Tecnología puntera e internet para optimizar el compostaje
Compobox ·
Dos extremeñas diseñan una compostadora conectada a la nube que mide lo que recicla cada vecinoHace ya algunos años que la mayoría de hogares españoles están plagados de dispositivos inteligentes. Y además, la pretensión es que en el futuro habiten ... también en las calles, para convertir de esta forma las ciudades en 'smart cities'.
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Este anglicismo, acuñado para definir las ciudades inteligentes, describe un sistema interconectado en el que las nuevas tecnologías se aplican para gestionar los recursos de la forma más eficiente posible y sin ocasionar daños al medio ambiente. No obstante, se suele dar la paradoja de que las urbes más listas, como Nueva York, París o Londres, son también las más contaminadas.
Con la idea de utilizar las nuevas tecnologías para diseñar productos susceptibles de convertirse en alternativas ecológicas a las existentes surgió Compobox, una compostadora inteligente pionera fabricada en Extremadura. Sus creadoras, Iris y Chanel Sopo Lambea, han diseñado un dispositivo modular de plástico reciclado y metal, y lo han dotado de sensores, tecnología puntera e Internet para obtener datos y subirlos a la nube en tiempo real. Esto permite optimizar una práctica tan antigua como el compostaje. El objetivo de Integreellence, la start-up formada por las hermanas de Zalamea de la Serena, es darle una segunda vida a la basura y transformarla en nutrientes para que los cultivos vuelvan a brotar.
El dispositivo tiene sensores que monitorizan en tiempo real el compost
Iris y Chanel, licenciada en Ciencias del Mar e ingeniera técnica en Diseño Industrial respectivamente, participaron en el año 2018 en una iniciativa del Banco Santander y la Universidad de Extremadura para ayudar a los jóvenes a emprender. Presentaron un proyecto de edificios inteligentes que gestionaban sus propios residuos. «Pero era demasiado complejo y como este programa te enseña a adaptarte a las necesidades del mercado, el producto fue evolucionando hasta acabar en una compostadora», explica Chanel. Finalmente ganaron y la ingeniera tuvo la oportunidad de pasar una semana en Silicon Valley. «En California abrí mucho los ojos, ya que pude comprobar de primera mano cómo gestionaban los residuos orgánicos. Allí hay compostadoras por todos lados», detalla. Esta experiencia le sirvió para pulir aún más lo que hoy es Compobox.
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Según el Instituto Nacional de Estadística, en España cada persona genera más de un kilo de residuos al día. La Unión Europea ya está marcando la pauta para la reducción de los gases efecto invernadero, implantando medidas como la obligatoriedad de reciclar al menos el 50% de los biorresiduos. «Compobox está adaptado a esas normativas», asevera Iris.
Compostaje comunitario
El compostaje comunitario es aquel proceso en el que una comunidad de personas arrojan sus residuos urbanos al mismo punto de compostaje. El compost se realiza in situ, sin la necesidad de llevar los restos al vertedero, con lo cual se ahorra en costes de transporte y en emisión de gases.
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En pocos días, 30 personas de Peraleda del Zaucejo van a participar en un proyecto piloto de compostaje comunitario. Ya han recibido un llavero dotado con tecnología NFC y un cubo de 10 litros para depositar la basura orgánica (frutas, verduras, posos de café, cáscaras de huevo, yogures sin envase...). Cuando esté lleno se dirigirán hacia su punto de compostaje común, donde estará Compobox, que solo se abre acercando el llavero al lector. Tras arrojar los residuos por una pequeña puerta del módulo de aportación, la tarea del vecino –hasta tener nuevamente restos orgánicos– ha acabado. Esta actividad está liderada por Promedio a través del proyecto ECO2CIR y cofinanciada por el FEDER en el marco del programa Interreg V-A España - Portugal (POCTEP) 2014-2020.
Los ayuntamientos pueden ver cuántos kilos de residuos se compostan
Compobox tiene otros dos módulos más, pero los usuarios solo interactúan con el primero, que es el dotado con nuevas tecnologías. Gracias a los sensores se monitoriza en tiempo real el compost y se comunica con la nube, con lo cual se pueden controlar digitalmente parámetros como la humedad, la porosidad, la temperatura, etcétera. Además, dado que cada persona tiene un usuario y una contraseña, puede acceder a una plataforma y ver cuántos kilos de residuos está reciclando al mes. «De esta forma son conscientes de lo que desperdician, ya que fabricar compost está muy bien, pero este trabajo también está enfocado a la prevención, porque es mucho más prioritario no tirar comida que reciclarla», asevera Iris. Con estos datos, una familia puede analizar y mejorar sus compras.
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Asimismo, gracias a la toma de datos, los ayuntamientos que tengan este dispositivo instalado en su localidad pueden ver cuánto se ha reciclado y reportar esa información a Europa, ya que las nuevas normativas europeas quieren conocer estos datos a nivel de usuario y ver de dónde procede la trazabilidad de los residuos. De hecho, según las hermanas Sopo, ya en algunas ciudades españolas se está sancionando. Un operario realiza la recogida del reciclaje en las puertas de los hogares, se abren algunas bolsas aleatoriamente y si no se ha hecho bien la separación, multan a ese vecino o vecina. «Nosotras queremos hacer algo parecido, pero al revés, con refuerzo positivo. Sin embargo, aún estamos definiendo si será con algún tipo de bonificación o premio para aquellas personas que reciclen correctamente», indican.
En Compobox, cuando el módulo de aportación alcanza su capacidad máxima, el material se trasvasa al módulo de degradación y posteriormente, al de maduración, de donde se obtiene el producto final: el compost. El contenedor tiene un sistema de filtración por ozono que se activa cada cierto tiempo para evitar olores en la zona. No obstante, «si el compostaje se hace bien, no se generan gases y no huele mal», apostilla Iris.
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Integreellence y Promedio están aún estudiando qué se hará con el compost resultante. «Seguramente se utilizará para abonar zonas verdes de la comunidad o para que cada participante se lleve una porción para sus macetas. No sabemos. Lo que sí es seguro es que el área de compostaje comunitario será también un aula de educación ambiental, donde queremos hacer un evento con las familias para que vean qué se está haciendo con sus residuos y cómo se valorizan en otros productos».
El objetivo de todas estas acciones enfocadas a potenciar la economía verde y circular es que el ciudadano se dé cuenta de que cuanto mejor separe en casa, mejor será la gestión de todos los residuos, no solo del orgánico. Y es que, con una buena separación y con un contenedor para compostaje, el contenedor verde tendrá muy poco uso. Además, entre los proyectos futuros de estas emprendedoras extremeñas está el dotar al resto de contenedores de la misma tecnología que Compobox, de tal forma que se puedan medir los datos de reciclaje de vidrio, plástico, etcétera. Ahora, más que nunca, la basura habla de nosotros.
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