Las restricciones por la pandemia han reducido la criminalidad un 8,3% en la región
Los hurtos y los robos con violencia son los que más han descendido pero si la crisis continúa podrían volver los «robos famélicos para comer»
Robar sin ser descubierto nunca ha sido fácil. Afortunadamente, es mucho más complicado de lo que desearían los delincuentes. Sobre todo ahora que el toque ... de queda vacía las calles de Extremadura entre las 10 de la noche y las 6 de la madrugada. «Para nosotros es mucho más fácil patrullar, no hay circulación y nuestra presencia es más visible que nunca», confirma un agente que lleva años vigilando las calles.
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Su tarea no es sencilla. Cuando sube al coche patrulla no sabe cómo va a terminar la noche. Pero desde que está prohibido salir de casa por la noche los comunicados que recibe en su vehículo se cuentan con los dedos de una mano. «Antes había días en los que no parábamos, pero ahora es raro que nos llamen».
«Siempre se ve a alguien por la calle y como no son muchos solemos darles el alto. En ocasiones está justificado el desplazamiento porque van o vuelven del hospital, pero también es frecuente que identifiquemos a delincuentes que no saben justificar su presencia», añade.
En su caso, tiene la sensación de que la pandemia ha reducido la delincuencia. Pero más que una sensación es una realidad que tiene su reflejo en las estadísticas que maneja el Ministerio del Interior. Los datos sobre criminalidad del último trimestre de 2020 todavía no se han cerrado, pero en los nueve primeros meses del pasado año se redujo en un 8,3% el número de infracciones penales denunciadas en Extremadura ante la Policía Nacional, la Guardia Civil y las policías locales; una cifra inferior a la registrada a nivel nacional, donde la bajada fue del 20%.
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La bajada fue generalizada, aunque se hizo especialmente relevante en el capítulo dedicado a los hurtos, que se desplomaron un 34,8%. Pedro Donoso, portavoz del Sindicato Unificado de Policía en Extremadura (SUP), asegura que el cierre del comercio y los mercadillos durante varios meses, unido a la escasa presencia de personas en las calles, ha sido determinante. «Cada vez que se celebra el mercadillo en Badajoz entran cuatro o cinco denuncias por hurtos de cartera, y lo mismo sucede con los pequeños hurtos en tiendas y grandes centros comerciales. Pero si no hay mercadillo o no abren las tiendas, esos delitos no se cometen».
Robos con violencia
También los robos con violencia e intimidación experimentaron una bajada significativa. De los 239 que se registraron en los primeros nueve meses de 2019 se pasó a los 161 que hubo entre enero y septiembre de 2020. Igualmente hubo una bajada significativa de los delitos que causaron lesiones, asociados en muchos casos a riñas tumultuarias. La reducción fue del 20%.
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Quienes tienen el encargo de esclarecer ese tipo de hechos no ocultan que parte del descenso se debe al cierre del ocio nocturno. «A determinadas horas se bebe más alcohol y eso degenera en ocasiones en riñas con consecuencias graves. Tampoco están funcionando los clubes de alterne, se nota».
Esa misma explicación ofrecen cuando se les pregunta por la bajada que han experimentado los delitos contra la libertad sexual, donde la reducción ha sido del 12%.
Donde no se ha apreciado hasta el momento una tendencia descendente es en los robos con violencia e intimidación. Los robos con fuerza cometidos en domicilios, establecimientos y otras instalaciones crecieron un 4,3%. Hubo 1.146 delitos de este tipo, cifra en la que tienen un mayor peso los robos en domicilios (741 en esos nueve meses).
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«Desde que tenemos el toque de queda a partir de las 10 de la noche apenas entran avisos por las noches. Es raro que los delincuentes intenten robar porque a esas horas las calles están desiertas y es fácil dar con ellos», insisten los agentes.
Y además es algo que no sólo ocurre en los grandes núcleos urbanos que vigila la Policía Nacional. También en las zonas rurales, que son competencia de la Guardia Civil, es raro ver vehículos en movimiento cuando cae la noche. «Eso tiene una ventaja a la hora de vigilar, pero también es cierto que nuestros coches se hacen mucho más visibles para quienes están cometiendo un delito y eso les permite esconderse mejor»,
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Esa circunstancia también hace más fácil seguir a quienes se desplazan a los puntos de venta de droga. En los últimos días de enero incluso fue perseguido desde la barriada de Los Colorines de Badajoz hasta la misma entrada de Almendralejo un coche en el que viajaban varios jóvenes que acababan de adquirir 43 gramos de cocaína.
La dificultad para ocultarse ha hecho que los toxicómanos cambien los horarios en los que se desplazan a los puntos de venta de droga. En otras ocasiones son los propios narcotraficantes quienes sirven droga a domicilio, facilitando de ese modo su adquisición. «Quien está enganchado difícilmente va a renunciar a su dosis, eso raramente cambia».
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Moverse de noche está más complicado que nunca, pero sigue habiendo delincuentes que lo intentan, en ocasiones con bastante éxito, como ocurrió semanas atrás cuando tres encapuchados accedieron a una tienda de telefonía móvil en el centro comercial Ruta de la Plata de Cáceres. Apenas emplearon tres minutos en desvalijar el negocio y emprender la huida.
Es posible que esa banda procediera de fuera de la región. Sería una excepción porque en los últimos meses han bajado mucho las incursiones de delincuentes llegados desde otros puntos del país. «Hubo una época en la que robaban cinco estancos una noche o tres fábricas en un mismo pueblo. Eso hace tiempo que no se ve».
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El cierre perimetral de las localidades lo dificulta. Pero también hay otra circunstancia que podría estar influyendo. «En una situación como esta los delincuentes tienen menos gastos. Ahora no se sale de fiesta, no se va a los clubs de alterne, están cerrados los salones de juegos... Las posibilidades de gastar han bajado».
Robos famélicos
Aunque Pedro Donoso advierte de que si la crisis continúa podrían volver a producirse «hurtos famélicos» como los que se vieron en la crisis de 2008. «Entonces era habitual que alguien intentara salir de un supermercado escondiendo cosas en su ropa. Esos robos para comer todavía no se están dando, pero no podemos descartarlos si la crisis se agrava».
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Donde no han repercutido el confinamiento y los cierres perimetrales es en las estafas. Internet se ha convertido en un campo abonado para el delito. «Cuando el delincuente puede conseguir su objetivo sin salir de casa lo tiene más fácil. Ahí tenemos que trabajar duro».
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