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La presa más fotogénica de Las Hurdes
Un rincón con encanto... Embalse de Arrocerezal ·
Entre laderas. Ofrece una vista que evoca paisajes de otras partes del mundo, y es una de las puertas de entrada al Valle de los tejos, donde está la mayor reserva extremeña de esta especie arbóreaParado en medio de la pista hormigonada que cruza el embalse de Arrocerezal, la impresión es estar en otro país. En alguno del norte de ... Europa, por ejemplo. Las laderas rebosantes de vegetación se apoyan en el agua, y la estampa parece compuesta a propósito para enmarcar el momento cumbre de una película romántica o para servir de modelo a un pintor hiperrealista.
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En este punto concreto de Las Hurdes, el paisaje dibuja un valle que parece acabar y empezar en este pantano del que beben Nuñomoral, Rubiaco y Cerezal. Este último pueblo es la referencia para llegar a la presa, accesible en coche. Viniendo de Nuñomoral por la carretera CC-63, hay que ignorar a Google Maps, que dirige al pueblo, donde no será posible continuar el camino por la estrechez de algunas calles. La dirección correcta es no entrar en Cerezal (alquería que depende del ayuntamiento de Nuñomoral), sino seguir por la CC-63 y tomar la carretera asfaltada pero sin pintar que hay unos pocos metros después. El desvío es a la izquierda y está señalizado.
Tomando esa vía se llega hasta el muro del embalse, que es de gravedad y tiene una capacidad de 0,194 hectómetros cúbicos. De las dos orillas del pantano surgen pistas forestales que permiten adentrarse por los bosques de la zona y seguir distintas rutas. Una de las más conocidas es la que lleva hasta el mirador de los tejos, llamado así por la especie arbórea que hay en esta esquina del mapa extremeño.
Se calcula que en la comunidad autónoma solo quedan unos 230 ejemplares de tejos, y 56 de ellos, según laDiputación Provincial de Cáceres, se concentran en esta zona de Las Hurdes. Los incendios, el pastoreo y las altas temperaturas explican en gran modo que no se produzca la polinización en condiciones suficientes para permitir que se reproduzca esta especie que la Junta de Extremadura incluyó hace veinte años en su Catálogo regional de especies amenazadas, en el epígrafe de las que están en peligro de extinción.
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Los tejos, que para los celtas eran sagrados, son famosos también por su longevidad, ya que cada ejemplar puede llegar a vivir hasta dos mil años. Los del Cerezal están declarados árboles singulares, y forman la reserva de la especie más grande de la región, que conserva otras menores en las proximidades de las gargantas de Cuartos (La Vera) y de los Papúos (Valle del Jerte).
Desde el mirador se ven estos árboles, pero acercarse a ellos requiere continuar por senderos que no están señalizados, por lo que resulta aconsejable hacer la ruta junto a alguien que conozca bien el lugar.
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Sí está bien indicado el inicio de la senda de Buñuel, que discurre junto al puente río Malvellido, afluente del río Hurdano. La ruta que recuerda al cineasta es lineal, sigue los meandros del Malvellido y llega hasta El Gasco.
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