
Secciones
Servicios
Destacamos
Gloria Jover
Miércoles, 22 de marzo 2023, 12:31
Los gigantes y cabezudos forman parte de la esencia de Hervás. Durante los días que se celebran las ferias de agosto y fiestas de septiembre es costumbre ver a los cabezudos reunidos delante de las casas consistoriales, donde preparan sus trajes y retocan sus resultonas máscaras de colores. Mientras tanto, el alguacil revisa minuciosamente que todos los protagonistas se encuentren en sus lugares correspondientes.
El ritual comienza a las nueve de la mañana cuando el alguacil dispara una salva de cohetes que anuncia el inicio del desfile. A continuación, la comparsa desfila por las calles haciendo una parada obligada en cada uno de los cantones –lugares donde tradicionalmente el pregonero leía los bandos municipales––. Tras recorrer numerosos puntos y calles de la localidad, los cabezudos regresan a sus habitaciones bajo la mirada atenta del responsable para que los protagonistas más traviesos no se escapen a hacer alguna trastada.
La de los Cabezudos es fiesta popular acompañada por el ritmo de la charanga y donde niños, jóvenes y mayores bailan al compás sin perder de vista a los protagonistas, los enmascarados.
En ocasiones los más pequeños se asustan al ver el aspecto de los cabezudos, y cuando esto sucede se inicia el ritual de la amistad. En este, el padre o madre se acerca cauteloso al cabezón, donde deja que el pequeño acaricie su traje y ropajes de seda y la máscara acartonada que estos portan. Y es aquí cuando el cabezudo se hace amigo del niño y espanta el miedo del asustadizo infante chocándole los cinco en señal de amistad y complicidad.
La admiración y el cariño que estos seres vivientes de cartón despiertan en pequeños y mayores, lugareños y visitantes, crean la magia que los envuelve.
Los protagonistas acompañan en las noches de ferias a la revoltosa vaca de fuego que corretea por la plaza de la Corredera.
Los primeros datos conocidos se remontan al año de 1943. Don Manuel Álvarez, alcalde por aquellas fechas, escribió una carta a Cáceres, el 28 de agosto, con el ruego de que le facilitase cuatro gigantes y cabezudos de los que poseía la Corporación municipal para amenizar las fiestas locales de septiembre. Pero al no tener respuesta, el edil hizo la misma petición a la localidad salmantina de Béjar, donde encantados cedieron sus gigantes y cabezudos.
Este acontecimiento fue agradecido por el alcalde hervasense mediante una carta en la que expresaba su gratitud por las cuatro cabezas y ropas de cabezudos y dejaba la puerta abierta para futuras colaboraciones. Al año siguiente los gigantes fueron cedidos por la casa de la salud de Plasencia.
Tras ver el éxito y la expectación que levantaba en jóvenes y adultos, el Ayuntamiento decidió crear su propio grupo de gigantes y cabezones. Y fue en 1953 cuando Hervás estrenó su agrupación de muñecos gigantes.
La 'familia' de cabezudos fue creciendo poco a poco y cada vez el Consistorio fue incrementando nuevos personajes, entre los que se encontraban los Reyes Católicos, un mexicano, un payaso, el berrugón, Popeye Marino, la bruja pirulí, el torero, el bandido, etc.. Por aquel entonces, los gigantes, de tres metros de altura, costaban 1.400 pesetas cada uno, y los cabezudos, de un metro, 850, sin los trajes.
Estas figuras, debido al tiempo y el uso, han sufrido algún accidente que otro. Es por ello que han tenido que ser restauradas para preservar su conservación. En la actualidad, Ángel Sánchez es el encargado de, con sus manos de orfebre, reparar los golpes, arañazos y otras abolladuras propias de los trajines cariñosos de las fiestas.
Con los años, la comparsa de los gigantes y cabezudos han llegado a formar parte del patrimonio cultural de Hervás, por el que los lugareños sienten un cariño especial y que han hecho de embajadores del pueblo en diversas ocasiones y por toda la geografía nacional. Esta tarea no sería posible sin la colaboración desinteresada de los lugareños que ayudan y prestan voluntarios para cargar sobre los hombros a estos personajes bullangueros que desde hace 69 años son la magia de las fiestas.
Patricia Valle Corriols Alcaldesa de Hervás
El cariño que nos procesan todas aquellas personas que nos visitan muchas veces nubla la capacidad de saber por qué somos merecedores de este apego.
Pero si alguno de ustedes aún no ha incluido una parada en esta villa, permítanme convencerles pues Hervás es cruce de caminos y culturas, es sinergia del pasado, presente y futuro, es patrimonio cultural y natural, es un destino para disfrutar de festivales de teatro, música, es naturaleza, deporte, cielos estrellados, gastronomía y bienestar.
Pasear por las calles estrechas del Conjunto Histórico Artístico del Barrio Judío nos reporta a otra época, tiempos en los que cristianos y judíos convivían en paz, vivencia que pueden vivir en primera persona en los primeros días del mes de julio con el Festival 'Los Conversos, Hervás en busca de sus raíces'. O si les gusta la música, la plaza de la Corredera y el Festival de Blues de Béjar son ya parte de la programación veraniega. Pero quizás la identidad de Hervás aflora en las ferias y fiestas, en las que los gigantes, cabezudos y vaca de fuego toman las calles y son testigos de reencuentros.
El verano da paso al otoño, época mágica en Hervás y el Valle del Ambroz. Si usted es amante de la naturaleza no puede perderse el Otoño Mágico. El invierno es momento de acogida, el Pinajarro se pone su sombrero blanco, los ocres del otoño dan paso a olores de castañas asadas y chimenea..
Si lo que quieres es volver a ser niño, la primavera es tu estación para disfrutar del Festival de Títeres y Trotamundos, festival para pequeños y grandes. Hervás espera que esté en la hoja de ruta de tu próximo viaje como parada obligatoria. Te esperamos.
Publicidad
J. López-Lago y María Díaz | Badajoz
Josemi Benítez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.