Este movimiento, espontáneo y libre que nació en democracia, supuso eliminar del mapa regional la frontera provincial entre Badajoz y Cáceres, que vivían de espaldas desde todos los puntos de vista
francisco de jesús valverde luengo
Viernes, 11 de mayo 2018, 00:21
Cuatro décadas sobre el papel, dicen poco, pero puestas en pie y contempladas desde la distancia que marca el tiempo, es otra cosa. Recordemos a aquellos escolares extremeños, los más pequeños de la EGB con seis años, y los mayores con 14 años, cuando en las escuelas extremeñas comenzó en 1978 la experiencia pedagógica 'Semanas de Extremadura en la Escuela' para resaltar nuestra identidad regional.
Y comprobemos que son ahora ciudadanos entre los 46 y los 54 años de edad, y que transcurridos esos 40 años, son personas en la etapa de la vida más madura, plena y activa por antonomasia. Son los verdaderos protagonistas de nuestra vida actual, como padres de familia, profesionales, trabajadores, políticos,...que dinamizan la región.
No pretendo con este sencillo pero sentido artículo desarrollar ninguna tesis doctoral ni académica sobre lo que 40 años después haya supuesto para Extremadura y los extremeños aquella actividad escolar que durante veintitantos años desarrollábamos en la escuela a lo largo de una semana de primavera, hasta que se aplicó el currículo de Cultura Extremeña.
Este movimiento, espontáneo, libre, que nació en democracia pero 'preautonómico', supuso eliminar del mapa regional la frontera provincial entre Badajoz y Cáceres, dos provincias hermanas que vivían de espaldas desde todos los puntos de vista, tanto administrativo, como civil, militar, religioso, ...
Y fueron esos escolares del 78 quienes rompieron barreras, eliminando la raya provincial con sus gomas de borrar en las entonces humildes escuelas, la mayoría rurales, de Extremadura.
Y aquellos vetustos edificios se llenaron de objetos de labranza, de recuerdos de nuestros abuelos, de trajes regionales con olor a naftalina...y las paredes encaladas con grandes desconchones se cubrieron de cartulinas con la silueta de nuestra región, con banderas tricolores , verde, blanca y negra (e inclusive en aquellos comienzos la tercer franja fue en ocasiones 'parda' como nuestra tierra)... En pocas palabras, se convirtieron en museos de nuestra identidad regional.
Y no solamente las aulas, sino también las calles de nuestros pueblos y ciudades fueron escenario del entusiasmo que transmitían los alumnos y sus maestros por sentirse extremeños.
Pronto se recibió la recompensa por tan educativa tarea, y en 1986 , en la primera entrega de las Medallas de Extremadura, la Semana de Extremadura en la Escuela se ganó el máximo galardón de nuestra comunidad autónoma.
Y como colofón a aquella primera semana celebrada en las aulas del lunes 10 al viernes 14 de abril de 1978, hubo una clausura o convivencia final en el Teatro Romano el sábado 15, que hizo a Mérida la capital del futuro de Extremadura cinco años antes que fuera designada Capital Autonómica (1983).
Personas más cualificadas que yo, simple maestro que formé parte desde un principio de aquella ilusionante aventura, tendrán que estudiar este movimiento pedagógico regional que se materializó en aquella Primavera del 78.
Desde entonces, y entre abril y mayo, entraron en nuestras escuelas, caudalosos ríos, como el Tajo y el Guadiana, elevadas sierras, como la de Guadalupe y Tentudía, crecieron vegetaciones como las de Monfragüe y Cornalvo, nos visitaron personajes como Zurbarán, Donoso Cortes, Francisco Pizarro, San Pedro de Alcántara, se elevaron catedrales como la de Plasencia, dólmenes como los de Valencia de Alcántara, murallas como las de Galisteo, puentes como el de Alcántara, pusimos altavoces para oír el folklore de la Vera de Plasencia y de la Campiña de Badajoz, recitamos las poesías de Chamizo y Gabriel y Galán, y recorrimos caminos como la Vía de la Plata y los de La Mesta.
Y todo gracias a un colegio, el Virgen de Guadalupe de Badajoz y sus maestros, entre ellos, Paco Sansón y Miguel Caballero que, en 1977, hicieron un ensayo de la Semana que nos contagió a un grupo de maestros de toda la región, como Santos Sánchez, Jacinto Gallego, y un largo etc...y al Instituto de Ciencias de la Educación ICE de la Universidad de Extremadura, con David de la Maya, José Rajo, Juan José Peña,...
Lugares como Mérida (1978), Cáceres (1979), Badajoz (1980), Guadalupe (1981), Zafra (1982), Plasencia (1983), Don Benito (1984), Trujillo (1985), Azuaga (1986), Galisteo (1987), Olivenza (1988), Valencia de Alcántara (1989), Montijo (1990), Tornavacas (1991), etc, vibraron con aquella eclosión de extremeñismo infantil y primaveral que fue calando en nuestra alma, conciliándonos con nuestra tierra, su cultura, su historia y su futuro .
Bendito año 1978, de la Preautonomía, de los libros 'Extremadura Saqueada' y 'Extremadura en la Encrucijada', del logotipo del diario HOY, circular, y en cuya circunferencia se leía Extremadura y en el centro 'Una', y de la Semana de Extremadura en la Escuela.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.