«Temo ser yo el que meta el virus en mi casa»

Enrique Merino tiene 38 años y lleva 10 en el cuerpo. Primero estuvo destinado en Madrid hasta que logró el ascenso a oficial y poder trasladarse a Badajoz, un poco más cerca de su pueblo natal, Herrera del Duque.

Su trabajo, que le encanta, ha cambiado mucho en dos semanas. Ahora debe vigilar que los ciudadanos no pongan en riesgo su salud, y no siempre es fácil. Además, el mismo se expone. Sabe que es su obligación, pero teme exponer a su familia.

–¿Cómo era su trabajo hace dos semanas y cómo es ahora?

–Hace dos semanas mi trabajo consistía en el traslado de presos, tanto al juzgado como a los hospitales. Y ahora, estoy dentro del servicio de prevención por el estado de alarma y nos dedicamos a hacer patrullas por las calles animando a la gente a que se quede en casa y concienciar de la responsabilidad que tenemos todos sobre este tema.

–¿Es duro no poder usted mismo quedarse en casa y, sin embargo, ver gente que no lo respeta?

–No es duro por mí. Yo soy consciente que soy un servidor público. Este es mi trabajo, mi obligación. Es más duro por mi hijo, mi hijo pequeño que no puede ir al parque. Ahí sí que te duele un poco más. Eso sí te puede molestar.

–¿Cómo están las calles? ¿La gente respeta las restricciones?

–Sí. Yo trabajé el primer lunes. No estaba todo muy claro y todavía había bastante gente en la calle. La siguiente vez que salí, el miércoles por la tarde, ya se notaba que la gente lo respetaba muchísimo. Y se agradece, porque el trabajo es más fácil.

–¿Qué confusiones suele haber entre los vecinos?

–Me parece que la gente lo tiene relativamente claro. Quizá en el transporte de vehículos existen algunas dudas de si es necesario acompañar a una persona mayor al dentista, como nos han preguntado hoy. Pero por lo general creo que la gente lo tiene bastante claro. Otra cosa es que quieran tenerlo claro. Por ejemplo, no es necesario salir a comprar la barra de pan todos los días, pero la gente lo aprovecha.

–¿Alguna situación desagradable? ¿Les hacen frente al llamarles la atención?

–No. Cuando les paras y se lo comentas, les preguntas dónde van o les dices que no lo están haciendo bien, la verdad es que responden bien. Siempre hay algo que puede llamar la atención, pero en general, la gente bien. Entienden que nuestro trabajo, ahora mismo es también por ellos.

–¿Sancionan mucho?

–Yo personalmente no he tenido que sancionar a nadie. Yo cuando he comentado alguna situación a algún ciudadano, como su respuesta ha sido positiva respecto a lo que le hemos comentado, no ha hecho falta sancionar. Pero si es necesario...

–Hay plantillas policiales con varios infectados ¿Personalmente tiene miedo?

–Miedo no. Personalmente miedo no tengo. Si que sientes cierta intranquilidad, sobre todo porque luego tienes que llegar a casa. Tienes a tu familia que está metida en casa para no tener problemas y eres tu el que puede abrir la puerta a que el virus entre. Es incómodo por eso.

–¿Esa es la sensación de los compañeros?

–Sí, por lo que hablo con ellos es lo mismo. Sabemos que nuestro trabajo ahora es este, lo intentamos hacer de la mejor manera posible, concienciando a los ciudadanos que realmente sientan que esto también es de ellos, que no solo es responsabilidad de los servicios públicos. Y así seguimos saliendo todos los días.

–¿Cómo lo ve su familia?

–Ellos están intranquilos porque no ven lo que nosotros vemos. Si se dejan influir por todo lo que ven en redes sociales, les crea más intranquilidad.