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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Un grupo de radioaficionados emeritenses durante una de sus actividades Fotografía cedida por la Unión de Radioaficionados de Mérida (URM)/EFE
La radioafición, algo más que radio y afición; algo más que ondas y pasión

La radioafición, algo más que radio y afición; algo más que ondas y pasión

EFE

Domingo, 13 de agosto 2017, 12:59

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La radioafición es algo más que un mensaje o una necesidad de contactar con alguien a miles de kilómetros de distancia. Es una pasión por las ondas, una manera distinta de entender la radio... un mundo invisible que se siente, se oye.

Con independencia de cómo cada uno la entienda, aquella sensación de comunicación que tuvo Guillermo Marconi a fines del siglo XIX, cuando envió señales de morse a través del éter, sigue vigente para los tres millones de radioaficionados que existen en el mundo.

Un claro ejemplo es la Unión de Radioaficionados de Mérida (URM), que a pesar de su ser una agrupación pequeña ha logrado hace escasos días el tercer puesto en el concurso 'Su Majestad el Rey de España', impulsado por la Unión de Radioaficionados Españoles (URE) y en el que han participado estaciones internacionales.

Se puntúa el número de comunicaciones establecidas con estaciones de todo el mundo, con baremos diversos en función de la zona geográfica. Los emeritenses contactaron con Filipinas, India, Japón, Estados Unidos, «toda Europa y toda España, Rusia, Bulgaria, Polonia y otros muchos países», ha explicado a EFE su presidente, Pedro Garrido.

Para este competición, los emeritenses instalaron sus antenas y equipos en el castillo de Montánchez, cuya historia y valor patrimonial y turístico viajó por todo el mundo.

Más de cien años después del bueno de Marconi y con el avance de las tecnologías en materia de comunicación, como las redes sociales, whatsaap, teléfonos móviles y antenas parabólicas, los radioaficionados mantienen su pasión por el «aquí EA4URM (indicativo de la URM) para el mundo, cambio».

España es el cuarto país del mundo con más licencias de radioaficionados, si bien no todos los amantes de esta afición están inscritos.

Para obtener una autorización de radioaficionado hay que superar un examen de aptitud sobre conocimientos suficientes de electricidad y radioelectricidad para operar una estación de radioaficionado, y de la normativa reglamentaria referente a las estaciones, según se recoge en la normativa de la URE.

Tras superar el examen, la Administración emite un certificado de examen armonizado y se puede solicitar la autorización de radioaficionado, que consiste en la concesión de un indicativo o distintivo, con el que se efectúan la emisiones de radioaficionado.

Una vez obtenido, se puede hacer uso de una estación móvil, una portátil (el 'walkie' de toda la vida) o la estación de otro radioaficionado. Si se quiere instalar una estación fija en un domicilio o inmueble hay que disponer de la licencia de estación.

Según la URE, y atendiendo a la definición oficial, la radioafición es un servicio de radiocomunicación que tiene por objeto la instrucción individual, la intercomunicación y los estudios técnicos, efectuados por personas debidamente autorizadas que se interesan por la radiotecnia con carácter exclusivamente personal y sin fines de lucro.

«Esto es un hobby, una forma de tener de amigos en cualquier lugar del planeta», ha afirmado Garrido, quien de niño le gustaba la radio, "escucharla y entender cómo de una caja sale una voz». «Empecé con un walkie-talkie de juguete y, a partir de ese momento, comenzó mi interés y la curiosidad por las ondas, la física», añade.

El deseo y la voluntad por alcanzar distancias más largas queda reflejado en Francisco Muñoz, un radioaficionado extremeño que ha contactado en alguna ocasión con la Estación Espacial MIR.

«No es nada fácil. Tienes que estar pendiente de la posición y del paso de la MIR por tu zona, que las condiciones sean favorables e incluso aprovechar lo que denominamos como rebote lunar», expone.

Se trata de utilizar el satélite natural de la Tierra como reflector de señales en las bandas de UHF y VHF, y superiores, pues estas traspasan la atmósfera.

Sin embargo, la conocida como «onda corta» rebota al llegar a la atmósfera. «En función del ángulo de entrada y, por tanto, de salida, la onda puede cubrir más o menos distancia... miles de kilómetros», ha explicado Guillermo Pérez.

A veces, y con los rebotes múltiples entre la atmósfera y la capa terrestre, «la onda puede dar la vuelta al mundo en menos de medio segundo, lo que permite oirte a ti mismo», según Muñoz.

Dos curiosidades más -al menos para los no entendidos- envuelven este mundo de la radioafición: los ciclos solares y las lluvias de estrellas, pues ambos fenómenos pueden ser «muy útiles».

Cuando las Perseidas -lluvia de meteoros de actividad alta- entran en la atmósfera terrestre se genera «una ionización temporal», la cual permite al radioaficionado (siempre que apunte hacia ellas) lograr distancias más largas en UHF y VHF.

Lo mismo ocurre con los ciclos solares. Cuando estos registran altos niveles, la ionización de la atmósfera aumenta y, por ende, la propagación de la onda corta mejora, alcanzándose mayores distancias.

Por ello, según explica Francisco Muñoz, la radioafición es «algo más que radio y afición». «Es interesarse por la física, la meteorología y los cacharros... los equipos», ha agregado.

No olvidemos que los microondas, el teléfono móvil y la televisión, entre otros cacharros, también son ondas, «pero sin el romanticismo de la radioafición».

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