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Juan Carlos Rodríguez Ibarra. :: J. V. A.
«Hay que reformar la Constitución para incluir el derecho a tener Internet»

«Hay que reformar la Constitución para incluir el derecho a tener Internet»

Juan Carlos Rodríguez Ibarra | Diputado constituyente y expresidente de la Junta ·

«Fui de número tres al Congreso en el 77 porque Alfonso Guerra pensaba que el PSOE en Badajoz sacaría un diputado; nunca supe si me engañó o se equivocó»

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Domingo, 2 de diciembre 2018, 08:49

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En junio de 1977, Juan Carlos Rodríguez Ibarra era un licenciado en Filosofía y Letras de 29 años que ni siquiera quería ser diputado. Resultar elegido, de hecho, le supuso un disgusto, asegura. Se le pasó el primer día que acudió al Congreso, al ver una imagen que aún recuerda, según cuenta él mismo en esta entrevista en la que el más joven de los políticos extremeños de la legislatura constituyente echa la vista atrás.

-¿Qué recuerdos le vienen a la mente de los años 1977 y 1978?

-Yo cuando accedí a la condición de diputado no tenía la preparación ni la convicción necesarias para abordar el desafío que los españoles nos habíamos propuesto tras la muerte de Franco. Mi militancia en el PSOE de aquel tiempo no era para obtener un cargo, sino para contribuir a derrotar a la dictadura. Y mi tercer puesto en la lista era de relleno, porque yo no quería ser diputado. Yo daba por terminada mi actividad política una vez que la democracia empezaba a funcionar en nuestro país. Fui de relleno porque, según Alfonso Guerra, en Badajoz solo íbamos a conseguir un diputado. Sorprendentemente, salí. Nunca supe, pese a que se lo he preguntado varias veces, si Alfonso Guerra me engañó o se equivocó, aunque creo que fue lo primero, porque él era un experto en encuestas. Una vez que me vi legitimado para participar en la elaboración de un proyecto político para nuestro país, mi estado de ánimo cambió. Y cambió sobre todo el primer día que puse el pie en el Congreso y vi bajar por la escalerilla a Dolores Ibárruri cogida del brazo del poeta Rafael Alberti. Les vi sentarse y darse la mano con otros diputados que habían estado gobernando en esa dictadura que a ellos les tenía en el exilio. Entonces me di cuenta de que seguramente íbamos a representar una obra importantísima para España, que era la Constitución.

«El disgusto de salir elegido se convirtió en expectativa el primer día que pisé el Congreso»

-¿Guarda un recuerdo especial de algún compañero extremeño de la época?

-El número uno de la lista del PSOE al Congreso por Badajoz era Luis Yáñez, con el que no tenía mucha relación porque vivía en Sevilla, y tampoco la tenía con el número dos de esa lista, Salvador Soriano, porque él vivía en Mérida y yo en Badajoz. Quizás con la persona que tuve más relación fue con Demetrio Madrid, que era diputado por Zamora. Fue con quien más intimé en esos años. Vivíamos en un hostal, frente al hotel Palace. Recuerdo que en los años ochenta, cuando se empezó a escuchar ruido de sables y que podía haber un golpe de estado, nosotros pensábamos: 'A nosotros no nos van a coger, porque irán a los hoteles, a los hostales no vendrá nadie'.

-Si compara a los políticos y la política extremeña y española de entonces y las de ahora, ¿le parece que hay mucha diferencias?

-Muchísimas, porque todo ha cambiado. La forma de hacer política en cualquier sitio del mundo democrático, en España y en Extremadura. Hoy no hay que conquistar la democracia, que era el gran objetivo de mi generación, la que elaboró la Constitución. Hoy ya se conocen el alcance y las reglas del juego democrático, y parece lógico que los políticos actuales mantengan discrepancias en todos aquellos asuntos en los que hay visiones contrarias. En 1977 y 1978, los objetivos fundamentales eran instaurar la democracia y elaborar la Constitución, y eso se consiguió. Los constituyentes fuimos a la política para ganar la libertad. Los políticos actuales acuden a la confrontación para desde la libertad, ganar las elecciones y gobernar. No es lo mismo estar en un proyecto político para ganar la libertad que para ganar unas elecciones. Cuando se quiere ganar la libertad, hay una cierta integración, independientemente de la forma de pensar de cada uno. Cuando se está para ganar unas elecciones y gobernar, se ponen de manifiesto las discrepancias. Los constituyentes sabíamos qué sociedad queríamos y podíamos hacer, mientras que los políticos actuales no tienen la menor idea de qué sociedad va a haber dentro de diez años. Hoy, la política se limita a gestionar. El gobernante gestiona, pero no gobierna. Por la sencilla razón de que no puede hacer un proyecto político para dentro de diez años porque nadie sabe cómo va a ser la sociedad dentro de diez años.

«Extremadura era en esos años una región a punto de desaparecer, porque no hacía más que salir gente»

-¿Cree que hay que reformar la Constitución?

-Si me dice usted para qué, le puedo contestar. Porque se ha puesto de moda decir que hay que reformarla, como si fuera reformar la casa. Yo sí creo que hay que reformar la Constitución. En dos aspectos. El primero: Internet. En el año 78 no había Internet, y por lo tanto, la Constitución no habla nada de la sociedad digital, que es un mundo que se mueve sin regulación. El título primero de la Constitución habla de los derechos de los españoles. ¿Tener Internet, hoy, es un derecho o no es un derecho? Yo creo que sí, que lo es. Habría que reformar la Constitución para incluir el derecho del ciudadano a tener Internet, porque si no lo tienes está en inferioridad de condiciones respecto a otros. También debería recoger otras cuestiones que no están reguladas, como el derecho a la intimidad o al olvido. Y la segunda reforma que creo que hay que hacer es la del Senado, que en estos momentos no es nada, pero que tiene una función importantísima si se le quiere dar, y es que sea el sitio en el que se reúnen los gobiernos autonómicos y el Gobierno central para que no vaya cada uno por su cuenta. Se está pidiendo a voz en grito que se hagan estas dos reformas. Además, si el Senado se reformara así, se evitaría el ideario hacia la confederación que está apareciendo en España. Ya empieza a haber reuniones bilaterales: Cataluña se reúne bilateralmente con el Gobierno, el País Vasco igual. No, no. Eso no lo dice la Constitución. Hagamos un Senado para que las reuniones sean multilaterales, de todos los gobiernos regionales con el Gobierno central.

-La mayoría de los que hablan de reformar la Constitución se refieren al título octavo (la administración territorial del Estado). ¿Hay que reformarlo?

- Yo creo que no. Para Extremadura, el título octavo ha sido un milagro. Era una región que estaba a punto de desaparecer, porque no hacía más que salir gente, constantemente. Cuando se habla ahora de emigrantes, era una broma comparado con lo que había en nuestra comunidad en los años sesenta y setenta. Del título octavo, lo único que hay que reformar es la parte del Senado. Y después, lo que hay que hacer es garantizar que el Estado tenga tres competencias de las que no puede prescindir: coordinación de las instituciones, cohesión de los españoles y representación del Estado. Si usted quiere unas transferencia que rompen la cohesión de los españoles, no se la puedo dar.

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