«Revisar la ropa o la mochila a tu hijo no hará que deje de consumir droga»

«Si los padres –explica María del Pilar Morcillo Sánchez– han tenido con sus hijos una comunicación óptima a lo largo de su desarrollo evolutivo, estos les trasladarán a ellos ciertas cuestiones que les generan dudas, como por ejemplo el consumo de sustancias adictivas, legales o ilegales».

«Es habitual –continúa la especialista– que cuando los menores empiezan a salir, los tutores les digan frases como 'A ver cómo vas a volver a casa' o 'No vayas a venir mal'. Mi experiencia me dice que es mejor sentarnos a hablar antes de que salgan e informarles sobre qué les van a ofrecer, qué pueden hacer cuando se lo propongan y qué consecuencias tiene que digan sí a consumirlas».

Morcillo cree que «hay que enseñarles a decir no», y también «tener respuesta preparadas para cuando nos preguntan por ciertos asuntos». «Lo ideal es que entre padres e hijos haya una relación de confianza que les permita hablar de este tipo de cuestiones».

Incluso en el caso de jóvenes sobre los que ya se sabe que toman cannabis o alguna sustancia ilegal. «Mejor que cachearles o revisarles la mochila para comprobar si sigue consumiendo es sentarnos con él y preguntarle qué tal lo lleva y qué le genera el no consumir, de manera que sientan que tienen el apoyo de sus padres, porque eso sí creará una relación que puede ayudar a que antes o después, dejen de consumir esa sustancia por iniciativa propia».

Pilar Morcillo detalla que la edad media de inicio en el consumo de cannabis en Extremadura son los 15 años, y los 13 ó 14 en el caso de sustancias legales como el alcohol o el tabaco. «Una vez saciada la curiosidad –apunta–, el consumo empieza a bajar a partir de los 18 ó 19 años, cuando adquieren más conciencia de las efectos de consumir estas sustancias».

En el caso del cannabis, el Ministerio de Sanidad detalla en su última monografía los siguientes efectos sobre la salud, unos a corto y medio plazo y otros al largo: ansiedad, pánico, psicosis, pérdida de fertilidad, más riesgo de sufrir tumor testicular y de pulmón, problemas de atención o alteraciones en la memoria y la actividad motora, entre otros.