Un bar de tapas sierragatinas

Sin embargo, mientras los pintxos vascos son asociados casi mecánicamente con la excelencia y la delicia, un informe realizado en 2015, 'Estudio de la gastronomía del destino Granada', apunta que la tapa granadina lleva en su origen un germen de autodestrucción: el concepto cantidad en detrimento del concepto calidad.

En Extremadura, la tapa granadina entendida como mucha comida gratis con el vino o la caña ha empezado a hacer fortuna. Proliferan los bares que se anuncian así: «Servimos tapas 'granaínas'». Sin embargo, la falta de calidad en algunos de ellos ha acabado con su empuje. Es preferible un barquito de buena paella que un 'platao' de arroz blanducho.

La semana pasada fui a conocer un bar que me había recomendado mi hijo. Ya se sabe: los jóvenes tienen un olfato especial para descubrir dónde se come mucho por poco. El bar se llama 'Y Ahora Qué' y está en Arturo Aranguren, una calle de Cáceres paralela a la avenida de Antonio Hurtado, que une las castizas calles en cuesta de Ronda del Carmen y Reyes Huertas y está situada a cien metros del mercado de abastos de Ronda del Carmen, dato fundamental del que luego hablaremos.

La especialidad del 'Y Ahora Qué' son las tapas abundantes, muy abundantes, tanto que con dos comes, pero yo no diría que son tapas 'granaínas', sino 'sierragatinas'. Y ahí, en esa base de cocina extremeña casera, auténtica y honrada es donde radica la gracia del bar.

El local lo lleva un señor entrado en años muy simpático y muy auténtico. En la cocina trabaja una señora que a uno le recuerda a su madre y que cocina, efectivamente, como nuestras madres. Antes de abrir este bar llevaban, y llevan, una casa rural y un restaurante en Gata, a 400 metros del camping Sierra de Gata.

En el 'Y Ahora Qué' se pide la bebida y luego se escoge la tapa. Caña bien grande más tapa: dos euros. El entorno es agradable, con grandes fotos en blanco y negro, mesas cómodas, limpieza, luz y comodidad. En las cristaleras, grabados al ácido, mensajes del tipo: «Si no te gusta el buen yantar este no es tu bar». Y carteles con la amplia oferta de lo que ellos llaman megatapas.

Tomé una megatapa de patatas estofadas con morcilla de Arroyo y otra megatapa de magro con tomate, pero ¡atención!, el magro con tomate viene acompañado por un huevo frito con patatas fritas. Se puede pedir un cuarto de tortilla de patatas, que estaba muy buena, lo cual no es norma en los bares; la ensaladilla abundante viene acompañada por una gran corteza de trigo y una loncha de jamón y si pides filetes de lomo, un chorizo al vino o una morcilla entera, en todos los casos viene con su huevo frito, sus patatas fritas y su pan. Los guisos de cuchara son de madre, ya sean las patatas con morcilla, ya sean los garbanzos con callos y morcilla o el arroz con magro.

Un detalle significativo: en Mérida, van a reformar el mercado de Calatrava para dedicarlo en gran parte a negocios de hostelería y parece claro que será un éxito por estar céntrico, en plena calle Santa Eulalia. En Cáceres ya han reformado, con el mismo fin, el mercado de Ronda del Carmen. La hostelería no se atreve a ocuparlo por su ubicación: está a 50 metros del paseo de Cánovas, pero da la sensación de encontrarse a trasmano. Sin embargo, el éxito de este bar de tapas 'sierragatinas', a un paso del mercado reformado, demuestra que si das calidad a buen precio, el triunfo está asegurado, sea en la calle Santa Eulalia de Mérida, sea en la Ronda del Carmen de Cáceres.