«Lo único importante es que mis hijos puedan comer»
María del Mar Jiménez, posible beneficiaria de la renta mínima vital
Celestino J. Vinagre
Sábado, 30 de mayo 2020, 13:22
Los últimos dos años de la emeritense María del Mar Jiménez Núñez, May para los conocidos, han sido especialmente duros. A sus 47 años, y con tres hijos de 18, 17 y 11 años compartiendo piso con ella, lucha contra la enfermedad –fue operada de un cáncer, lo será de nuevo en breve y es tratada de epilepsia– y la ausencia de trabajo y, por tanto, de ingresos. De enero hasta ahora lo ha pasado realmente mal porque, recalca, dejó de percibir la renta básica, el colchón que tuvo el año pasado.
«Ha sido meses muy malos. Tremendamente malos. El confinamiento me impidió salir y buscarme la vida. He podido comer gracias a los alimentos que me mandaban los amigos de Campamento Dignidad y a los tápers de comida, dos veces por semana, que mandaban desde el comedor escolar del colegio José María de Calatrava para mi niña pequeña. Han sido meses terribles», rememoraba ayer a HOY en su piso de la barriada Bellavista en una jornada en la que, al menos, recibió una doble alegría en forma de anuncios.
De un lado, la comunicación por escrito de la Junta de Extremadura de que volverá a cobrar a partir de ahora los 500 euros que percibe con cargo a la renta básica. De otra parte, el anuncio vía Consejo de Ministros de que esa ayuda podrá ser complementada posiblemente a finales de junio con el ingreso vital mínimo que por primera vez se pone en marcha en España.
«No tengo ni idea qué piden para el ingreso ese. Supongo que con mi situación actual y sin ingresos lo podré recibir. Ojalá. Una ayuda nunca viene mal», señalaba May. Su discurso se llena, en todo caso, de escepticismo. De desconfianza en las administraciones.
«Con las cosas que estamos viendo de los políticos solo espero a que las cosas que dicen las cumplan para creerlos. Con esta ayuda nueva pienso lo mismo. Desde luego es muy necesaria porque hay mucha penuria y el coronavirus lo ha empeorado todo y peor que se va a poner», subraya.
May es oficial de primera de pintura industrial. Es su cualificación profesional desde joven. «Cuando estaba sana me ganaba la vida con la pintura. Luego, de camarera. Más tarde, con la ayuda a domicilio. Pero la enfermedad no me ha dejado seguir trabajando. He tenido de todo: una cáncer de mama curado y otro que tengo, ataques epilépticos...Y luego nos hemos topado con el confinamiento. Han sido unos meses durísimos. Lo único en lo que he pensado para tirar hacia adelante es en mis tres hijos. Es lo que me ha dado fuerza para seguir», continúa.
«Que mis hijos puedan comer, y no yo, es lo único que me importa. No sé, si me dan el ingreso mínimo, lo que supondrá de ayuda pero cualquiera que venga será buena para sacarlos adelante», explica mientras acaricia a su hija. Su hijo de 17 años estaba también junto a ellas pero no quiso aparecer en la fotografía. «Es muy tímido, no quiere aparecer», justificó.
«En esta casa ha estado llegando comida desde enero, cuando ya no me pagaron la renta básica, gracias al Campamento Dignidad y al colegio de mi niña. Si no, no sé cómo hubiéramos comido», finalizó María del Mar.