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Cigüeñas negras en el parque nacional de Monfragüe. :: l. cordero
Al rescate de la cigüeña negra

Al rescate de la cigüeña negra

La Junta diseña un plan a siete años para recuperar a esta especie amenazada

Domingo, 4 de febrero 2018, 09:28

La cigüeña negra, una de las muchas especies que hacen de Extremadura un referente mundial en ornitología, ya tiene su propio plan de recuperación. El documento lo ha redactado la Consejería de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio, está en proceso de tramitación y lo más probable es que esté aprobado en unas semanas. Su periodo de vigencia será de siete años, aunque cada dos se hará una revisión de los objetivos a alcanzar y las medidas a desarrollar.

La finalidad principal de esta propuesta es mejorar los hábitats en los que vive esta especie en peligro de extinción. También recuperar aquellos lugares «donde la especie haya desaparecido como nidificante en los últimos treinta años». Estos espacios se denominan áreas de recolonización, y entre ellas hay varias que la Junta considera prioritarias. Son «determinadas zonas de las sierras de Gredos y Las Villuercas, las sierras periféricas de La Serena, los montes fronterizos con Portugal al sur de la sierra de Gata, los pinares del oeste de la provincia de Cáceres, las dehesas del entorno del río Tiétar y varios tramos del río Tajo».

En opinión de Marcelino Cardalliaguet Guerra, representante de SEO/Birdlife en la región, en esta lista faltan enclaves como «algunas sierras del sur de la provincia de Badajoz, entre ellas las de Monesterio y Tentudía, el entorno de Fuentes de León, y los pinares del Tiétar».

EN PRIMERA PERSONAMarcelino Cardalliaguet SEO/Birdlife Extremadura «El plan recoge qué hacer en los hábitats críticos pero no para más allá de esos perímetros de 250 metros»

El plan explica que según el censo realizado por la Junta en el año 2016, en la comunidad autónoma hay doscientas parejas de cigüeña negra, o lo que es lo mismo, aproximadamente la mitad de todas las que se cuentan en la Península Ibérica. «Esto deja claro -reflexiona Cardalliaguet- que Extremadura tiene un grado de responsabilidad mayor que ningún otro territorio del país en lo que concierne a esta especie, porque de lo que hagamos aquí puede depender en gran medida su presente y su futuro mucho más allá de nuestra comunidad».

Limitaciones a la pesca

El texto elaborado por la administración autonómica hace especial hincapié en cómo actuar en cada hábitat crítico, definido como el espacio de 250 metros de radio a partir de cualquier nido de la especie que haya sido ocupado al menos una vez en los últimos cinco años. También una banda de la misma extensión (250 metros) alrededor de los cauces o puntos de agua ocupados en los últimos cinco años por las agrupaciones premigratorias o invernantes de la especie.

Cada actividad a desarrollar en un hábitat crítico requerirá un informe vinculante de la dirección general competente en materia de conservación de especies. Además, en estos espacios se restringirán los aprovechamientos agrícolas, forestales, cinegéticos, piscícolas, extractivos, constructivos, de fotografía, ocio, actividades al aire libre y «cualquier otro que pudiera ocasionar molestias a la especie». Tales limitacionies regirán durante los periodos sensibles, esto es, de marzo a julio en las áreas de reproducción y durante agosto y septiembre en las de concentración premigratoria.

En estos hábitats no se autorizarán nuevas pistas forestales, y podrán imponerse restricciones al tránsito de vehículos o personas, a la entresaca de corcho, a la resinación, la navegación o el desbroce de matorrales. También se anuncia la puesta en marcha de un programa intensivo de vigilancia en aquellos nidos que se sospeche pueden ser objeto de expolio o de algún otro tipo de ataque. Lo desarrollarán conjuntamente el Servicio de Conservación de la Naturaleza de la Junta y el Seprona de la Guardia Civil, y se plantea la posibilidad de crear la figura del vigilante de nidos.

«El plan -reflexiona el responsable regional de SEO/Birdlife- recoge qué hay que hacer en los hábitats críticos, pero no plantea ninguna medida para más allá de ese perímetro de 250 metros, lo que significa que deja fuera, por ejemplo, las áreas en las que la cigüeña negra se alimenta, que son fundamentales para su subsistencia».

Según el proyecto de orden, se hará un inventario de torretas de electricidad en las que han muerto cigüeñas negras electrocutadas o que son potencialmente peligrosas. Y otro de vallados y cerramientos peligrosos en embalses en los que esta especie suele alimentarse. También se establecerán medidas para intentar acabar con el «serio problema» que supone la ocupación de nidos, sobre todo por parte del buitre leonado en cantiles rocosos.

En otro capítulo del texto propuesto, la Consejería anuncia que cada dos años se hará un informe sobre áreas de nidificación, alimentación, dispersión y colonización, en el que se dedicará una atención especial a las dehesas del sur de Badajoz. Y en un epígrafe posterior se menciona la posibilidad de firmar convenios con dueños de fincas, para asesorarles sobre cómo gestionar sus hábitats de manera que ayuden a esta especie. «Se incluirán compensaciones -propone la normativa en tramitación- por pérdida de renta y mejoras en las propiedades».

Otras medidas que recoge el plan son la limitación de la pesca en charcas en las épocas de cría, la construcción de barreras para evitar que los predadores accedan a los nidos, la construcción de puntos de agua a menos de un kilómetros de los lugares de reproducción o el reforzamiento de las plataformas de nidificación en árboles, ya que el 45 por ciento de las existentes presentan riesgos estructurales.

En opinión de Marcelino Cardalliaguet, «lo importante para que un plan de especie -en la región lo tienen el buitre negro y las águilas imperial y perdicera- funcione es implicar a la población que vive en las áreas a las que afecta ese texto». Además, él recuerda a la Junta su compromiso de aprobar en esta legislatura un plan especial para dos especies: el sisón común y el milano real. «Las dos -afirma- están más amenazadas que la cigüeña negra».

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