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Ha muerto Rafael Sánchez Ferlosio y he ido a buscar a la estantería 'El Jarama', el libro que lo consagró literariamente y por el que merece consideración eterna. Leo párrafos a salto de mata, sus diálogos de aquí y de allá y enseguida surgen las mismas sensaciones que la primera vez. 'El Jarama' es una novela que se lee sudando: tal es la capacidad de Ferlosio de transmitir la atmósfera de aquel domingo de agosto en que un grupo de jóvenes madrileños se reúnen en la orilla del río Jarama a pasar un día de campo. La jornada, de la mañana al inicio de la madrugada del lunes, transcurre hablando entre ellos y con los parroquianos de una venta e, inesperadamente, todo se trastoca al sobrevenir una absurda tragedia.

La grandeza de esta novela está en que el texto que la sostiene fluye con la misma libertad que las aguas del río y a la misma velocidad que la corriente y no hubiese necesitado de ningún acontecimiento extraordinario (al contrario: el giro que toma la desmerece) para que ocupara el lugar preeminente que ocupa en la literatura española del siglo XX. Sánchez Ferlosio atrapó en 'El Jarama' la respiración del idioma, el oxígeno que lo mantiene vivo. 'El Jarama' es casi exclusivamente gente que habla. Y está lleno de personajes cada uno con la voz distinta que los hace únicos.

Esta novela te obliga a recordar que hay escritores maravillosos y, de entre ellos, hay unos pocos capaces de transmitir a su literatura el aliento mismo del creador: no se trata de construir, de inventar, de evocar mundos, viejos o nuevos; se trata de sacar del papel personajes de carne y hueso, de hacerlos vivir. ¿Podrá alguien decir que Cervantes no hizo de Alonso Quijano un hombre más vivo que amigos nuestros y de cuya índole conocemos más que muchas de las personas que nos rodean? Pues como Cervantes, Chejov, Joyce, Alice Munro. Y también Ferlosio, que creó en 'El Jarama' a un grupo de gente, cada uno con su densidad psicológica, exclusivamente con las palabras que decían.

¿Qué estatura de novelista se necesita para renegar de un libro como 'El Jarama'? Su autor la tildó de 'pelmazo'

Ferlosio ha sido un genio por haber escrito 'El Jarama'. Y se hizo todavía más grande por haber sido capaz de abjurar de él. Por inexplicable que parezca, con el tiempo el novelista renegó de la novela que le había situado directamente en la posteridad cuando apenas tenía 28 años. Dijo de ella que no tenía ni pies ni cabeza, que si la hubiera escrito otro habría dicho «qué pelmazo» mientras la leía.

¿Qué estatura de novelista se necesita para renegar de un libro como 'El Jarama'? Puestos a renegar yo hubiese entendido que lo hubiese hecho de 'Alfanhui' -que a mi parecer, aunque es muy notable, envejece peor; y sin embargo fue el libro que finalmente salvó-, pero sea por lo que sea, me parece admirable que su autor desprecie la novela que fue premio Nadal en 1955 y Nacional de la Crítica en 1956 y obra de referencia para generaciones de lectores. Es preciso tener una honestidad estética fuera de norma para terminar dándole la razón a sus críticos más acerados, aquellos que consideraron 'El Jarama' un relato sin sentido. ¡Un proceder así se echa tanto de menos!

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