Tres ciudades de la región, entre las diez que menos gastan en servicios sociales

A fecha 31 de octubre, ese trámite de dar cuenta al Estado sobre sus gastos e ingresos lo habían hecho 384 consistorios con más de veinte mil vecinos. Entre ellos hay 41 que invierten en servicios sociales menos de cuarenta euros por habitante y año. Y en ese grupo hay cinco ciudades extremeñas, cuatro de ellas entre las doce más avaras en esta materia. Además de Almendralejo, aparecen Don Benito y Mérida en las posiciones nueve y diez por la cola, con gastos medios de 21,94 y 22,34 por residente y año, respectivamente. Y Plasencia en el puesto doce, con algo menos de 26 euros por habitante y año.

En el grupo de las 41 ciudades que menos dedican a servicios sociales también está Badajoz, en la posición 33, con una media de 37 euros por vecino y año, es decir, más del doble que Almendralejo.

El informe también cita a Cáceres, a la que sitúa en un escalón superior. En vez de entre las pobres, la coloca entre las precarias, que son aquellas que superan los 40 euros anuales por vecino pero no llegan a los cincuenta. La capital cacereña se queda en 40,17 euros, es decir, a menos de un euro de entrar en el grupo de las catalogadas como pobres.

Esta última calificación no es casual, sino que tiene su explicación, como tampoco la barrera de los cuarenta euros. Los municipios pobres desde el punto de vista del dinero que destinan a los servicios sociales son aquellos cuyo presupuesto en este epígrafe es inferior al sesenta por ciento de la mediana de gasto de los ayuntamientos de más de 20.000 habitantes durante el ejercicio de 2016. Ese valor para el pasado ejercicio fue de 66,15 euros por habitante y año, y el sesenta por ciento de esa cantidad son 39,69 euros. La ratio del sesenta por ciento se utiliza «en analogía con lo que las estadísticas de la Unión Europea consideran personas pobres, que son aquellas con ingresos inferiores al sesenta por ciento de la mediana de la renta de las personas del país», explica la Asociación estatal de directores y gerentes de servicios sociales.

Su informe se publica por segundo año consecutivo, lo que permite comparar cómo han evolucionado las distintas ciudades a lo largo de los últimos doce meses. En el caso de las extremeñas, todas aparecían también el año pasado entre las peor clasificadas, a excepción de Badajoz, para quien el estudio no recoge datos relativos a 2015. Ahora bien, mientras Mérida incrementó la partida de servicios sociales un diez por ciento, y Don Benito y Plasencia un tres, Almendralejo la recortó más de un veinte por ciento.

El hecho de que aparezcan tres de sus localidades convierte a Extremadura en la comunidad autónoma más representada entre las diez últimas junto a Madrid, que tiene a Leganés, Galapagar y Ciempozuelos. En este furgón de cola hay también dos murcianas (Torre Pacheco y Caravaca de la Cruz), una catalana (Vila Seca, en Tarragona) y otra andaluza (Los Barrios, en Cádiz).

En contraste con estos municipios que destacan por la poca atención que en términos económicas le prestana la atención social, hay otros que ocupan la parte alta de la clasificación con unas cifras muy distintas. Las cuatro primeras posiciones de la tabla son para municipios vascos (Rentería, Santurce, Mondragón y Eibar), todos ellos por encima de los doscientos euros por habitante y año. El líder, Rentería, dedica a esta partida 291 euros anuales por vecino. Es decir, 17 veces más que el ayuntamiento de Almendralejo.