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Lunes, 13 de agosto 2018, 07:49
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Una parte de los orígenes del voluntariado medioambiental en Extremadura hay que buscarla a 800 kilómetros de la región y hace 15 años. En 2003, la costa gallega se tiñó de negro por el desastre del Prestige. Unos meses después, el fuego calcinó miles de hectáreas en la zona de Las Hurdes, Valencia de Alcántara y La Codosera. Tras esas dos catástrofes, un centenar de extremeños colaboraron para minimizar sus consecuencias. Algunos se trasladaron a Camariñas (Galicia) para realizar labores de limpieza en las playas y otros ayudaron a apagar las llamas de los incendios más devastadores que se recuerdan en Extremadura.
De este modo, dejaron clara la solidaridad de todo un pueblo y su compromiso con el medio ambiente. Tras esos hechos, la Asociación para la Defensa de la Naturaleza y los Recursos de Extremadura (Adenex) decidió que era el momento adecuado para poner en marcha un proyecto de reforestación denominado 'Planta al fuego'. Reforestaron 75 hectáreas en Las Mestas, en Avellanar de las Hurdes y en Sierra Fría. Participaron casi mil personas que plantaron 40.500 árboles. En 2004, la actividad se repitió con el nombre de 'Plantabosques'.
Ese programa acaba de cumplir su 15 aniversario y actualmente lo desarrolla Adenex con el apoyo del Instituto de la Juventud de Extremadura y la Consejería de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio. En cada edición, jóvenes de entre 14 y 30 años plantan árboles de especies autóctonas de la región y realizan tareas de poda y limpieza en parcelas.
Desde sus inicios, han participado 11.838 voluntarios. La mayoría proceden de Extremadura, aunque también se suelen apuntar a esta iniciativa ciudadanos de otras regiones e incluso de fuera de las fronteras españolas. «El último año vinieron italianos, suizos y británicos. También hemos contado con americanos y nos han ayudado africanos que estaban en una escuela de formación de Navalmoral de la Mata», recuerda Francisco Parras, gerente de Adenex y coordinador de 'Plantabosques'.
Se trata de un proyecto que se desarrolla entre enero y marzo. Suelen salir al campo ochos fines de semana al año y a esas quedadas pueden acudir un máximo de 70 personas. «Antes de 2013 eran 100, pero con la crisis económica tuvimos que reducirlo. Recibíamos unos 30.000 euros de instituciones y ahora rondamos los 20.000. Esperemos que el próximo año podamos contar con más recursos para llegar a más gente», dice esperanzado Parras, quien asegura que «anualmente unas 2.500 personas interesadas en el programa se quedan sin participar». Añade que las solicitudes les llegan a través de la web de Adenex en el mes de diciembre.
Entre los participantes suele estar Sara Torrado, una joven que ha tomado parte varias veces en esta iniciativa. «En Extremadura se queman en los veranos miles de hectáreas y esta labor es necesaria», comenta. A ella se suman voluntarias como Sonia Rodríguez, usuaria de Aprosuba. Dice que la primera vez que se apuntó fue en 2012 y que «es una forma de salvar el medio ambiente».
Entre las especies con las que reforestan los bosques destacan la encina, el alcornoque, el roble y el castaño. Para ello cuentan con la ayuda de agentes del medio ambiente de la Junta de Extremadura. «No solo subvencionamos esta actividad con dinero, sino que ofrecemos las plantas de nuestros viveros. También cedemos instalaciones para alojamiento», matiza Pedro Muñoz, director general de Medio Ambiente.
En total han sido más de 330.000 las plantas que han llevado a las zonas de la Sierra de Gata, Hurdes, Valle del Ambroz, La Vera y Sierra de San Pedro, entre otros lugares. También a Portugal. Concretamente a Viseu, lugar donde cuentan con la colaboración de vecinos del país luso. Andresy Rodríguez es una de ellas. «Es importante participar en estas iniciativas para nuestro futuro», afirma antes de aludir a los incendios que el pasado año acabaron con la vida de decenas personas en los distritos de Coimbra, Guarda, Castelo Branco y Viseu.
Francisco asiente con la cabeza. «Hacemos también intervenciones en Castelo de Vide y Marvao. El próximo año iremos a Santa Comba Dão», adelanta. Asegura que las zonas afectadas por incendios forestales son las que más necesitan este proyecto. «En Sierra de Gata se ha intervenido tras los incendios que hubo en los términos municipales de Acebo, Perales del Puerto y Hoyos», detalla. Sin embargo, no solo reforestan en bosques quemados. «En las zonas del norte de Cáceres es donde más se necesita», añade.
Dentro de este proyecto, también realizan actividades de educación ambiental con institutos y colegios. Lo hacen previa solicitud de centros educativos y ayuntamientos.
El próximo año quieren incluir nuevos lugares de actuación. Uno de ellas será Orellana la Vieja. También tienen la intención de llevar la iniciativa a Andalucía, Castilla-La Mancha y Castilla y León. De hecho, pondrán en marcha una experiencia piloto en zonas cercanas al Parque Natural de Doñana, que el pasado año sufrió un incendió que acabó con 8.500 hectáreas.
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