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Dibujos de la 'Guía de la Vida Salvaje de Extremadura'. :: E.R.
A veces llegan cartas

A veces llegan cartas

La vida salvaje de Extremadura se resume en una guía de bolsillo

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Viernes, 10 de noviembre 2017, 07:37

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Ayer me llegó una carta. Estaba en el buzón, blanca y con la dirección escrita a bolígrafo, como las cartas de las novias, de los padres, de los amigos... Ayer recibí una carta y no era de ningún banco, ni del SES, ni del administrador de fincas. Era una carta con remite de mujer y, harto de correos electrónicos y de manejar todo tipo de atajos rápidos para eliminarlos, la recogí, la miré asombrado, subí a casa, me preparé un café, me senté en el sofá y la abrí rememorando una ceremonia antigua y excitante que casi había olvidado.

Dentro venían dos folios escritos a mano con bonita caligrafía, cada letra separada de la siguiente, con su encabezamiento: Estimado, su texto largo de tres hojas y su despedida afectuosa. ¿Se acuerdan de cuando nos escribía alguien que nos interesaba y nos la jugábamos en el encabezamiento y en la despedida? Abríamos la misiva con la incógnita de saber si nos dirían estimado, apreciado, hola o querido, ¡uf cuando ponía querido! Y la despedida con un saludo, un abrazo, un beso... ¡Uf, un beso! Ya, ya lo sé, todo esto suena muy cursi, pero hace 40 años era muy importante. Claro, ahora se despide con un beso hasta el gato, pero no son besos, son besitos, muaks, bsts... ¡Chorradas!

Pero habíamos quedado en que estaba abriendo la carta como si se tratara de una ceremonia sagrada o un rito milenario. Y efectivamente, así la leí, con la emoción de las tradiciones recuperadas y la búsqueda del tiempo perdido, una vivencia muy proustiana, de Combray a Cáceres, de la magdalena a la carta.

«Permítame que le cuente una historia», así empezaba... Les cuento la historia. La remitente, Helga González, me habla de su marido, Pedro Gómez, al que define como «pajarero y bichero», que no es mala manera de definir a un esposo, y de cómo apasionados los dos por la fauna extremeña salvaje, se han dedicado a confeccionar una guía de los animales más emblemáticos y representativos de la región.

Empezaron a hacerla en 2011 porque Pedro no encontraba en el mercado una guía ligera, manejable, plastificada y de fácil uso que permitiera identificar las aves. Así que decidió hacer él mismo la guía. Convenció a su hermano, Salvador Gómez Ruiz, para que hiciera los dibujos y el resultado fue una sencilla y práctica guía, que se puede llevar en un bolsillo y permite distinguir perfectamente un avión de un vencejo, las águilas calzadas de las reales y de las imperiales, el halcón del azor y el buitre negro del leonado y del alimoche. Así hasta 99 pájaros, 7 clases de anfibios, 9 reptiles diferentes y 11 mamíferos.

La gracia fundamental de la guía es que todos los animales están dibujados a mano, con un colorido, una precisión y una belleza que fascinan y atrapan. Además, las grandes aves rapaces y carroñeras están pintadas de dos maneras: posadas, que así es raro contemplarlas, y en vuelo, con sus alas desplegadas, componiendo una espléndida silueta que, gracias a la guía, nos permite diferenciar en vuelo sobre la dehesa extremeña al busardo ratonero del milano real o identificar la majestuosidad acechante de la culebrera europea.

Me cuenta en su carta Helga los esfuerzos para editar esta guía apasionada, que ya va por la tercera edición, detalles de su blog autodidacta sobre rutas por Extremadura y la gran acogida que está teniendo el empeño familiar de un marido «pajarero y bichero», un cuñado que dibuja los animales con belleza y precisión y una mujer que escribe cartas. Pasiones sencillas, emociones cotidianas, aficiones comunes, la revolución de las cosas pequeñas bien hechas resumidas en esta 'Guía de la Vida Salvaje de Extremadura'.

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