Miguel Ángel Muriel lleva media vida en el Ayuntamiento de Cáceres. Tiene 55 años y 25 de ellos los ha pasado como profesional en la administración local. Trabaja en el cementerio Nuestra Señora de la Montaña, donde desde hace un año es el encargado. Le toca coordinar la respuesta de esa infraestructura básica en el día a día en tiempos del coronavirus. El viernes tenía previsto dedicar la tarde a la familia porque todo parecía controlado, pero se vio obligado a cambiar los planes. «Esto es algo habitual. Ha habido un fallecimiento y tenemos que estar allí», contaba. Solo ese día fueron seis. «Es duro, y sobre todo para los familiares que lo sufren», reconoce.
–¿Cómo se las apañan en el cementerio para responder a esta situación? Ustedes no pueden hacer teletrabajo.
–El Ayuntamiento ha preferido minimizar riesgos y que a la vez no se deje de atender el servicio en ningún momento. Nos mantenemos seis trabajadores cada día con turnos diferentes, pero en todo momento hay alguien en el cementerio por lo que pueda surgir.
–El área de Salud de Cáceres es la más castigada por el coronavirus de toda Extremadura. Se les habrá multiplicado el trabajo, ¿no?
–Estamos teniendo varios entierros cada día. Salimos a cinco o seis diarios. Creo que el lunes (30 de marzo) fue el único día que no se celebró ninguno. No todos son de víctimas del coronavirus.
–Habrá vivido escenas duras, ¿alguna que se le haya quedado grabada?
–La propia situación se hace difícil de asimilar, por eso me quedo con la entereza de las familias. No es nada fácil que se te muera un ser querido y apenas puedas despedirte de él y darle el último adiós, recibir el consuelo de amigos y seres queridos. Todo eso las familias lo están asumiendo de forma extraordinaria.
–¿No han tenido incidentes? Familiares que quieran entrar, que no se guarden las distancias de seguridad...
–No ha habido nada de eso. El comportamiento hasta ahora ha sido muy correcto. Solo se permite el acompañamiento a tres familiares. Se les explica y lo entienden. A veces vienen varios y se quedan fuera. Esta tarde por ejemplo tenemos un entierro y se esperaba que vinieran muchos. He hablado con ellos.
–¿Qué escenas se están produciendo estos días?
–Llama la atención que no puedan entrar todos, o que ni siquiera se puedan dar el pésame. Nosotros les acompañamos con un gesto, que no se vean solos. Tratamos de hacérselo más fácil.
–¿Ustedes cuentan con las medidas de protección necesarias?
–Sí. El Ayuntamiento nos ha dado lo necesario. Contamos con equipos profesionales, guantes, desinfectante, mascarillas, incluso se pidieron unas con filtro biológico... Tomamos las medidas que marca la prevención, distancias mínimas o la oficina con accesos limitados y mucha coordinación incluso por WhatsApp.
–Trabajando fuera de casa, ¿no teme contagiarse y contagiar a su familia?
-Es un riesgo que existe, lógicamente. Me preocupan mi mujer y mis hijos. Hacemos vida normal, dentro de lo posible.
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