La universidad mira al futuro

En estos días estamos asistiendo a un debate cuyo escenario no son las aulas, sino las redes sociales, la prensa y los medios de comunicación. Alumnos, profesores, políticos, sindicatos y sanitarios nos estamos preguntando qué modelo de universidad queremos. Es la misma sociedad la que interpela a todas las instancias universitarias preguntándonos cómo vamos a salir de esta. Porque vamos a salir, reforzados y con renovadas fuerzas, como de todas las crisis.

En mi opinión, si el debate se plantea en términos de universidad presencial o a distancia es un esfuerzo baldío. Es inútil porque ese debate ya lo hemos tenido en la Universidad de Extremadura desde siempre, yo lo he tenido desde que llegué a la institución en 1999. La universidad es y será lo que quiera la sociedad extremeña y española en la que se integra y a la que sirve. Y por eso, ante las demandas de esta, la universidad ha respondido desde hace muchos años organizando cursos, seminarios, másteres y grados semipresenciales o virtuales. Somos muchos los profesores que participamos en ellos desde hace muchos años, para los que el debate de exámenes presenciales o a distancia nos parece superfluo y una pérdida de tiempo. Son tantos los recursos e instrumentos de evaluación a distancia que no creemos que merezca la pena ni plantearse correr el más mínimo riesgo con desplazamientos y cualquier tipo de presencialidad innecesaria.

El debate debe centrarse cuanto antes en el próximo curso 2020-2021. Y no centrándolo en los exámenes ni en la docencia en las aulas o a distancia, sino en cómo impartir en las circunstancias posibles actividades que hasta ahora eran difícilmente realizables en casa, como un ensayo químico en un laboratorio o una práctica química. Quizá esas actividades deberán ser prioritarias porque su virtualización es muy compleja pero no imposible. En la era en la que un cirujano puede hacer una operación de corazón a distancia gracias al 5G seguro que hay maneras de dar prácticas a grupos reducidos disminuyendo considerablemente la presencialidad y, por tanto, el riesgo.

La Universidad de Extremadura, sus profesores, PAS, técnicos y alumnos ya estamos preparados. Por lo menos en una buena parte. Solo hace falta que seamos conscientes de ello y nos pongamos cuanto antes a la tarea, evitando perder fuerzas en debates inútiles. La sociedad nos lo pide y es el momento de mirar al futuro.