Ser tedax, controlar el miedo ante las bombas
Los expertos en desactivación de explosivos de la Policía Nacional explican a HOY cómo es su trabajo en Extremadura, las situaciones más duras y los casos más curiosos que han solucionado en la región
Han encontrado proyectiles de la Guerra Civil en la obra de un polígono, una mina antipersonas usada como tope de puerta, una bomba reciclada como ... obra de arte, una granada polaca olvidada en un desván, y hace unos días dos balas antiaéreas en un parque de Badajoz. Y en cada caso son las personas que se acercan a los explosivos y los recogen para que nadie salga herido. Así trabajan los tedaxde la Policía Nacional en Extremadura.
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Tienen miedo, ellos lo reconocen. «El miedo es bueno, es instinto de conservación», dice el subinspector José Carlos Rubio. «No creo que haya ningún tedax que diga que no tiene miedo, sería mentira», añade el jefe de grupo, César Antonio Carnero. «Tú tienes miedo y sabes que los tienes, pero lo controlas. El miedo te activa, pero hay que controlarlo. Lo que no puedes es entrar en pánico porque se crea el efecto túnel de cortisol y adrenalina y ya no eres capaz de hacer nada. Por eso controlas el miedo y tienes la preparación y el protocolo. Y tienes a tus compañeros».
«No creo que haya ningún tedax que diga que no tiene miedo, sería mentira. Tú tienes miedo y lo sabes, pero lo controlas»
César Antonio Carnero
Jefe de grupo de los tedax
El miedo que controlan es justificado. Muchos de los tedax que trabajan en Extremadura tienen experiencia en la lucha contra el grupo terrorista ETA y tienen en la memoria a un compañero que hace unos años perdió los brazos durante su trabajo.
Ese es uno de los momentos más duros que recuerdan, junto cuando vieron de cerca los efectos de las bombas etarras en coches, o el 11M cuando tuvieron que desplazarse a Madrid tras los atentados para ayudar. «El peor momento fue tener que devolver los efectos del GEO que falleció (en el piso de Leganés)», rememora José Carlos Rubio.
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A pesar de esos recuerdos, acuden a diario a su puesto de trabajo. En Extremadura hay ocho tedax de la Policía Nacional. Su base está en Badajoz, pero su ámbito de actuación son todas las poblaciones que dependen de este cuerpo de seguridad. El resto del territorio cuenta con los expertos en explosivos de la Guardia Civil.
En total cada año estos tedax realizan más de 150 operaciones en la región, entre ellas unas ocho con recuperación de explosivos.
La mayor parte de su trabajo es preventivo. Revisan por ejemplo las ubicaciones en las que puede haber un atentado terrorista. Actualmente España está en nivel 4 de alarma (el máximo es el 5). «Por ejemplo, vamos a la estación de autobuses y miramos. Nuestra formación también es pensar dónde me colocarían a mí un explosivo, cómo lo harían. A veces te pueden sorprender, pero por eso realizamos las inspecciones», explica Carnero.
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En otras ocasiones realizan revisiones cuando visitan la región autoridades importantes, o se desplazan a otras regiones cuando hay atentados o situaciones críticas.
Tipos de explosivos
La parte más delicada de su trabajo es la desactivación de explosivos cuando se encuentran proyectiles en Extremadura. Nunca saben cuándo recibirán la llamada y detallan que hay rachas con más emergencias. «Cuando hay mucha obra pública suelen aparecer más», dice Rubio. Este policía advierte que se viven situaciones peligrosas. «Se han dado ocasiones en las que una excavadora nos ha dicho: 'he golpeado (el explosivo) y no ha pasado nada, eso no tiene nada'. Y les decimos que han tenido suerte porque, si dan en otra zona, puede salir volando la excavadora y él mismo».
El 80% de los dispositivos que encuentran son de la Guardia Civil, ya que Extremadura fue un frente importante en la contienda. También han encontrado restos de la Guerra de la Independencia aunque no tienen carga explosiva.
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El resto, señalan, son explosivos más modernos que en muchos casos han guardado exmilitares en sus casas. «Por ejemplo un hombre murió y lo encontraron cuando llevaba varios días fallecido. Enviaron a una empresa de limpieza especializada para estos casos y ellos localizaron en un armario proyectiles, municiones y granadas. Los tedax tuvieron que intervenir para recuperarlo con seguridad».
Como este, se han encontrado casos muy peculiares. Por ejemplo, una mina antipersonas que usaban en una casa como tope de una puerta. «Parece que no es peligroso, pero en caso de incendio, imagínate», advierte José Carlos Rubio. José Luis Sánchez, el agente más joven de la unidad, recuerda un caso muy peculiar. Alguien encontró una bomba de la Guerra Civil, la vació y la modificó para convertirla en una obra de arte. «Un guardia civil la vio y se dio cuenta de lo que era».
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«Hay un lema en la unidad que es que el primer error puede ser el último. Por eso hay que aplicar siempre los protocolos»
José Carlos Rubio
Subinspector de los tedax
Estos expertos en explosivos piden prudencia. Advierten que es ilegal tener esos proyectiles en casa, solo se pueden coleccionar si están considerados como un museo y con todos los permisos pertinentes. No pueden estar en casas porque tienen riesgo de explotar. Aunque estén vacíos, advierten, son un peligro porque se pueden rellenar y reutilizar.
Si alguien encuentra un objeto de este tipo o los tiene en casa, solicitan que les llamen. «Que no piensen que no es nada. Preferimos ir cien veces para nada que lamentar no haber ido», dice el jefe de la unidad.
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«Ante algo, no tocar, no mover y avisar», recuerda Rubio.
Así es su protocolo de actuación
Una vez movilizados, su protocolo es llegar al lugar y establecer un perímetro de seguridad en función de lo que observen. Aquí se trata de cantidades mucho más pequeñas, pero ponen como ejemplo Alemania, donde aun se encuentran bombas de hasta 500 kilos. «Han tenido que desalojar ciudades enteras para desactivarlas».
Lo primero que hacen es tratar de identificar el explosivo y el estado en el que está. En acción entran dos artificieros, el operador uno y el dos, aunque suelen movilizarse más y trabajar en equipo. «Aquí no hay egos, colaboramos y el que tenga la mejor idea, eso es lo que hacemos».
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A veces, si consideran que los explosivos están en riesgo, los detonan 'in situ'. Colocan dispositivos para evitar que las proyecciones dañen la zona o incluso desalojan la zona si ven peligro. En otras ocasiones sin embargo trasladan a un lugar seguro lo que localizan.
Para acercarse utilizan un traje de protección, que pesa entre 30 o 50 kilos. Reconocen no obstante que solo les ayudaría si no están cerca de la bomba. Si explosiona cuando la manejan, saben que los daños serán graves. En ocasiones usan un robot que puede mover los explosivos con seguridad. También cuentan con un equipo de rayos X portátil para poder escanear, por ejemplo una mochila sospechosa.
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«Ser tedax requiere una preparación muy fuerte. Eso me motiva y la verdad es que es un honor pertenecer a esta unidad»
José Luis Sánchez
Operativo de los tedax
Según revela Rubio, en la mente siempre tienen un lema extraoficial de su unidad: «El primer error puede ser el último». «Por eso siempre respetamos los protocolos», añade.
Los tedax tienen que llevar al menos dos años en la Policía Nacional para entrar en el curso de especialista. Dura catorce meses. Es el segundo más largo de este cuerpo de seguridad, por detrás del de piloto de helicóptero y es muy exigente. Incluye formación en mecánica, química, meteorología y muchas prácticas. De hecho es habitual que algunos aspirantes se vayan retirando o no superen las pruebas.
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Por eso los que lo logran tienen muy claro que quieren estar allí. «Siempre he visto la unidad de tedax como una unidad especial que requiere de una preparación muy fuerte. Siempre ha sido para mi una meta poder conseguirlo. Me motiva y es un honor pertenecer a esta especialidad», concluye José Luis Sánchez.
Baten el récord nacional de recogida de ácido pícrico en institutos y facultades
Una parte muy importante de la labor de los tedax es la prevención. Hace un año la Policía Nacional envió un aviso a todos sus operativos. Debían retirar de colegios, institutos y facultades un producto que suponía un riesgo de explosión. Se trata del ácido pícrico.
La unidad pacense ha batido el récord nacional de recogida de este producto. Unos 30 kilos en estos meses y 12 kilos en una sola operación.
El ácido pícrico formaba parte de un kit de productos químicos que se repartieron por los laboratorios de institutos y facultades hace unos 30 años. Se usa para fijar colorantes en tejidos, entre otras labores.
El problema es que, con el paso del tiempo, la sustancia se cristaliza y se forman grumos de este ácido. Si alguien lo toca, puede resultar tóxico, pero lo más peligroso es que, si se caliente o se agita, puede explotar.
Por esa razón los tedax de la Policía Nacional solicitaron a la Junta de Extremadura una lista de centros escolares que contasen con esta sustancia en sus laboratorios y han ido recogiendo este ácido a lo largo del último año hasta superar los 30 kilos. Se han ido destruyendo por el riesgo que suponen, aunque aún quedan pendientes por recoger.
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