Borrar
La peña Tan Agustito en el desfile de carrozas y comparsas del pasado Carnaval.
La peña Tan Agustito en el desfile de carrozas y comparsas del pasado Carnaval. MAM
Navalmoral de la Mata

El Carnavalmoral ya quiere mucho más

Tras casi cuatro décadas declarado Fiesta de Interés Turístico Regional, ahora busca su reconocimiento nacional

Miguel Ángel Marcos

Miércoles, 22 de marzo 2023, 11:51

Tras casi cuatro décadas como Fiesta de Interés Turístico Regional, el Carnaval de Navalmoral de la Mata, el Carnavalmoral, quiere más. Quiere convertirse en Fiesta de Interés Nacional por su antigüedad, por su espíritu de supervivencia cuando no se hacían carnavales en casi ningún punto de España, por el colorido de sus desfiles y por los miles de visitantes.

En torno a 60.000 han estimado desde el Gobierno municipal en la última edición que, a decir del concejal de Festejos Alfredo Vízcaíno, ha sido «un pedazo de Carnaval» y a juicio de su compañero Juan Máximo Villar, «el mejor en mucho tiempo». Había ganas de fiesta tras un año de ausencia y otro de restricciones; el tiempo acompañó y la gente se echó a la calle para disfrutar de actividades consolidadas, por un lado, y de otras que van cuajando poco a poco. Las piedras angulares han sido y siguen siendo la gala de coronación de reinas, única en Extremadura; el pregón; los desfiles de carrozas y comparsas, plenos de colorido, vistosidad, imaginación y cuidadas coreografías, y el entierro de la sardina.

Mueren y resurgen

A esas citas se han ido incorporando otras, que, en unos casos, desaparecieron pronto; en otros dejaron de hacerse y resurgen y en otros parece que han venido para quedarse. Entre las primeras se encuentra el concurso de drag-queen, que vivió varias ediciones muy animadas, pero que se quedó sin participantes.

La que se ha recuperado es el concurso de murgas, que llegó a tener casi una decena de grupos en sus distintas ubicaciones, que se vino abajo cuando se quiso llevar al multiusos y que ha vuelto a la caseta municipal. Aunque realmente nunca desapareció del todo, puesto que, a falta de concurso, las murgas que quedaban organizaban sus propias 'giras' por la calle o por los bares que querían contar con su música y sus letras llenas de gracejo e ironía.

En cambio se han consolidado el desfile juvenil, iniciado hace varias legislaturas con los institutos y al que se han unido los colegios para reunir a cerca de 1.500 estudiantes, y el 'Cómete el Carnavalmoral por una pata'. Algo tan sencillo, y no demasiado costoso para el Ayuntamiento, como entregar una paletilla de jamón y un pan a grupos disfrazados de la misma temática, que empezó en el Jardincillo y que se ha trasladado al parque municipal al dispararse el número de colectivos, en torno a 150, llenando la mañana del sábado de disfraces. A todo ello hay que unir el pasacalles, que necesita una vuelta para que recupere la chispa que tuvo en su día, y abundante música en forma de conciertos y verbenas, además de la disco móvil para los jóvenes.

Pero, sobre todo, los disfraces. Porque esa es la verdadera esencia del Carnaval moralo. El disfraz, para convertirnos durante unas horas en lo que no somos.

Un Carnaval abierto a todo el mundo

Raquel Medina Alcaldesa de Navalmoral de la Mata

Un Carnaval abierto a todo el mundo

El de este año no ha sido un Carnaval normal. Ha sido el primero, tras la pandemia, de una ciudad que trasciende el Campo Arañuelo y comienza a preparase para acoger ciudadanía de diferentes partes del mundo y, como ella, su Carnaval, que abrirá sus puertas a los nuevos conceptos que vengan.

Pero mientras eso ocurre, seguiremos disponiendo de El Tejar para albergar a ese nuevo turismo que disfruta viniendo en autocaravanas; agradeciendo a las peñas sus esfuerzos en carrozas, trajes y coreografías; poniendo en valor los cientos de dedos quemados con silicona, las yemas agujereadas a alfilerazos, los pies doloridos y las ojeras en sus trabajos...

Asimismo, agradecer su esfuerzo y dedicación a institutos, colegios, madres, padres, fuerzas y cuerpos de seguridad, voluntarios y voluntarias, Comisión de Festejos, agentes económicos, personal sanitario, trabajadores y trabajadoras municipales, gobierno local y otras administraciones, personas todas esenciales y todas implicadas. Como esencial e implicado ha sido los últimos ocho años mi compañero y amigo Alfredo Vizcaíno, concejal de Festejos, quien pasando siempre desapercibido, recuperó la feria de cacharritos, llenó las mañanas de disfraces comiéndose el 'Carnavalmoral por una pata' y devolvió el Carnaval al pueblo y a la calle.

Un Carnaval que debe esforzarse en los próximos años por conseguir ser declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional, que bien se lo merece...

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy El Carnavalmoral ya quiere mucho más