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'Múltiples' que alberga oficina, gimnasio, Correos y juzgado en Villanueva de la Sierra. :: David Palma
Vivir del papeleo

Vivir del papeleo

En Cáceres o en Villanueva de la Sierra, los edificios 'múltiples' son la esencia de la provincia

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Viernes, 15 de marzo 2019, 08:25

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En Cáceres hay un edificio llamado popularmente el Múltiples, que simboliza muchas cosas. En una ciudad donde prima lo público, el Múltiples se convierte en el eje y el motor de la vida ciudadana. Al Múltiples se va para gestionar casi todo lo que en Cáceres se mueve y alrededor del Múltiples gira lo que interesa: pagas, vacaciones, jubilaciones, bajas, oposiciones, permisos, licencias...

El Múltiples es un edificio feo y grandote, pero muy representativo, es la metáfora del poder, de la provincia, del objetivo que cualquier buena familia inculca a sus hijos: depender algún día de los servicios instalados en el Múltiples, convertido en sede de un imaginario consejo de administración de la empresa más fuerte de la provincia, la función pública.

En una ocasión, un grupo de niños de una escuela de las Hurdes vinieron a Cáceres y el autobús de la excursión los dejó frente al Múltiples. Al descender del autocar, los muchachos miraron asombrados aquel edificio tan largo y tan alto que ocupaba todo el flanco de una avenida y lanzaron una pregunta llena de admiración: «¿Todo esto es del mismo hombre?».

Pues sí, del Estado, gran patriarca de las provincias españolas pequeñas y burocráticas, donde el papeleo es la esencia de la existencia y será la angustia de esos niños cuando se hagan mayores y vengan a la capital a hacer trámites en el Múltiples, un edificio que siempre agobió a los visitantes de ocasión y que ahora también los desquicia cuando les hacen vaciar los bolsillos para ver si llevan escondida una bomba en el teléfono móvil.

Una bomba, no, pero la piqueta sí que amenazó al Múltiples cuando, con aquella quimera fallida de Cáceres Capital Cultural Europea, se planificó desde la Junta un gran bulevar peatonal que iría desde la avenida de Alemania hasta la calle San Antón, al final del paseo de Cánovas, eliminando de paso la Cruz de los Caídos y el Múltiples para llenar la ciudad de espacios abiertos y acabar con la simbología esencial de lo consistente y lo respetable, la Cruz y el Múltiples.

Si aquel proyecto hubiera salido adelante, Cáceres se habría convertido en cualquier cosa. Sin los referentes poderosos e inmutables de la respetabilidad, todo hubiera sido posible. Pero no lo fue y ahí siguen la Cruz y el Múltiples recordándonos la perdurabilidad inmanente de lo indiscutible.

Tras la amenaza de la piqueta, hubo otro intento de arrebatar al Múltiples su carácter de estandarte cuando el siguiente gobierno de la Junta barajó venderlo, que hubiera sido como vender el espíritu de Cáceres por 30 monedas, pero no, nadie osó comprar un alma, un icono, una bandera y ahí sigue el Múltiples, con sus ventanillas para registrar sueños, sus paradas para 14 líneas de autobuses urbanos, que distribuyen a miles de ciudadanos por barrios y campus, sus puestos castizos de aceitunas, poleo y criadillas y sus vendedores de cupones.

Una mañana lluviosa del pasado Carnaval, estuve en Villanueva de la Sierra y descubrí en su plaza Mayor, junto al ayuntamiento y frente a dos mansiones que parecían sacadas de una película de Amenábar, otro Múltiples. Era un edificio de dos plantas con tres escudos en la fachada, unos cables colgando de aquella manera, una pared desconchada y una vocación de aprovechamiento del espacio muy encomiable.

En el Múltiples de Villanueva de la Sierra, a pesar de ser un edificio pequeño y humilde, los carteles avisan de que allí funcionan varias oficinas a la vez. Es decir, a su manera, esa casita es la piedra angular del territorio rural. A saber, en ese Múltiples, atendiendo a los carteles, hay un gimnasio, está el juzgado, abre una oficina y un buzón situado en una ventana nos dice que, además, ahí está Correos.

En un mismo edificio se puede hacer abdominales, acudir a un juicio, echar una carta y rellenar un certificado. Frente a la omnipotencia del Múltiples de la capital, la sencillez pragmática y funcional del Múltiples rural y la constatación de la gran verdad de esta región burocrática y dependiente: mientras haya Múltiples, habrá Extremadura.

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