino del año-. Y cuando va cayendo el día, se celebrará la Carvochá y, con ella, el gran asado de castañas acompañado con unos tragos de orujo bajo las estrellas.
En esta fecha las hojas de los árboles empiezan a vestir el suelo hurdano de colores amarillos, marrones y naranjas, creando una explosión de matices.
La castaña toma protagonismo, un fruto generoso cuyo proceso de recolección es laborioso pues la orografía hace imposible el acceso a los castaños por medios mecánicos, teniendo que utilizar animales domésticos y volviendo de este modo a señalar ese hacer tradicional y natural hurdano.
En torno a las castañas, se celebran dos coloristas rituales de profundas raíces que son la Chicharrona y la Carvochá que, años antes, se festejaba el primero en diciembre, época de matanzas, y el segundo, en la fiesta de los santos, como culto a las ánimas para, posteriormente, unirse en un solo día.
Al amanecer baja la Chicharrona. Una mujer de cabellera larga y rubia, ataviada con pieles de cabras y portando una pandereta y un garrote, cargada de chorizos y en su saca aguardaba castañas, higos pasos y nueces y que trae consigo la licencia para que los paisanos pudiesen comenzar las matanzas del 'gorrinu'.
La Chicharrona baja la sierra acompañada de un tamborilero. Y los muchachos del pueblo salen a primera hora de día para esperarla. La reciben con alboroto junto a músicos y danzantes que la escoltan realizando el 'pasacállih de animah' para llegar a la 'jogará', donde la Chicharrona se sube en sitio alto y empieza a leer la licencia que da paso al comienzo de las matanzas.
Tras comer unas ricas alubias acompañadas de polenta, aparece el Chicharrón, todo envuelto en pieles y con unos cuernos de macho cabrío, que obliga a la Chicharrona a bailar con él.
Todo el mundo preparaba una fiesta que duraba todo el día, asando patatas en la 'jogará' y los sobrantes de la matanza anterior.
Y al caer la noche, los muchachos corren por las calles al ritmo y sonido de los cencerros, pues así se espantan a las brujas y no vienen a estropear la chacina.
En este mágico ritual de las Hurdes, muestra viviente de tradiciones ancestrales, se recomienda comer por dos ya que las ánimas están virtualmente presentes.
José Luis Azabal Alcalde de Pinofranqueado
Consciente del auge que está tomando nuestra comarca de las Hurdes y en consecuencia la gran atracción de turistas que visitan Pinofranqueado y sus alquerías, aprovecho estas líneas para saludar a esos turistas, pero también a los vecinos que ya saben lo que es sentir y vivir en nuestro municipio.
Pinofranqueado es un municipio activo, amable, dinámico y emprendedor. Una localidad que tiene una gran fuerza, al igual que las personaos que residen en él. Una población dispuesta a dar un gran salto hacia delante para ganar el futuro, con nuevos proyectos, con más y mejor calidad de vida, y con nuevas ideas para mejorar.
Nos encontramos en un enclave único, en pleno corazón de las Hurdes. Servimos como entrada a la comarca por el sur y presumimos de un amplio abanico de posibilidades para disfrutar de nuestro municipio, con una agenda cultural que no deja indiferente a nadie.
Nuestra gastronomía será uno de los primeros pasos para saborear Pinofranqueado recorriendo al mismo tiempo una privilegiada naturaleza que se ve engalanada por sus maravillosas zonas de baño.
La población cuenta con 10 alquerías que dan color al municipio con su historia, arquitectura y tradiciones. Pero si por algo destaca es por el buen hacer de sus gentes.
Su visita es obligatoria, ya que podrás disfrutar de maravillas naturales como 'el Chorritero' en Ovejuela, la arquitectura del moral, senderos entre alquerías o la piscina natural en 'la Muela', entre muchos otros lugares.
Si bien cualquier fecha es buena para conocer la comarca, les brindamos un amplio cartel de festividades para conocer más a fondo Pinofranqueado. La Enramá, nuestra celebración por excelencia, y de interés turístico que se celebra a finales de agosto, nuestros mercados artesanales celebrados cada 30 de noviembre en honor a San Andrés o el Viernes Mayor, cada primer viernes de agosto. Además de fiestas tradicionales como 'la Carvochá' que se celebra en la alquería de Mesegal a primeros de noviembre, donde se escenifica legendarias ceremonias y representaciones populares de los 'rejuíjuh', rituales que fueron rescatados, salvaguardados y vigorizados por el grupo Estampas Jurdanas.
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J. López-Lago y María Díaz | Badajoz
Josemi Benítez
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