Romería de 'runners' por las principales ciudades de Extremadura

Mañanita de niebla, tarde de paseo. Es lo que dice el refranero popular. Pero este segundo de mayo le ha dado la vuelta a ese dicho popular. Mañanita de niebla, mañana de paseo. Es lo que ha ocurrido en Badajoz, una ciudad que a las 9 de la mañana registraba un movimiento inusual de 'runners', ciclistas y paseantes calmados.

Sin mascarillas en su gran mayoría, pero respetando la distancia de seguridad, cientos de personas recorrían los paseos del río con una sensación de libertad que no sentían desde que aquel lejano 15 de marzo despertaran con la certeza de que habían terminado por un tiempo las salidas a la calle, las compras, los desayunos en el bar de la esquina y el ritual de ir al trabajo cada día para reencontrarse con los compañeros.

Casi dos meses después, Badajoz volvía a ser una ciudad salpicada de ciudadanos que, en su inmensa mayoría, respetaban la obligación de no detenerse a charlar con los amigos. Y cuando alguno lo hacía, tenía la precaución de mantener una distancia de seguridad de dos o tres metros, un comportamiento que será clave para evitar que el confinamiento vuelva a ser absoluto.

En Mérida, la Isla estaba a primera hora de la mañana llena de paseantes, corredores, perros y bicicletas. A veces se juntaban demasiado y algunos se detenían a conversar. La parte peatonal del Puente Lusitania también se había inundado de bicicletas y la orilla de la barriada de San Antonio, donde suele haber poco movimiento, era territorio ciclista. La Policía Nacional vigilaba desde el descendedero del Puente Romano para que se respetaran las normas.

Cáceres también ha sido este sábado una ciudad en la que se ha disparado el consumo de calorías. Si pudiese dibujarse la gráfica, el pico sería tan pronunciado que no cabría en la página de un periódico. De cero a cien en el plazo de cuatro horas, una subida que seguramente se repetirá cuando comience a caer la tarde.

En la capital cacereña había más gente que nunca en la Ronda Norte y en La Montaña, corriendo y en bicicleta, pero respetando las normas. «Hoy habrá infartos», bromeaba una joven mientras enviaba un whatsap a sus amigos para contarles lo que estaba viendo. «Hay deportistas que parecen drogadictos con el mono. Lo necesitaba, lo necesitaba», confesaba otro ciclista mientras se secaba el sudor al llegar a La Montaña.

También en Plasencia los vecinos han salido a la calle para correr, pasear o airearse. En pareja, con algún hijo mayor que todavía sigue en casa o de forma individual, pero siendo conscientes de que la oportunidad de volver a disfrutar de las calles sólo se prolongará en el tiempo si el distanciamiento social es estricto.

A las 10.00 de la mañana, los paseos del río de Badajoz han sido recorridos por varios vehículos policiales que a través de sus sistemas de megafonía han pedido a los deportistas y a los paseantes que regresaran a casa. Era el momento de que los jubilados y la población de riesgo saliera a la calle sin cruzarse con quienes disponen de otros momentos del día para salir.

Hasta ese momento, la policía de Badajoz se ha limitado a recorrer los paseos del río a bordo de sus coches patrulla , unos paseos que han amanecido con los accesos cerrados con vallas policiales y cintas de seguridad que han sido retirados por paseantes y deportistas que desconocían la razón por la que no podían utilizar esos espacios de recreo.

Tras el cambio de turno fijado a las 10.00 de la mañana, las anchas aceras de la avenida Ricardo Carapeto, la arteria que cruza la barriada de San Roque de Badajoz, se ha llenado de jubilados deseosos de respirar aire puro. La escena se ha repetido en Carolina Coronado y en Sinforiano Madroñero. Los deportistas han desaparecido y se han generalizado las mascarillas en una jornada que de forma sucesiva permitirá que la población recupere parcialmente los espacios que hasta ahora les habían sido arrebatados por una enfermedad que todavía no permite bajar la guardia.