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Reflexiones sobre el patrimonio

Reflexiones sobre el patrimonio

Dándonos un garbeo por los programas electorales de los partidos españoles parece que la herencia recibida fuera de otro país y no del nuestro, porque no se consignan iniciativas de especial relevancia

José Luis Mosquera | Cronista de Mérida

Miércoles, 8 de mayo 2019, 10:35

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Ante la gigantesca hoguera consumiendo las cubiertas de la catedral de Notre Dâme recordé la novela '¿Arde París?'. La trama se centra en la figura del gobernador alemán de París, Dietricht von Cholditz quien, antes de huir de París, desobedeció al Führer y no voló los monumentos más significativos de la ciudad. ¡Ironías del destino! Su restauración ha sido la clave del desastre que sufrió esta el Lunes Santo. A quien más y a quien menos se le habrá removido el corazón ante ese símbolo del Patrimonio Mundial, un símbolo atesorado en millones de álbumes de viejas fotografías. Pero no sólo mueven corazones estas ascuas venerables, también los bolsillos. Las mayores fortunas galas han considerado que el infortunio de la catedral parisina puede proporcionarles su día de gloria aportando generosas donaciones para deshacer el entuerto. Se habla de unos 800 millones de euros recaudados para devolver ese edificio a su prístina forma y que pueda ejercer, por muchos siglos más, como símbolo de la nación, aunque las vigas de su techumbre del siglo XIII y la aguja del XIX no sean las originales. A pesar de todo, este templo no perderá su esencia pues es en la singularidad, en la originalidad, no sólo en la edad, donde se encuentran los grandes valores del Patrimonio Histórico y Natural logrando que personajes ambivalentes, como von Cholditz, se vean impelidos a respetarlos.

En el caso de España, dándonos tan sólo un garbeo por los programas electorales parece que la herencia recibida fuera de otro país y no del nuestro, porque no se consignan iniciativas de especial relevancia para enriquecer, prevenir, conservar, difundir y hacer más accesible y comprensible el Patrimonio de la tercera nación de Europa con mayor legado histórico. Es más, esto del Patrimonio Cultural se toma por los políticos más como un problema que como una oportunidad. Paradójicamente, los paquetes turísticos de países como España y Portugal muestran en la parte más visible de sus escaparates al Patrimonio Cultural y Natural. Normal, son los símbolos que mejor nos identifican y diferencian de los demás y Fitur es la prueba de ello.

Eso sí, cuando las situaciones tensas surgen por los desastres humanos y naturales, los desmanes urbanísticos, la sobrexplotación, la desidia y la propia incapacidad de los propietarios de los bienes para abordar su conservación y acceso, se saca de la sentina a los técnicos competentes para que den la cara... cuando el remedio es ya imposible o económicamente muy gravoso.

El legado cultural precisa, al menos, de un mantenimiento; en caso contrario, podríamos correr el riego de desmaterializar nuestros símbolos patrimoniales y convertirlos en humo. En el mantenimiento del patrimonio el mecenazgo debe ser tenido en cuenta, pero es la Administración quien debe asumir su papel de liderazgo sin complejos y, si el turismo hoy es el banderín de enganche, no está de más que tanto el patrimonio cultural como el natural sellen una alianza de competencias con aquel para evitar que los símbolos de nuestra cultura sean humo, un producto de mercadeo y explotación.

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