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¿Qué ha pasado hoy, 27 de marzo, en Extremadura?
HOY LO CONTÓ UN 8 DE AGOSTO DE 1935

Las tormentas en Cáceres provocan daños valorados en siete millones

FERNANDO GASTÓN

Miércoles, 8 de agosto 2018, 08:02

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BADAJOZ. En verano lo normal es hablar de altas temperaturas y de un bochorno que lo seca absolutamente todo, pero en Cáceres, en el año 1935, se dieron cuenta de que en esta época también hay que tener mucho cuidado con el agua. Las tormentas que cayeron en la provincia provocaron destrozos millonarios en diferentes ámbitos. Tanto es así, que los desperfectos provocados se valoraron en siete millones de pesetas.

Estas pérdidas provocaron la búsqueda desesperada de financiación para poder paliar los daños. Antes era mucho más difícil encontrar el dinero necesario para arreglar los efectos de las catástrofes, algo que se ampliaba de forma notable cuando los daños eran tan grandes y en una provincia como Cáceres. No había tiempo para pensar y era cuando más se debía hacerlo.

TAMBIÉN SE PUBLICÓ UN 8 DE AGOSTO

  • Funeral de Pablo VI Siempre que fallece un máximo representante de la Iglesia Católica es noticia importante a nivel mundial. En 1978, Pablo VI recibía los últimos honores de parte de miles de fieles en El Vaticano.

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  • España rechaza bajar los salarios A pesar de las recomendaciones de Europa y en uno de los años más duros de la crisis, 2013, el gobierno español declaraba que los salarios no iban a disminuir el 10% que le pedían.

La localidad que quedó afectada en mayor medida por estas tormentas fue Jarandilla. Solamente en este municipio las pérdidas contabilizadas -en una situación como esta siempre hay cosas que desaparecen y que luego no se meten en la cuenta- fueron por valor de dos millones de pesetas. Esto quiere decir que en el resto de lugares próximos hubo desperfectos que rondaban los cinco millones.

Jarandilla fue la localidad más afectada por el pedrisco de toda la regiónEn la provincia de Badajoz, el municipio más afectado fue Almendralejo

En cuanto a la provincia de Badajoz, el municipio más castigado por estas descargas fue Almendralejo, y los daños causados en el campo fueron de enorme consideración. En un solo propietario, las pérdidas ascendían a 60.000 pesetas. Se hablaba incluso de que siete caballerías habían perecido ahogadas, además de las muertes de otros animales como cerdos o corderos.

Sobre la población también cayeron varios rayos en los peores momentos del aguacero, pero no hubo que lamentar ninguna desgracia personal. La mayoría de las lamentaciones en este municipio se produjeron en la parte oeste. Aquel día, ya se comentaba por la localidad que se había presenciado una tormenta de una dimensión que no se recordaba en los 60 años previos.

El pedrisco caído del cielo alcanzó en algunos instantes el tamaño de un huevo de gallina, lo que habla no solo de la intensidad de la lluvia, sino también de la fuerza con la que se cebaba con los campos de Tierra de Barros. El centro de la ciudad -al menos un consuelo- tan solo fue castigado de manera insignificante. La tormenta descargó sobre los lugares conocidos como Camino Calerizo y Manzo. Por allí se encuentra la carretera que deja a Alange como destino. De hecho, a esta localidad también llegaron los desperfectos, puesto que los daños tuvieron un recorrido de más de cinco kilómetros.

Viñedos enteros de cien fanegas fueron arrastrados de forma brutal. Igual sucedió con otras plantaciones como olivares o melonares. Los pequeños propietarios de la zona sufrieron, por tanto, un golpe muy duro a sus trabajos. Además, alrededor de quince olivos robustos y de gran tradición fueron arrancados de cuajo por el huracán.

Como es de imaginar, los agricultores de la zona quedaron absolutamente consternados y la ciudadanía se tuvo que poner de acuerdo para solicitar a los poderes públicos los pertinentes auxilios económicos de cara a los damnificados.

Ley de Restricciones

En otro orden de asuntos, la actualidad política nacional parecía bastante movida en ese día. Hay que reseñar que en el año 35 España todavía estaba inmersa en la Segunda República. Esto hace que aparezcan en escena algunos nombres que solamente la mayoría de lectores hayan tenido en cuenta para sucesos ocurridos en un pasado muy lejano.

Eran fechas en las que estaba previsto que el gobierno de la República aprobase una ley llamada de Restricciones que iba a llevar algunos cambios al poder ejecutivo. Para cuadrar todo y que dicha ley pudiese entrar en vigor se reunieron el jefe del Gobierno y los ministros de Guerra -efectivamente, por aquel entonces exístía un ministerio dedicado a ello- y Hacienda. Al salir de la reunión, los señores Gil Robles y Chapaprieta -ministros- declararon simplemente que se ajustaban a lo que decidiera Lerroux, presidente de la República.

El máximo mandatario recibió a los medios en su despacho horas después de la reunión en cuestión. «Desde luego, esta aplicación ha de hacerse con toda ecuanimidad y muy ponderadamente, porque ha de tratar de herir el menor número de intereses». Esto sirve para comprobar que los tiempos cambian, pero a los políticos lo de no contar mucho públicamente les viene de lejos.

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