Tres años y medio de cárcel por llevar más de 200 kilos de hachís en su coche
El condenado es un hombre que recogió la droga en Málaga con destino a Madrid y dio un rodeo por Extremadura para evitar los controles
Jamal M., un ciudadano de nacionalidad marroquí que vive en Madrid, ha sido condenado a tres años y medio de prisión por el delito de tráfico de droga que cometió cuando en junio del año pasado transportó en su vehículo más de 200 kilos de hachís que tenía la intención de entregar en Madrid.
El propio condenado explicó al juez que le habían ofrecido 4.000 euros por hacer un porte que no pudo completar porque los agentes de la Guardia Civil interceptaron su vehículo en la A-66, dentro del término municipal de Puebla de Sancho Pérez.
La droga iba oculta en un Hyundai Tucson al que le dieron el alto en el kilómetro 687 de la autovía. En ese momento se dirigía a la capital de España.
Los agentes comprobaron que tanto en el maletero como en los asientos traseros había siete fardos de arpillería que contenían la droga. También había una gran cantidad de arena de playa, lo que hace suponer que había recogido el cargamento en alguna zona de costa.
El alijo estaba compuesto por 203,43 kilos de hachís que se repartían en 4.248 tabletas de una sustancia que contenía tetrahidrocannabinol (35,4%), cannabinol (1,8%) y cannabidiol (0,6%). «De haber materializado su propósito de vender la sustancia intervenida, el acusado habría obtenido un beneficio de 319.385 euros en el mercado ilícito», indica el fallo.
El día que se celebró el juicio, el acusado negó en un primer momento ser consciente de que llevaba la droga. Con posterioridad, al ser preguntado por el abogado que lo defendía, sí reconoció los hechos de forma clara y aseguró que era la primera vez que transportaba hachís. También dijo que le habían prometido el pago de 4.000 euros por hacer ese porte, si bien explicó que finalmente no le habían llegado a entregar el dinero pactado.
El juez que ha firmado la sentencia tiene claro que el condenado debió conocer en todo momento el contenido de los fardos puesto que llevaban «un dibujo de una hoja de cannabis».
Los agentes de la Guardia Civil interceptaron el vehículo en la A-66, cerca de Puebla de Sancho Pérez
Además, el vehículo dio un gran rodeo para llevar la droga desde Málaga a Madrid, puesto que fue interceptado en la provincia de Badajoz, «indicativo de que se realizaba (ese rodeo) para eludir posibles controles policiales».
Por estos hechos, el juez lo encuentra culpable de un delito consumado contra la salud pública por tráfico de droga «con notoria importancia» por la enorme cantidad de droga intervenida y le impone una condena de tres años y seis meses de prisión.
Multa de 638.000 euros
Además, deberá pagar una multa de 638.760 euros. En caso de no abonar esa cantidad, tendrá que cumplir otros seis meses de cárcel.
El abogado que defendía al narcotraficante trató de reducir al condena alegando que la comisión de esos hechos era consecuencia de la adicción a las drogas que sufría.
Pero esa supuesta toxicomanía no quedó acreditada en el juicio. De hecho, ninguno de los agentes que intervinieron en el operativo observó que el arrestado tuviese síntomas de estar alterado o bajo los efectos de las drogas. Por el contrario, aseguraron que se encontraba tranquilo.
El informe médico forense indica que el procesado habló de un consumo esporádico de hachís durante más de quince años. Sin embargo, en el reconocimiento no se apreciaron signos o síntomas inequívocos de deterioro orgánico ni alteraciones en la voluntad de carácter permanente. En el juicio también se analizó un informe realizado por un psicólogo clínico en el que se hablaba de un trastorno múltiple adictivo con mayor prevalencia del cannabis y la cocaína.
Ese especialista dijo que con ese paciente se hizo un proceso de desintoxicación «con plantas naturales, alcachofas y vitaminas, sacando la droga por sudoración».
Ante la falta de concreción de los datos aportados, el fiscal insistió en las preguntas. Pero el psicólogo clínico fue incapaz de aportar pruebas irrefutables y terminó reconociendo que el «historial clínico» presentado en el juicio se refería a lo que el paciente y su familia le habían contado. Confirmó igualmente que durante el tratamiento de desintoxicación no fue visto por ningún psiquiatra «porque no recibió tratamiento químico» alguno.
La falta de argumentos sólidos hizo que no se contemplara la adicción y que la pena quedase fijada en tres años y medio de prisión. La sentencia no es firme y puede ser recurrida ante la Audiencia Provincial.
