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Fervor de los fieles tras el estandarte de la Inmaculada, portando escobones en llamas.
Fervor de los fieles tras el estandarte de la Inmaculada, portando escobones en llamas. CEDIDA POR SANTIAGO ZARZA
Jarandilla de la Vera

Vibrando de júbilo con el fuego y el calor de los escobazos

Esta ancestral celebración, que recibe miles de visitantes, llena diversos enclaves de la población de grandes hogueras para surtir de fuego a escobones de vecinos y visitantes

Eloy García

Miércoles, 22 de marzo 2023, 12:32

Al llegar la noche del 7 de diciembre, Jarandilla de la Vera está en ascuas material y espiritualmente hablando, pues los escobones comienzan a encenderse desde el atardecer hasta pasadas las 12 y bien entrada la madrugada del día 8.

En los sitios más estratégicos y en los anchurones de las calles arden inmensas hogueras en honor de la Virgen de la Concepción. Y aún hubo tiempo en que desde lo alto de la almena de la torre se encendía una gran hoguera. ¿Qué entiende Jarandilla por el título 'Virgen de la Concepción' y no 'de la Inmaculada', que es una expresión mucho más moderna?

El pueblo sencillo entiende que la Virgen, por ser llena de gracia, no tuvo mancha de pecado y así lo expresa en sus cantos de algazaras y júbilo que, con una música preciosa que sólo los de Jarandilla saben dar tono en estos bellos romances que bien pueden ser de finales del siglo XIV por su música y letra: «Virgen de la Concepción, mañana será tu día, y subirás a los cielos, quién fuera en tu compañía».

Subir a los cielos

En estos primeros versos de ocho sílabas el pueblo mezcla maravillosamente las dos grandes fiestas de la Virgen de la Concepción y la subida a los cielos del 15 de agosto pues termina diciendo «y subirás a los cielos, quién fuera en tu compañía».

En cuanto a la segunda estrofa, tenemos que concluir que implícitamente se refiere a los cabreros y al pueblo sencillo, que en aquellos remotos siglos habitaban junto a sus majadas en la sierra y por eso dicen: «Toda la noche venimos, roando (rodando) como un troncón, sólo por venirte a ver, Virgen de la Concepción». Y es evidente que sólo se puede 'roar' cuesta abajo.

Las hogueras se hacen visibles a distancia. CEDIDA POR ÁNGEL ROMERO

Jarandilla se adelantó en proclamar la fiesta en más de 1.000 años a Roma, que por el Papa Pío IX fue declarada la Inmaculada en 1854.

Por eso, en la Plaza de España de Roma todos los años el Papa coloca un ramo de flores a los pies de la gran columna con la imagen de la Virgen, reconociendo así Roma que España fue adelantada en esta devoción. Además de estas razones de un valor histórico de siglos, Jarandilla recibió una influencia, aunque prestada de los árabes, que tuvieron su barrio propio en el llamado 'La Moraleja', hoy situado al suroeste de la población.

Y en efecto, se canta así diciendo: «Iban caminando, tres por la Chorrera, hasta que llegaron a La Moraleja». Con estas razones creemos que están perfectamente probadas las raíces históricas, y con profundidad de siglos en lo que Jarandilla canta y celebra la noche de Los Escobazos.

Esta es sin duda una de esas celebraciones para vivirla desde dentro, para sumergirse de lleno. Ponerse la ropa más vieja, la bota de vino de pitarra, la sartén, las tapaderas, el caldero y lanzarse a experimentar unas sensaciones que, como poco, sorprenden. «Si se disfruta de verdad, entonces se habrá creado un sólido vínculo con nuestra festividad cada 7 de diciembre, ya seréis nosotros, los que vivimos Los Escobazos con el corazón, porque no sabemos hacerlo de otra manera», afirma Almudena Pérez, responsable del Museo de Los Escobazos.

El Escobón de Oro

La mañana del día 7 se entrega en el museo, también Centro de Interpretación, el Escobón de Oro. Se trata del máximo galardón otorgado a personas, asociaciones o empresas que hayan contribuido o estén haciéndolo en este momento con la promoción turística, el valor cultural y la tradición de la población.

Esa mañana se ultiman los preparativos, y las inmensas hogueras que arderán al paso de la Virgen con la finalidad de poder alumbrar a la Inmaculada Concepción a su paso por las angostas calles de la localidad. También puede verse ese trasiego de gente, algunos atónitos, expectantes, y otros alegres, disfrutando y saboreando la proximidad de su fiesta más esperada.

A la petición de la rosca por parte de los mayordomos, acompañados por familiares y amigos, entonando cánticos en honor a la Inmaculada Concepción por la parte más antigua de nuestra localidad, le sigue el atardecer.

Es un rito ancestral lleno de magia. CEDIDA POR ANTONIO RODRÍGUEZ

En la oscuridad, el fuego

La oscuridad que propicia el inicio de este ritual, aparecen los primeros escobones. Éstos son quemados por los más pequeños, que sin temor alguno y con la tradición ya inculcada, disfrutan encendiéndolos y saludando a todo aquel que se aproxima.

La noche más esperada ya ha llegado, y poco a poco se irán uniendo jóvenes, mayores y ancianos, quienes aportan su entusiasmo particular para que se produzca la magia.

Este ambiente propicia el hermanamiento entre unos y otros. Cualquier visitante es bien recibido. Se comparte el vino, cánticos y naturalmente el fuego, pudiendo recibir un escobazo cuando menos se lo espera.

Este ambiente propicia el hermanamiento entre unos y otros; cualquier visitante es bien recibido

Corre el vino de pitarra, las pavesas envuelven el ambiente; la plaza está iluminada por el fuego, la gente no para de cantar y hacer sonar sus instrumentos. Es en ese momento cuando la plaza está atestada.

En su mayor plenitud, escobas erguidas esperan a la Virgen, jinetes a caballo ansían el comienzo de la procesión y numerosos ojos curiosos no son capaces de pestañear por miedo a perderse un solo segundo algo tan mágico que están viviendo.

Entonces se produce el momento más esperado de la noche, cumbre en la que aparece el párroco portando el estandarte de la Inmaculada Concepción para entregarlo al mayordomo, y es justo entonces cuando esa plaza repleta de gente proclama al unísono una y otra vez, una y otra vez entre lágrimas de emoción y alegría… ¡¡Viva la Virgen de la Concepción!! ¡Viva!

Escobas erguidas esperan a la Virgen y jinetes a caballo ansían el comienzo de la procesión

Es magia memorable, plástica que entra por la retina, olor que penetra hasta la pituitaria, humo que impregna cada poro de la piel para dejar una marca indeleble, imborrable, que perdura, que se perpetúa de generación en generación desde hace siglos. «Es un ritual atávico, eso es o son Los Escobazos de Jarandilla de la Vera», destaca la responsable del Museo de los Escobazos.

«Una noche mágica que se vive con fervor y devoción»

Fermín Encabo Acuña Alcalde de Jarandilla de la Vera

«Una noche mágica que se vive con fervor y devoción»

Cada 7 de diciembre celebramos nuestra fiesta de fuego más emblemática, Los Escobazos, declarada de Interés Turístico Regional y que representa la llegada de los cabreros, cuando con antorchas encendidas bajaban de la sierra para celebrar la festividad de la Inmaculada Concepción y la familia les esperaba alrededor del fuego.

Noche mágica que se vive con fervor, pasión y mucha devoción por todos los vecinos y vecinas de nuestra localidad, grandes y pequeños.

Quiero aprovechar este saluda para dirigirme a las personas que por primera vez vengan a visitarnos. Van a vivir una experiencia única que no les dejará indiferentes, además de constatar la calidez y hospitalidad del pueblo jarandillano.

Al resto de amigos, familiares y amantes asiduos de nuestra festividad de Los Escobazos, desearles que disfruten este día. También del programa de actos previos, con la entrega del Escobón de Oro, los talleres para elaborar escobones dirigidos a niños y niñas, la Petición de la Rosca,…

Tradición ancestral

En definitiva, que gocen del buen ambiente y de esta tradición ancestral de fuego que nos une a todos en perfecta hermandad.

Expreso ahora mi agradecimiento a todas aquellas personas que de una manera u otra trabajan para que esa noche podamos disfrutar un año más de nuestra fiesta con las máximas garantías y seguridad; personal del Ayuntamiento, Policía Local, Protección Civil, jaradillanos y jarandillanas, visitantes…

Os reitero mi deseo de que este día transcurra en perfecta armonía y sirva para el disfrute de todos, autóctonos y foráneos. Porque no es solo una fiesta lo que promovemos y fomentamos, sino el valor cultural de un pueblo.

Además, quiero invitaros a que visitéis en cualquier época del año el Centro de Interpretación, Museo de Los Escobazos, situado en una antigua ermita del siglo XVII, la del Santo Sepulcro y que recoge todo lo relacionado con nuestra fiesta más insigne. Ahora sí entonemos nuestros vivas en honor a la Inmaculada Concepción. ¡Viva la Virgen de la Concepción, Vivan Los Escobazos!

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