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Eugenio abrió el camino. Después, llegaron otros como Patrick y Víctor. Los dos primeros son de Trujillo y el tercero de Jaraíz de la Vera. ... Son algunas de las 30 personas, en su mayoría extremeñas, que Diamond Foundry ya tiene contratadas para trabajar en la fábrica de diamantes que se está construyendo en Trujillo. Este proyecto también está provocando la llegada de mano de obra de otros lugares. Por ejemplo, Oriana es natural de Venezuela pero que ya vive en Trujillo. Una de sus compañeras es ucraniana.
Eugenio de Arriba, ingeniero Industrial de formación, ha sido nombrado director de planta y fue la segunda persona contratada por la empresa para esta innovadora factoría. Durante estos meses se ha convertido en una de sus caras visibles.
Reconoce que el proyecto ha generado mucha curiosidad. «Lo primero que me preguntan es si va a ser verdad, si se va a terminar». Ante este escepticismo, detalla que tan solo hay que salir de paseo y ver cómo se construye en el polígono industrial. «Aquí ya hay mucho dinero metido, no puede ser mentira».
De Arriba llevaba 20 años fuera de su ciudad natal. Recuerda que cuando salió la oportunidad de trabajar en este proyecto, «tenía la obligación de intentarlo, de montarme en este tren». Así lo hizo y quedó el primero de una veintena de candidatos de varios países. «Es un orgullo como profesional y como trujillano que me hayan seleccionado».
Eugenio de Arriba
Director de Planta
Cuenta que ha tenido que estudiar y formarse mucho. Estuvo casi siete meses en Estados Unidos. Primero en San Francisco, donde la empresa tiene la central. Después, fue a la fábrica que Diamond Foundry tiene en el estado de Washington. Durante esa estancia, se empapó de la nueva tecnología, única en el mundo. «Allí estuve como si fuera uno más del equipo», rememora. También apunta que durante ese tiempo hicieron las primeras entrevistas.
Remarca el director de la planta que se pretende que el personal que llegue a Trujillo se quede a vivir cerca. Sin embargo, avisa de un problema existente: la oferta de alquileres de pisos o viviendas en la ciudad trujillana es escasa para largas temporadas.
A pesar de ello, considera que ahora se abre una oportunidad para acoger al personal. «Hay gente que quiere vivir en Trujillo, hacer su proyecto de vida aquí». De hecho, alguno ya se ha comprado una casa en el municipio. No tiene dudas de que eso también genera riqueza y si no existen alternativas, se tendrán que ir a otros municipios.
Uno de los que ya está trabajando en la fábrica es Patrick Kelsey Camacho. Este veinteañero trujillano siempre ha tenido claro que quería trabajar en su tierra tras haber estudiado Física Teórica en Inglaterra, de donde es su padre.
Recuerda que cuando vio la oferta de trabajo de la fábrica de diamantes, echó el currículum. «Había que probar», indica. Unos meses después, se pusieron en contacto con él para hacerle una entrevista. Aunque el puesto ofertado no se ajustaba a su perfil, «dije que tenía conocimientos de matemáticas, de análisis de datos y de resolución de problemas». Además, mostró ganas por trabajar en la empresa y en una iniciativa única en Europa.
Poco después, se volvieron a poner en contacto con él para otro puesto de trabajo que se ajusta mejor a su formación: ingeniero de procesos. «Se trata de mejorar el proceso productivo, de buscar cómo hacerlo más eficiente y de mantener la calidad que se busca», explica.
Patrick Kelsey
Ingeniero de procesos
A principios de año se fue a Estados Unidos durante dos meses para hacer la formación necesaria. Puntualiza que lo que más le sorprendió allí es la capacidad que tienen en adaptarse a las nuevas situaciones y a los cambios. Además, resalta que «si demuestras que tienes una buena formación y ganas de trabajar, la empresa te da una oportunidad». Es su primera experiencia laboral.
El benjamín de este grupo, Víctor Arjona, es natural de Jaraíz de la Vera. Estudió un grado superior de Automatización y Robótica Industrial. En la actualidad está formándose en Estados Unidos. Se marchó el 31 de enero y volverá el 7 de junio, para unirse al equipo. Está aprendiendo todo sobre el mantenimiento de los reactores de plasma, que es donde se crean las semillas del diamante.
Antes, Arjona trabajaba en 'La casa de las carcasas'. Incide en que se enteró de las ofertas de trabajo de Diamond Foundry casi por casualidad. Se lo comentó un familiar que vivía cerca de Trujillo. Pasó tres entrevistas en inglés. «Para mi ha sido un salto profesional y la oportunidad de mi vida», afirma. Reconoce que nunca se podría imaginar que una fábrica como esta podría llegar a Extremadura y menos que pudiese trabajar en ella. «Ahora, tengo muchas ganas de comenzar a poner en marcha la fábrica», cuenta.
Víctor Arjona
Técnico de mantenimiento
Este joven explica que las personas que llegan de España para hacer ese periodo de formación viven en un hotel en el estado de Washington. Avanza que la dinámica y el ritmo allí es muy diferente. «No suelen tener prisa para hacer las cosas muy bien. Está todo bien organizado». Eso sí, echa de menos a sus amigos y familiares, así como la comida. «A veces ni me lo creo que me haya pasado esto. Lo cuento con mucha ilusión, porque esto no lo hay en Europa. La gente está sorprendida», añade.
Un ejemplo de esta atracción de mano de obra es Oriana Calderón, que ya lleva varias semanas viviendo en la ciudad. Natural de Venezuela, estudió Química en Granada. Después, hizo un máster en Madrid y comenzó a trabajar en Murcia.
Vio la oferta de trabajo de la fábrica de diamantes a través de Internet. Le llamó la atención tanto el puesto como las condiciones laborales, por lo que no dudó en optar a él. Tras una entrevista personal, estuvo un tiempo sin saber nada de ellos. «Ya pensaba que no me iban a llamar». Al final, fue la elegida entre otras candidatas.
Así que dejó todo lo que tenía en Murcia y se trasladó a Trujillo. A pesar de que el cambio ha sido grande, apunta que está acostumbrada a ir de un sitio para otro buscando nuevas oportunidades. Además, «me adapto rápido».
Oriana Calderón
Química analítica
Dice Calderón que le gusta vivir en el municipio trujillano. Uno de los aspectos que destaca es que puede hacer todo caminando. De la localidad le gusta también su arquitectura y la cercanía de la gente. Ya ha comenzado a integrarse, recibiendo por ejemplo clases de tenis.
Esta joven está encantada con su trabajo. «Es un reto y además emociona poner en marcha una fábrica de este tipo».
La fábrica de diamantes seguirá contratando personal, según las necesidades. «Estamos muy focalizados en la contratación de ingenieros y de técnicos de mantenimiento especialistas, que son los que desarrollan la parte más importante del proceso», remarca Eugenio de Arriba.
Insiste en que todos los contratados tienen un buen nivel de inglés, «con muchas granas de trabajar y de aprender, además de sacar adelante este proyecto». Recalca que gran parte son extremeños. Además, muchos de ellos han vuelto a su tierra. La intención es acabar el año 2024 con una plantilla compuesta por medio centenar de personas. Para el año 2025, habrá cerca de cien contratados. A partir de ahí, se seguirá aumentando hasta los 300 empleos directos.
También apunta que ya se está generando empleo indirecto para diferentes servicios.
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