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Guillermo Fernández Vara en un momento de la entrevista en el diario HOY Pakopi
«Trabajo para repartir mejor la inversión privada entre Cáceres y Badajoz»

«Trabajo para repartir mejor la inversión privada entre Cáceres y Badajoz»

El presidente de la Junta niega la discriminación entre las dos provincias en la inversión pública, y pone un notable a su legislatura Guillermo Fernández Vara Presidente de la Junta de Extremadura

Pablo Calvo

Cáceres

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Domingo, 24 de febrero 2019, 08:56

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Guillermo Fernández Vara (Olivenza, 1958) agota su segunda legislatura, no seguida, al frente de la Junta de Extremadura y encara las elecciones para el que sería su último mandato en caso de que gobierne su partido, el PSOE. No descarta que tras el 26-M sea posible un pacto a la andaluza, pero muestra su satisfacción por haber cerrado acuerdos a derecha e izquierda, y ve con optimismo temas espinosos como el cierre de Almaraz. Pone un notable a su legislatura.

-Hoy (por ayer) es 23-F. ¿Qué recuerda de aquel día de 1981?

-Estaba en la mili. Tenía un pase pernocta para poder seguir estudiando quinto de Medicina y tenía un piso con otros dos compañeros. Llamé a mi padre que era magistrado del Tribunal Supremo en Madrid. Recuerdo que se asomó a la ventana y me dijo: «Aquí tanques no se ven, pero vete para el cuartel». Eso hice y nos acuartelaron. Como eres joven, no llegas a sentir un miedo personal, pero sí recuerdo la incredulidad por lo que estaba ocurriendo.

-Salvando todas las distancias, ¿le preocupa el nivel de crispación actual, la política de bloques?

-Mucho. Creo que no conduce a nada porque la vida está llena de matices. La política de bloques impide algo necesario, que es recuperar los consensos perdidos. Solo los países que logran consenso en las cuestiones importantes avanzan.

-¿Qué impacto cree que tendrá Vox en Extremadura el 26-M?

-No lo sé. No quiero que suene a jactancia, pero tampoco me preocupa, no estoy pensando en una aritmética preventiva, sino centrado en acabar el camino con unas ideas muy claras que tengo desde el inicio de la legislatura y a partir de ahí, que sea lo que quieran los ciudadanos.

-La encuesta difundida por el PSOE dice que podrían sumar con Podemos o con Ciudadanos. ¿A quién prefiere?

-No tengo una actitud preconcebida excepto que hay que hablar. Nos tenemos que poner de acuerdo para ver qué política hacemos. Tenemos que ver primero lo que los extremeños nos dicen y luego cómo lo dicen, porque no es lo mismo ganar con un resultado muy claro que sacar poca diferencia al segundo, por ejemplo. Ahora no me ocupa ni preocupa.

-¿Le sorprende que Podemos diga que entraría en un gobierno suyo?

-El mejor resumen de esta legislatura es un pleno de diciembre en el que aprobamos dos leyes con el PP y dos con Podemos. Yo me he sentido cómodo pactando leyes de carácter social con Podemos. Ellos van diciendo que ahora preferimos a otros, pero no es cierto, yo lo que prefiero es obtener un resultado que me permita gobernar solo porque es más eficaz para la población.

-¿Teme que se dé un resultado a la andaluza?

-Las circunstancias son diferentes. Aquí ya ha habido otro gobierno diferente al PSOE, y no se dan otros factores que han podido influir como la inmigración, pero es posible.

-¿Con Vox pactaría?

-No tenemos nada en común. Se puede hablar con quien compartes algo, pero no hay nada en común.

-¿Le extrañaría que Ciudadanos extendiera el cordón sanitario también en Extremadura?

-No me paro demasiado a pensar lo que dicen otros, sé lo que vamos a hacer nosotros, que es ganar las elecciones y ganarlas bien.

-¿Qué nota pone a su legislatura?

-Un notable. Hemos avanzado. Vamos a acabar la legislatura con 45.000 parados menos. No estoy plenamente satisfecho, todavía hay mucho empleo precario y cuando acabe la legislatura aún habrá 90.000 personas en paro. Pero hemos superado por primera vez los 2.000 millones en exportaciones, una excelente noticia porque al inicio de la crisis eran 1.200 millones. Los datos de turismo también son muy buenos y vamos a tener por encima del 20% de las energías renovables que se van a construir, con una inversión de 4.000 millones que ya ha empezado. Un notable es razonable. Pero la nota en política la tienen que poner los ciudadanos.

-¿Lamenta haber trabajado con tan pocos consejeros, aunque habría que decir consejeras?

-Les estoy muy agradecido porque nos encontramos un desastre económico con un déficit cercano al 3%, que son casi 600 millones de euros. Y eso había que cuadrarlo solucionando los problemas de desigualdad que se habían generado, con urgencias rurales cerradas, los chicos de Bachillerato sin transporte escolar, etcétera. Les tocó ser consejeras en momentos de dureza, con un primer presupuesto que era para gastar menos, pero para gastar mejor. A veces pienso que cuando me salieron tantos nombres de mujeres probablemente fue por el momento. En un escenario de holgura económica, igual me habrían salido más nombres de hombres, pero en momentos duros, difíciles, hace falta gente muy pragmática. Presidir un gobierno casi exclusivamente de mujeres, yo que he estado en varios, produce un efecto peculiar, es un gobierno muy ejecutivo. Se pierde poco tiempo en cosas que no sean arreglar los problemas. Para mí ha sido una experiencia grande y es verdad que hemos tenido algunas dificultades por ser un gobierno quizás demasiado pequeño, pero fue por necesidad para contener el gasto.

-En la presente legislatura ha bajado la tasa de paro, pero aún es ocho puntos superior a la que había en 2007, la primera vez que llegó a la presidencia de la Junta. ¿No le decepciona como política?

-Es muy duro. Respecto al primer mandato he cambiado mi agenda, dedico más tiempo a hablar con la gente y a estar con ellos. Antes me parecía una obligación estar en todas las partes e ir a todos los pueblos. Ahora le dedico más atención a las cosas, estoy el tiempo que hace falta y las redes sociales permiten estar en contacto con muchas personas. Tengo 50 grupos de wasap y un teléfono que conoce mucha gente. Sé que hay gente que lo ha pasado y lo pasa mal, pero en la primera legislatura nos cayó la crisis encima. De todo se aprende.

-El primer pensamiento de trabajo o la última preocupación del día cuál es: el paro, el tren, la dependencia...

-El paro.

-Iba a decir también el PSOE.

-El PSOE ha sido un motivo de preocupación durante un tiempo porque estábamos en un proceso interno de definición. Hoy no es ningún problema y con independencia de lo que ocurra el 28 de abril, va a ser el eje sobre el que va a pivotar en el futuro la política nacional.

-Entonces, el paro.

-Sí, el paro con todas las connotaciones que tiene. Tenemos contraída una deuda con nuestros hijos, a los que dijimos que se formaran porque así iban a tener una mejor salida y ahora no sabemos darles respuestas. Tengo la obligación ética, de abrir el compás para que vengan más empresas y más grandes para darle un futuro a los nuestros.

-Un proyecto es el parque temático Elysium City. ¿Alguna novedad?

-Esta semana hemos estado trabajando con ellos en la documentación. En marzo quedará completada y empezará a tramitarse.

-¿Se cree el proyecto en toda la dimensión que se ha presentado?

-Yo le otorgo importancia a todos los proyectos que tenemos entre manos, el hotel de Cáceres, al matadero de Zafra, y estoy trabajando en ellos porque me los creo, trabajo para que sean posibles, pero no puedo asegurar al 100% que se vayan a hacer.

-Pero sabe que ha sido recibido con mucho escepticismo.

-Pero yo digo: '¿por qué no?'. Si somos la región donde hay más estabilidad política, paz social, tierra, sol, agua y seguridad jurídica. Es lo que las empresas van buscando, y además tenemos agilidad administrativa para constituir empresas y mucho suelo industrial disponible.

-¿En qué punto está la azucarera de Mérida?

-La empresa está construyendo una fábrica en Egipto y ahora debe elegir el momento en el que comienza a construir la de aquí, si empieza ya o espera concluir aquella. Nosotros hemos hecho lo que estaba en nuestros manos, que era competir con el Reino Unido. Ganamos la batalla porque nos comprometimos a tener todos los papeles en seis meses y lo hicimos.

-¿Qué lección se puede sacar de Valdecañas?

-Que no solo hay que tomar las decisiones sino motivarlas adecuadamente. Valdecañas forma parte de un período de la historia Extremadura en el que tuvimos que arriesgar. Cuando aprobamos el impuesto bancario, o el de las eléctricas, o el de los solares sin edificar, o el proyecto de Valdecañas sabíamos que era un momento en la realidad de Extremadura en el que arriesgábamos o palmábamos. A veces las ganas de hacer las cosas te llevan a que un juez te diga que no se ha motivado lo suficiente.

-¿Cree que se derribará?

-El informe pericial dice que no es conveniente volver al estado inicial porque estaría peor de lo que está ahora. Allí no había un paraíso ambiental, no es verdad. Existe una sentencia que hay que respetar, pero yo espero que no haya que derribar.

-¿Los grupos ecologistas son enemigos o aliados del desarrollo de Extremadura?

-Son gente con convicciones sentidas a los que yo respeto. Pero no recae sobre sus espaldas la responsabilidad de que nuestros hijos tengan trabajo en la región, y sobre la mías, sí. Pero yo los valoro y ellos lo saben.

-Entiende la preocupación del entorno de Almaraz ante el próximo cierre de la central nuclear?

-Claro, y la hago mía. No vamos a dejar que se cierre sin que haya previamente una alternativa. En 2023 terminaba la vida útil, pero de momento ya sabemos que tenemos desde ahora nueve o diez años para trabajar en esas alternativas. En plural. Tiene que haber inversión pública e inversión privada. Tiene que haber alternativas energéticas y también industriales, como las del Expacio Navalmoral que ya se empieza a visibilizar. Si somos capaces durante los próximos años de sumar empresas, al final tendremos más empleo. También tenemos que pedir a las empresas eléctricas que si van a ser ellas en el futuro las que sigan disponiendo de la evacuación de Almaraz tiene que ser con el compromiso de que a los trabajadores se les mantenga el puesto de trabajo, aunque sea modificando funciones.

-El tren desespera a los extremeños. ¿Cree que se ha avanzado?

-Es la primera vez que todos los tramos están en obras. Ahí están todas las licitaciones de enero y febrero, y la llegada de los nuevos trenes, es decir, los compromisos que se adquirieron se están cumpliendo. Lo más complicado era el tramo Badajoz-Plasenci, que puede estar terminada la obra para principios del 2020. La electrificación y las catenarias van a salir ya este año a concurso. ¿A finales del año que viene la situación va a ser diferente?, yo creo que sí porque las empresas están trabajando a buen ritmo. Luego quedaría el tramo de Toledo, pero presenta menos dificultades de orografía. A mi juicio, lo fundamental ha sido el Pacto por el Ferrocarril.

-¿Por qué?

-Porque hizo que el Gobierno del PP viera que no se hacía como una causa política, sino como una causa social. No tengo problema en volver a decir que hay un antes y un después de la llegada de Íñigo de la Serna y José Luis Ábalos al Ministerio de Fomento. Es cuando se han tomado en serio el ferrocarril, que significa poner dinero. Y creo que tiene mucho que ver que encontraran que los partidos no ponían sus intereses por delante.

-¿Pero ha acabado mal, saliéndose Podemos y PP?

-Es un error. Podemos no se siente cómodo en los consensos. Puede llegar a acuerdos bilaterales, pero no se siente a gusto en los consensos. Yo lo respeto, no lo critico.

-El PP ha anunciado que legislará para evitar la discriminación de la provincia de Cáceres, una idea que está extendida en ciertos sectores. ¿Está Cáceres discriminada a la hora de fijar inversiones?

-Eso es la consecuencia de la falta de proyecto, y es muy peligroso decirlo cuando no se aportan datos. Hay una cuestión básica, que son las infraestructuras. Ni en kilómetros de autovías ni en kilómetros de vías férreas es verdad, en la inversión pública no es verdad; en sanidad, ¿dónde hay más médicos por paciente, dónde se ha construido el hospital?; en educación, ¿dónde hay más profesores por alumno? No es verdad esa discriminación. ¿Dónde creo yo que se puede generar esa sensación? En la inversión privada. Básicamente son las Vegas del Guadiana, que incluyen Miajadas. Ahí es donde se ha producido en los últimos años el arreón en la agroindustria puntera. Ahí sí tenemos que trabajar, en llevar más inversión privada (a Cáceres) y repartir mejor la inversión privada, ahí tenemos que trabajar indiscutiblemente. Y en eso estamos. Cuando hemos puesto en marcha la terminal ferroviaria para el Expacio Navalmoral, que ya está dotada en los presupuestos, no es casualidad. Hemos puesto en marcha un nuevo proyecto en Arroyo de la Luz, o hemos participado en el hotel Palacio de Godoy de Cáceres. Ahí puede tener la gente razón, en el hecho de que la inversión privada puede haberse focalizado más en un sitio que en otro, pero eso se combate con acción política, y estoy entregado a ello para que esa sensación desaparezca. Pero de verdad, pido que en lo que a inversión pública se refiere, se analice porque no es verdad, partiendo de la diferencia sensible de habitantes. A la ciudadanía se le puede permitir que tenga sus dudas, pero quien habiendo sido presidente de la región, que sabe perfectamente que eso no es así, lo utilice de manera tan burda solo manifiesta una falta de proyecto.

-¿No teme que la subida del salario mínimo haga aumentar el paro en la región?

-Me he reunido con empresarios y con la patronal del campo y creo que si hay buena voluntad se puede resolver y las cosas se ajustarán. Pero yo niego la mayor: no puede ser malo que un trabajador gane 900 euros. El problema de este país no puede ser ese. No me parece justo.

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